Con tan sólo 23 años, Alfredo Fiorito se exilió a Ibiza en busca de un futuro prometedor. Justo cuando en Argentina comenzaba la dictadura militar, en 1976, el rosarino —que en ese momento escribía críticas de música en La Capital— decidió irse a las Islas Baleares, donde marcaría un antes y un después en la historia de la música electrónica. Vendió desde tartas hasta velas antes de comenzar a trabajar de barman, lo que, sin saberlo, era el comienzo de una exitosa carrera que lo convirtió en el DJ estrella de Europa y el mundo, creando el ritmo "balearic", que más tarde abordaría el DJ Paul Oakenfold. "Logré crear un sonido muy personal, ecléctico y sin límites. No tenía idea que luego esto significare el estar creando un nuevo estilo musical, que luego se llamo Baleárico", contó Fiorito a Escenario desde la isla en la que reside desde hace 40 años. La prensa mundial -precisamente la revista inglesa The Chaos Issue- lo catalogó como "la leyenda" (ver aparte). El diario de viaje de un artista que ya lleva más de una decena de disco editados y cautiva a miles de adeptos que sumergen sus cuerpos en un éxtasis musical infinito en la capital de las raves.
_Te fuiste a Ibiza a los 23 años en los años 70, ¿cuál fue tu primera impresión de la isla?
—Me fui en septiembre de 1976, la situación en Argentina era muy dura y fue una de las causas fundamentales para que yo dejara el país. Cuando con mi esposa pisamos Ibiza nos dimos cuenta que era el lugar que estábamos buscando: paz, libertad, alegría, todo lo que nos había faltado los ultimos meses en Argentina. Fue como llegar a un paraíso.
_¿Cuándo descubriste que querías ser DJ?
—Todo comenzó cuando empecé a trabajar en un bar que se llamaba Be Bop. Ahí era camarero, pero tenía dos tocadiscos, una buena colección de discos y un mezclador. Siempre había sido un melómano, pero al ver que subiendo un cursor del mixer y luego otro podía mezclar los discos, me sentí parte de un hecho milagroso. Con el tiempo me di cuenta que no era eso, pero fue el punto de partida de mi carrera de disc-jockey. Y luego de un tiempo de hacerlo y al ver que la reacción del público era más que buena, decidí que quería dedicarme a eso profesionalmente y comencé a desear poder tocar en Amnesia, la discoteca más alternativa y underground de la isla.
—Comenzaste mezclando música ecléctica como free jazz, funky, reggae, pop inglés, ¿cómo influyó esto en la creación del balearic?
—Comencé a mezclar rock, música española, italiana, brasileña, sudamericana y argentina. Con el paso del tiempo y el aumento de mis conocimientos de la profesión, logre crear un sonido muy personal, ecléctico y sin límites musicales. No tenia idea que podía estar creando un nuevo estilo musical, que luego se llamo Baleárico. Para mí, el "Baleárico" no es un estilo musical, sino más bien es un manera de poner la música, de mezclarla. Mis primeros sets en la discoteca Amnesia transportaba a la gente en un viaje musical, y eso era posible porque usaba todo tipo de estilos sin importar el tempo o bpm (beat per minute).
_¿Tu estilo que no respetaba el beat te ayudó a ganar popularidad?
—Esto fue fundamental para ganar popularidad, una fama internacional que yo ni esperaba. Mi único propósito era que la gente en la pista se hermanara, se conociera, que la pista transmitiera emoción y amor.
—¿Cómo fueron cambiando tus sets desde los 80 hasta ahora?
—Mis sets fueron cambiando, como fue cambiando la música. El house, desde el 85 fue muy influyente y lo sigue siendo. Siempre me gustó lo novedoso y por ello fui agregando lo nuevo a mi estilo, aunque fuera reacio a algunos estilos como el trance más intenso o el hardcore. En la actualidad, sigo poniendo clásicos de diferentes épocas como "When Doves Cry" de Prince, "Breack for Love" de Raze, "The whistle song", de Frankie Knuckles o "Burning down the house", de Talking head y muchos más. Todo esto lo mezclo con tracks nuevos y edits que me pasan amigos o que que hacemos con mi hijo Jaime.
—¿Cuánto hace que no tocás en Argentina? ¿Cómo encontrás a Rosario tanto en la escena musical electrónica como en general?
—La última vez que toqué en Argentina fue en Rosario, en la Estación Fluvial, junto al DJ Tomás Caturla, hace 10 años ya. Dicen que no hay profeta en su propia tierra. A Rosario la encontré cambiadísima, mucho más linda. No estoy al tanto de la escena musical rosarina, aunque sé que es prolífica.
—El universo del rock se caracteriza por la famosa tríada de "sexo, drogas y rock and roll". ¿Cuáles serían las palabras que mejor definen al mundo electrónico?
—Sensualidad, amor y alegría.
—¿Se puede ser DJ toda la vida?
—Tienes que tener un gran sentido de la disciplina ya que es un ambiente caótico por naturaleza. No sé todavía si se puede ser DJ toda la vida, pero intuyo, en mi caso, que no al nivel al que estoy acostumbrado.
—¿Cómo sigue tu 2016?
—Acabo de volver de un viaje familiar en Rosario. Estaré haciendo nuevos remixes en Ibiza y en febrero y marzo tocaré en Inglaterra. Luego llega el verano ibicenco con novedades que aún no puedo develar. ¡Gajes del oficio!