A los 16 años, ganó la beca de Berklee College of Music, Estados Unidos, donde se graduó Magna Cum Laude, en 1993. Hoy, con catorce discos editados, el pianista Ernesto Jodos es uno de los referentes del jazz en la Argentina. Además, fuera de este género, grabó junto a Raúl Carnota, Willy González, Pedro Aznar, Mercedes Sosa y Lucho González. Premio Gardel en 2008 y 2009.
Jodos vuelve a actuar en Rosario, esta vez para inaugurar la temporada 2016 del auditorio del Parque España y para presentar un disco del sello rosarino BlueArt Records, “Relojeros (ya no quedan)”, que lo incluye como un miembro más de un grupo que integran también el saxofonista Rodrigo Domínguez, el baterista Sergio Verdinelli y el contrabajista español Javier Moreno Sánchez.
Tanto en el formato de piano solo, como en las distintas formaciones que armó desde mediado de los años 90, Jodos continúa siendo fiel en su comunitario “Relojeros” a esa profunda voluntad de forzar los límites mismos del jazz y de sonar, siempre, bajo un sonido absolutamente original, esta vez tocando composiciones propias y de sus compañeros de banda.
—”Relojeros (ya no quedan)” es un álbum de temas originales, ¿qué diferencias hay entre encarar la interpretación de un tema propio y un standar, sobre todo cuando en el jazz la improvisación es esencial?
—”Relojeros” es un disco de música original, pero de los cuatro miembros del grupo. Por eso posee varios desafíos: tocar música que no se ha tocado antes... es decir, no se pueden escuchar versiones anteriores, tocar música de compositores que están presentes en el grupo, y tocar música propia. La idea es darle vida entre todos a esta música nueva.
—¿Se refiere a algo específico el nombre del álbum?
—No, no se refiere a nada en especial. Sólo se trata de un título....
—En este disco compartís absolutamente la composición de los temas con el resto de la banda, ¿Se buscó más la idea de grupo, no tanto de Jodos más músicos?
—Esa es la idea. No es un disco mío, sino de un grupo comunitario. Rodrigo Domínguez, Sergio Verdinelli y yo somos amigos y tocamos juntos desde hace más de 20 años. Hemos tocado en varios proyectos que contienen la música de los tres. Javier Moreno es un contrabajista español que vive en Nueva York. Las cosas de la vida hicieron que él pase varios meses en Buenos Aires en el lapso de dos años, y fue ahí donde se armó la comunión musical que se puede escuchar en el disco.
—¿Cómo es componer un tema de jazz? Es decir, una canción de rock o de pop lleva una música, una letra, una intención musical más una propuesta poética, en cambio el jazz.
—En este caso, la intención poética está inserta en lo musical, y probablemente la inclusión de dispositivos más o menos únicos para poder improvisar.
—Es de suponer que escuchás mucho jazz, ¿pero qué te gusta escuchar del rock?
—Es cierto, no toda la música que escucho es jazz. Me gusta mucho escuchar a músicos de rock o del pop como Bob Dylan, David Bowie, Michael Jackson y Led Zeppelin. Tambien escucho algo de música clásica y contemporánea, además de tocarla o leerla en el piano: Messiaen, Brahms, Ligeti, Feldman, Bach.
—¿Dentro del jazz, cuál es el sonido que más te gusta escuchar?; y también, ¿qué jazz es el que más te gusta escuchar?
—Me gusta escuchar y tocar jazz que contenga un alto grado de riesgo e improvisación. Cada vez se me hace más difícil escuchar cosas que caen en patrones formales o improvisatorios que se usan sólo porque han sido efectivos en el pasado.
—¿Cómo es trasladar “Relojeros” al escenario?
—Es de lo más divertido e intenso el tocar con este grupo: música que nos propone desafíos expresivos, técnicos y de interacción entre nosotros. El nivel de comunicación musical entre los integrantes del grupo es muy alto, y estoy seguro de que el público disfruta muchísimo de eso.