Coki Debernardi cerró el 2019 con un recital y festejo: en plena calle, en 1º de Mayo y Córdoba, el Concejo Municipal lo nombró Músico Distinguido de Rosario y, después de los diplomas y los discursos, arrancó un show emotivo e inolvidable con clásicos de Punto G, temas de los Killer Burritos y hasta Fito Páez como invitado. Para este 2020 Coki tenía planeados varios shows y la intención de empezar a grabar un nuevo disco, el sucesor de “ChicoDinamitaAmor” (2015), pero ahora esos planes quedaron truncos por la pandemia, y el cantante y guitarrista está tratando de adaptarse a la vida en cuarentena, mientras sigue trabajando en la radio Sí, como conductor del programa “Hoja de ruta”.
En charla con Escenario, Debernardi habló de estos días de aislamiento, se definió como “un bicho de sala de ensayo” y aseguró que él no puede cantar sólo frente a un teléfono: necesita compartir la música con su banda y le encanta el rito casi semanal de salir tocar.
—¿Dónde estás pasando la cuarentena? ¿Cómo lo sobrellevás desde lo anímico?
—Estoy pasando la cuarentena en mi departamento, me mudé hace dos meses y todavía me estoy haciendo amigo. Por suerte estoy acostumbrado a los espacios reducidos. Vengo de vivir en un monoambiente que me preparó perfectamente para la claustrofobia. Mi estado anímico es el mismo de todos los que desean ver a sus hijos, pero no es traducible a algo concreto, porque si digo lo que siento tal vez sería un tanto incómodo de leer.
—¿Estás haciendo música, componiendo nuevos temas?
—Recién hace unos días empecé a escribir y armar algo de música. Soy un bicho de sala de ensayo y me gusta el cara a cara con los compañeros para saber si estoy haciendo algo bien o es una porquería. Espero adaptarme a esto cuanto antes, porque mis prioridades siempre estuvieron en el escenario o en la sala, y no en mi casa.
—¿Tenías planes específicos para estos meses que tuviste que postergar?
—Teníamos unos bonitos shows en este tiempo que ojalá se puedan resolver lo mas rápido posible. También habíamos planeado entrar a grabar porque ya estábamos con ganas y muy bien de audio con la banda. A fines del año pasado vino Franco Mascotti de España, que es nuestro productor y guitarrista, y se quedó acá, entonces estábamos con una banda más estable, con Ricardo Villaseca en los teclados, y teníamos mucho entusiasmo para grabar. Tenemos canciones listas, pero yo quería darles forma con el grupo. El título tentativo del disco es “Fugitivo”. Ahora estoy retomando esa canciones para ver qué formato sonoro me interesa darles.
—Hay músicos que están haciendo acústicos para transmitir vía redes sociales. ¿Te gustan estas propuestas? ¿O te parecen más interesantes otras alternativas?
—Por lo que a veces veo en las redes a muchos les dieron ganas de tocar frente a un teléfono... A mí no me gusta para nada esa situación, a nosotros nos gusta el rito casi semanal de tocar. Seguramente alguna cosa haré, pero yo necesito tener por lo menos a una persona a la par para disfrutar de algo, no disfruto casi nada que no pueda compartir con al menos una persona, por lo menos con el técnico de sonido. Apenas sucedió esto lo primero que pensamos fue en transmitir un concierto en vivo. Incluso habíamos planeado hasta que se pueda ir a sacar la entrada y que te den impreso un código para verlo. Pero después no hubo reunión posible y lo pasamos para cuando se pueda al menos juntar a toda la banda en un escenario.
—¿Qué es lo que más extrañás de la vida “afuera”?
—Lo que más extraño es ir a buscar a mis hijas, jugar con ellas y volver a tener la responsabilidad de padre a su lado. Después también extraño tener un plan realizable con la banda a corto plazo. Y de la ciudad extraño la barranca del río, vivo a una cuadra y la veo por la ventana. Extraño ir a ver pasar el agua del río, es uno de mis lugares preferidos, de día y de noche.
—En este tiempo de aislamiento, ¿aprendiste algo que te parezca valioso?
—Sí. Se me rompió un diente mal y superé el terror al dentista. Eso para mí es haber avanzado más casilleros que en la música. Cocino hace 35 años más o menos, así que tampoco descubrí ninguna ciencia, salvo la berenjena, que me empezó a gustar cuando se me rompió el diente, porque no podía comer mucho sólido.
—Y a nivel colectivo, ¿creés que vamos a aprender algo de este tiempo tan difícil y caótico?
—No soy de los que piensan que de acá salimos mejores, no soy de romantizar esta situación. Me parece todo una cagada porque se trata de la salud mezclada con la economía, un cóctel letal en la mayoría de los casos. El mundo siempre fue bellísimamente imperfecto e inútil. Ojalá seamos más solidarios siempre, no sólo cuando nos retan. Y no quiero pensar mucho en el futuro, porque el futuro siempre es la muerte. A mí no me gusta ver la calle vacía, no me gusta ver y saber que hay gente pasándola mal nunca, y menos ahora... Yo al menos cuento con la ventaja de que voy a trabajar a la radio y eso me acomoda un poco.
Los recomendados de un melómano
Se sabe que Coki Debernardi es un melómano, y no es extraño que en esta cuarentena en su casa suene música (y tal vez más que nunca). Admite que no tiene Spotify, que escucha vinilos y CDs, y que le gusta escuchar la música a volumen “fuerte”. “En estas últimas semanas descubrí que Juan Gabriel es grandísimo”, dijo sobre el ídolo mexicano. “Me gusta cómo canta y cómo dice las cosas. Le encontré una interpretación que ya no queda en los cantantes, esa exageración y esa pasión”, remarcó. Sobre los solistas y las bandas más nuevas, Coki se puso a charlar con entusiasmo y recomendó enfáticamente a algunos. “Billie Eilish me encanta, me la hizo escuchar mi hija. También me gusta Idles, una banda inglesa de punk rock. Y St Vincent me parece de un nivel artístico superior”, opinó. Sin embargo, su preferido entre las revelaciones es Perfume Genius (alias del solista Mike Hadreas). “Me parece uno de los pocos artistas verdaderos que quedan. Ahora estoy esperando que salga el nuevo disco, que ya tiene un adelanto con un single impresionante que se llama «Describe»”, apuntó.