El 38ª Festival Internacional de Cine de Mar del Plata está en pleno desarrollo. Desde el 2 y hasta el 12 de noviembre, cientos de películas, invitados especiales y espectadores pasarán por la ciudad balnearia para celebrar y reconocer el arte audiovisual. En esta oportunidad, el foco está puesto en los cuarenta años de democracia, la consolidación de “derechos fundamentales” y la importancia del apoyo estatal para la industria cinematográfica nacional.
"El cine no existe, en ningún lugar del mundo, sin apoyo estatal. Lo mismo sucede con un festival de la entidad del nuestro. Esta edición tiene lugar, fundamentalmente, por la decisión y el trabajo del Incaa y el Ministerio de Cultura de la Nación", aseguró Fernando E. Juan Lima, presidente del festival.
La gala de apertura marcó el pulso del compromiso político que atravesaría todo el festival, incluyendo a la organización, las audiencias, los cineastas y, por supuesto, las películas. Durante el evento inaugural, celebridades y figuras nacionales mostraron carteles con mensajes como “cine argentino es identidad y memoria” y “cine argentino por la diversidad”. Además, desde el espacio independiente Cine Argentino Unido, que agrupa a trabajadores audiovisuales del país, reivindicaron la democracia como valor fundamental, y apoyaron la candidatura de Sergio Massa (presente en la actividad) de cara al inminente balotaje del 19 de noviembre.
En este sentido, en el grupo consideran que el proyecto político de Javier Milei, que incluye propuestas de recorte del presupuesto público, la posibilidad de cierre del Incaa, y la relativización del terrorismo de estado de la última dictadura, son una amenaza no sólo para el cine nacional sino para la continuidad democrática del país.
Por su parte, desde la organización, afirmaron una postura clara, sin señalar candidatos. “Así como debe evitar cualquier atisbo de partidismo, el festival se presenta con orgullo (y también) como una tribuna política. Y en ella reiteramos lo que entendemos como un consenso social respecto de lo inaceptable de cualquier forma de censura, así como reclamamos que se respete la manda constitucional que impone el apoyo al cine, la cultura nacional y la diversidad cultural”, aseveró Lima.
Este “consenso social” fue expresado de forma amplia por los asistentes del festival, que aplaudieron fervorosa y consistentemente el spot que afirmaba “Cultura, memoria, verdad y justicia, siempre” y que acompañaba cada proyección.
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También hubo varias acciones y actividades destinadas a recordar “la censura y el autoritarismo” de la dictadura, que durante años limitaron “el acceso a la diversidad cultural y la libertad de expresión”. Para esto, antes de cada película se pasaron fragmentos censurados por el Ente de Calificación Cinematográfica del gobierno de facto, y recuperados por la Cinemateca Nacional Incaa y la Biblioteca y Archivo de la Enerc. Entre ellos, por ejemplo, se pudieron ver recortes de filmes de Armando Bo, entre otros.
El eje puesto en los valores democráticos quedó expresado también en la línea curatorial del festival. Aunque en las siete secciones competitivas y proyecciones especiales circularon filmes de todas las épocas, géneros y lugares del mundo, se pudo reconocer en general, y a veces en particular, un enaltecimiento de derechos fundamentales.
EL VIENTO QUE ARRASA | A RAVAGING WIND | AVANCE
“El viento que arrasa”, la nueva película de Paula Hernández (basada en la novela homónima de Selva Almada), se destacó en este ejercicio, en el marco de la competencia latinoamericana. A través de una historia pequeña y situada en el territorio, da un mensaje contundente sobre la libertad y el deseo, en relación a la religión, la familia, el género y la sexualidad. Estos grandes temas no aparecen a través de premisas narrativas pretenciosas ni eslóganes, sino de las interacciones entre personajes complejos y profundamente humanos.
De forma similar, aunque desde otro registro (un híbrido entre el documental y la ficción que apareció insistentemente en varias propuestas del Festival, vislumbrando una suerte de tradición contemporánea), “El castillo” de Martín Benchimol puso sobre la mesa las tensiones de clase (y raciales) que impregnan los vínculos afectivos y filiales generados en torno al trabajo doméstico. En una sola locación, con una sensibilidad que atraviesa la pantalla, construye un relato amoroso de una madre y una hija que heredan un castillo en un remoto paisaje rural bonaerense.
Nuevamente en ese tono entre documental y ficción, “Partió de mí un barco llevándome” (estreno mundial en la competencia internacional), de la argentina Cecilia Kang, hizo propia la memoria y las heridas históricas de las comunidades migrantes argentinas, en este caso la coreana. De esta forma, a través de una narrativa personal, la película reconstruye las tramas que muestran cómo la historia y la cultura de un país son también la suma de la de todos sus habitantes y todos sus exilios. Durante su presentación, la directora remarcó la importancia que había tenido el estado y las instituciones públicas para ella y su familia como migrantes, y la centralidad del apoyo del Incaa para la realización de películas como la suya.
Partió de mí un barco llevándome (2023) - Trailer
La película de horror “Censor”, de la galesa Prano Bailey-Bond, resonó con el contexto nacional desde el ciclo “Fantásticas: nuevas voces del cine británico de género”. El filme, que llegó por primera vez a las salas de Latinoamérica tras su estreno en 2021, se centra en una trabajadora del ente de censura británico del gobierno de Margaret Thatcher, en medio del revuelo por las “Video nasties”: una serie de truculentas de películas de terror amateurs a las que los medios y autoridades culparon por la violencia social de la época.
“Orlando: mi biografía política”, ópera prima del escritor y teórico feminista Paul B. Preciado, fue otro destacado de la primera mitad del Festival. El autor propone un relato profundo que muestra la relación directa entre diversas personas trans y el “Orlando” de Virginia Woolf, haciendo dialogar de manera notable las trayectorias vitales de los personajes con los pasajes de la novela de 1928. Con sutileza y contundencia, pone de manifiesto las problemáticas del colectivo en Francia, donde por ejemplo no existe reconocimiento legal de la identidad no binaria y donde el acceso a procedimientos de afirmación de género sigue sujeto a procedimientos patologizantes.
Finalmente, “Hora cero”, una sección devenida un clásico del Festival, hizo sentir la fortaleza de la comunidad fiel que viene construyendo desde 2009. A través de una selección de filmes de géneros como terror, ciencia ficción, y fantástico, en funciones gratuitas de última hora en el Teatro municipal Colón, la audiencia celebró periódicamente el encontrarse en torno al cine menos hegemónico, y se posicionó políticamente con cánticos contra Javier Milei.