Omar Pogonza, legendario y querido baterista de Rosario, falleció antenoche a la edad de 68 años y dejó un dolor inmenso en la comunidad artística local. Fue uno de los mayores protagonistas de la movida musical de la ciudad en bandas como El Angulo desde principios de los años 70 y también tuvo una destacada participación en radio al frente de su programa “El estuche” que se emitía por la FM de Radio Dos.
Pogonza había nacido un 7 de julio de 1952, en barrio Las Flores y tenía dos hijos, Valeria y Lázaro. Desde años sufría serios problemas derivados de la diabetes y el lunes por la noche tuvo una descompensación irreversible.
Aparte de su faceta como músico, y de tener un gran swing para tocar la batería, Omar también dedicó gran parte de su vida a la docencia. Con ese objetivo, fundó una academia, en Italia 1050 -que luego se convirtió en el Centro Cultural Fito Covelli- por la que pasaron muchos jóvenes que hoy integran bandas con intensa actividad en la escena local y nacional.
Además de El Angulo, “El Gordo” Pogonza, como lo llamaban sus amigos, tocó en otros grupos como Frankenstein, Crisis, Madre Pulpo y Misterio. Justamente con El Angulo tocó por última vez con ese grupo en un recordado recital en el Anfiteatro allá por 2012, meses antes de la muerte de Covelli, en un show que compartieron con Certamente Roma, Mortadela Rancia y Rosario Smowing, para evocar el rock rosarino de las décadas del 70, 80, 90 y 2000.
“Esto es un garrón, estoy hecho pelota”, dijo a La Capital Norberto “Dubi” Ramos, amigo, colega y compañero de andanzas en el incipiente movimiento rockero en Rosario de principios de los años 70, cuando los carnavales se festejaban en los clubes de barrio. “Lo conocí en los carnavales del Club Provincial cuando tocaba con El Angulo, haciendo temas de Deep Purple y Led Zeppelin y cantaba Rubén Goldin. Era impresionante cómo sonaba El Angulo”, recuerda Dubi.
El histórico baterista de Oasis también rememora el paso de Pogonza en la Asociación de Músicos y Amigos de Rosario, que organizaba en la ex sala Evita, actual Plataforma Lavardén.
“Omar siempre tuvo El Angulo, pero con distintas formaciones en las que pasaron muchos músicos. Tenía una formación para temas propios y otra para covers en carnaval”, dice Ramos, que destacó también a Frankenstein, una banda en la que tocaba el violinista Tancredo (Roby Neves). Pogonza también incursionó en el jazz con el grupo El Umbral, con el que llegó a presentarse en otros países, y le permitió mostrar otra faceta expresiva.
“Algo muy lindo en lo que trabajamos juntos fue el homenaje a Oscar Moro el 11 de julio de en 2015 al cumplirse diez años de la muerte del baterista de Los Gatos y Serú Girán. Juntamos a 22 bateros de Rosario en el Galpón de la Música en un show que vino a tocar Edelmiro Molinari, de Color Humano y Almendra, más bateristas como Oscar Giunta y Juanito Moro, hijo de Oscar. Los ensayos se hicieron en su academia y fueron inolvidables ”, dice Dubi. El 10 de julio de 2016 volvieron a encontrarse en otro homenaje a Moro, en la esquina de Buenos Aires y Rioja.
“Omar fue un maestro, muchos de los bateros de hoy salieron de su escuela. era un tipazo. Me queda el recuerdo de todo lo que hablábamos y nos cagamos de risa”, dijo Ramos, ya sin poder contener las lágrimas en charla con este diario, a pocas horas de conocerse la triste noticia.
Bonzo Morelli, otro referente del rock y blues de la ciudad, también describió al músico: “Omar fue el primer baterista que vi de muy chico hacer un solo de batería al estilo de John Bonham, tocando junto a Fito Covelli. Omar armó la primera escuela de batería de la ciudad y fue precursor en la enseñanza del instrumento y uno de los impulsores de la idea de armar el homenaje a Oscar Moro con todos los bateristas de la ciudad. Tenía el sueño de armar un set con cien baterías todas juntas. Fue muy versátil. Tocaba rock, blues, jazz”.
Morelli también lo recuerda en un aspecto más personal: “Tenía una risa muy particular y contagiosa. Alguna vez me tocó viajar con él y de sólo recordarlo me río. Tengo su sonrisa muy grabada. Un personaje entrañable, con su estatura, un gigante. Gran persona, amigo. Tenía muy buena onda, con mucho empuje y pilas. Lo tengo presente con su gorrita de cuero. Una tristeza muy grande. Encima no lo podés despedir por estos tiempos de pandemia”.
Pogonza se dio el gustazo de sacar un disco solista titulado “Identidad”, en marzo de 2018, donde demostró que además de su talento como batero también cantaba como los dioses.
Omar Pogonza - Drums Sessions
“Identidad” ofrece pinceladas de rock, blues y jazz a lo largo de diez temas en los que Pogonza le canta y le toca al amor, a los encuentros y desencuentros y a la realidad social.
El disco incluye temas propios, algunos en coautoría con Gustavo Girves, Luli Montedo, Gustavo Marozzi, Mono Hurtado y Pablo Ledesma; uno de Spinetta-Pomo-Machi, nada menos que “Durazno sangrando” en una versión con algo de blues y tango que es conmovedora; y como no podría ser de otra manera, dos temas de Fito Covelli.
En diálogo con Escenario, cuando fue entrevistado en el marco del lanzamiento de este logrado material, Pogonza apuntó: “Esto me da ganas de seguir adelante, porque ya había grabado muchos discos con El Umbral, hice giras internacionales, pero esto es mi música, mi voz y mi impronta. Y en el mejor momento de mi carrera, siento que hay más frutillas en mi postre”. Al gran baterista rosarino, salud.