Willy Crook es lo más grande del funk argentino. Willy Crook fue el saxofonista de los mejores Redondos, cuando la banda grabó “Gulp!” y “Oktubre”. Apenas tenía 17 años. La leyenda dice, además, que a los 16 tocaba en los subtes de París.
Willy Crook es lo más grande del funk argentino. Willy Crook fue el saxofonista de los mejores Redondos, cuando la banda grabó “Gulp!” y “Oktubre”. Apenas tenía 17 años. La leyenda dice, además, que a los 16 tocaba en los subtes de París.
Willy Crook es un personaje histriónico, surgido en las entrañas del rock argentino de los años 80. Le gusta jugar también con las palabras, siempre entre el humor y la bravuconada.
Hace un par de años, en una entrevista para el site de rock Recis!, ante la pregunta “¿dónde te sentiste más cómodo, solo, con los Redondos o con Los Abuelos de la Nada?”, contestó, “en los tres ítems me sentí prácticamente ultrajado, me sentí para el reverendo pito”.
Hoy, más calmo, se sienta a contestar una decena de preguntas de Escenario, con humor y algo del sarcasmo, y frente a una consulta similar al del sitio web arguye que se trata de “una pregunta tendenciosa”.
Crook se reencontró, tras uno de esos “períodos grises” que él mismo define, con algunos de sus camaradas de Funky Torinos, con el fin de salir nuevamente a la ruta con temas de los varios discos editados en los últimos quince años, más estándar de jazz, clásicos del funk, el soul y el R&B. Todos esperan que el buen gusto de Crook —no sólo para elegir sus camisas— siga intacto.
En su vuelta a Rosario Crook llegará acompañado por Matías Lapunzina (teclados), Nacho Porqueres (bajo), Rocío Ditegui (voz) y Juanito Moro (batería).
Está dicho y recontradicho: el funk y el soul en Argentina crecieron de la mano de Willy Crook. “Quiero creer que sí, de hecho es tiempo de soltarlos, ¡así crecen alto, je!”, escribe el saxo-guitarrista de Balvanera.
—¿Cómo será este regreso a Rosario?
— ¡En Traffic, je! Y con muchos deseos de estar allí, en esa querida ciudad que tan buenos “gomías” me ha dado y que por varias razones hace ya rato no visitamos.
—¿Cómo nació esa combinación de funk, soul y jazz, y qué condimento argentino le pusiste?
—Nació como toda criatura, del fragor del fi-funk, entre dos entidades, la ninfa Eco y Cronos, dios del tiempo, y dada la naturaleza universal cuanto promiscua de la música, es imposible distinguir la procedencia de sus rasgos.
—¿Cuál es tu sello?
—Afortunadamente, es deliberada la carencia de sello.
— El funk te llevó en algún momento a tocar más la guitarra que el saxo, ¿por qué?
—El funk me ha llevado a mesas de reyes y a sitios en que una cabra se negaría a echarse... lo de la guitarra y el saxo obedece a mi criterio y gusto: el saxo no va en todos los temas, la guitarra rítmica, sí; en la mayoría agiliza la dirección de la banda, ya que algunos temas los compongo con el bajo o el piano.
—Hubo épocas de ostracismo y perfil super bajo en tu historia, ¿cuál de esos momentos fue el más oscuramente profundo o profundamente oscuro?
—Fueron períodos notablemente grises, como el sueño sonámbulo de un hombre sin huesos; llanos y medio-ocres, pero nada era profundo, ni claro, ni oscuro.
—¿Cómo ves el panorama del funk y el soul en Argentina?
—No estoy en condiciones de opinar puesto que tampoco estoy al tanto de lo que está pasando, lo poco que vi en los dos festivales organizados por el funkster Tony 70 me gustó. Asimismo noté que las bandas incluyen el género en su nombre, cosa que sucedió de igual modo con el blues hace años.
—Hablame del próximo disco, el décimo de tu carrera.
—Se llamará “Tropo certo” (demasiado cierto) y las letras sostienen, con necedad, o con poesía, o con lucidez lunática, la prerrogativa de un hombre ficticio de vivir en fantasía, en sueños si se quiere, encontrando a la realidad “demasiado cierta para ser buena”.
—¿Qué rescatás de aquellos años con los Redondos. Con quién tenías mejor relación, con el Indio o con Skay?
—Habida cuenta del actual estado de la relación entre ellos, no me parece muy oportuno contestar una pregunta tendenciosa, de todo modos mi mejor amigo será el que gane...
— Vos tenías 17 años cuando ingresaste a los Redondos, pero ya estabas bastante curtido. ¿Qué recordás de esa época pre-Patricio Rey?
—No sabría por donde empezar... Era un muchachito que miraba todo por primera vez, y lo veía entre asombrado y perplejo desde mis 17 años.
Por Walter Palena
Por Matías Petisce