La Televisión Pública ratifica su línea política y estética de subir a su pantalla ficciones de calidad temática, ideológica y técnica. Y el ejemplo contundente son las dos producciones estrenadas este martes: "Los siete locos y los lanzallamas" (martes a viernes, a las 22.30) y "Malicia" (martes a jueves, a las 23). En formatos de media hora, con un anclaje histórico y literario la primera, y con una base de policial negro la segunda, ambas propuestas jerarquizan la oferta televisiva, en momentos en que la llegada de Marcelo Tinelli amenaza con monopolizar el universo mediático argentino.
El mundo de Arlt atraviesa "Los siete locos y los lanzallamas", inspirado en "Los siete locos", de 1929 y "Los lanzallamas", de 1931. Ese clima de época, en el que todavía quedan resabios de cierto vacío de ideales acaecido tras el fin de la Primera Guerra Mundial y la puja entre socialistas y "oligarcas" made in Argentina, sobrevoló este primer envío, que inició la serie de 30 capítulos, con coordinación de Ricardo Piglia.
Diego Velázquez se pone en la piel de Erdosain, un inventor que es cobrador en una compañía azucarera en un trabajo que es todo rutina hasta que sucede un hecho extraordinario. Es el día que Erdosain roba de las cobranzas 600 pesos con 17 centavos (en rigor, en el texto de "Los siete locos" eran $ 600,07). Quizá como una manera de rebeldía contra el sistema, que ya demostraba al ser inventor, decide enfrentarse con su jefe, que representa el capital, el poder.
Los recursos técnicos son logrados a medias. Es que el recurso de colocar la escena sobre un fondo blanco y negro fijo para darle un tono más documental fue reiterativo y perdió el efecto sorpresa. En cambio, las actuaciones y el concepto sacaron ventaja. Tanto Velázquez como Fabio Alberti, quien ocupa el rol del farmacéutico que enuncia la frase icónica "rajá, turrito, rajá", Daniel Hendler, Carlos Velloso, Belén Blanco y Daniel Fanego llevan adelante el peso dramático de la historia, con un guiño al lunfardo y ese aire arltiano de irreverencia y denuncia.
"Malicia" tuvo un debut superior aún a la producción basada en la obra de Arlt. No sólo por el pulso y el ritmo de este policial negro, sino también por el cuidado estético en las imágenes, y las actuaciones, especialmente la de Gabriel "Puma" Goity.
Goity, paradójicamente, es policía en esta ficción, al igual que en la tira de El Trece, "Noche y día", que compite en horario. Pero así como en aquella producción da vida a un personaje gracioso y melodramático en una novela que en los guiones se cae a pedazos tras la partida de muchas de sus figuras, aquí compone a Daniel Parodi, un agente desequilibrado, torturado. Es que le mataron a su hija de 17 años ante sus ojos, por motivos aún no revelados.
Al salir el asesino de la cárcel, Parodi se desespera e irá por venganza. "La corporación judicial es una verdadera mierda", dirá al cierre del primer capítulo. Crítico, humillado, destrozado. Igual que el Erdosain, de Arlt. Dos almas gemelas que buscarán defender su dignidad, cueste lo que cueste.