No es muy común ver en los tiempos que corren a un cantautor como Carlos Varela. Aunque el artista cubano es medianamente conocido por su coautoría de "Tan joven y tan viejo", junto a Joaquín Sabina, y más aún por "Una palabra", Varela es la tercera pata de esa línea compositiva que se inicia con Silvio Rodríguez, continúa con Santiago Feliú y cierra (o no) en sus canciones. Ante una Lavardén con importante cantidad de público, más si se considera que el show fue el jueves y no se trata de un músico de amplia difusión, Varela ofreció un concierto emotivo y con letras profundas.
A lo largo de una quincena de canciones en dos horas de show, Varela mostró sólo una pizca de su extenso repertorio, que comenzó allá lejos en 1989 con el brillante "Jalisco Park". Es más, insólitamente quedaron afuera del debut rosarino "Guillermo Tell", un ícono en su carrera, y "Monedas al aire", pese a reiterados pedidos de los presentes, muchos de ellos también de nacionalidad cubana.
Carlos Varela se mostró sensibilizado por su debut en Rosario, a la que citó como "una tierra que dio a tantos artistas importantes". "Y también al Che", le gritaron, y asintió con cortesía. El único punto malo del show fue la excesiva presentación de cada uno de los temas, lo que le quitó ritmo al concierto.
Con la compañía del virtuoso pianista Aldo López-Gavilán y el bajista Julio César Gonzáles, un sutil tiempista, Varela arrancó con "Colgando del cielo" y siguió con "Muros y puertas", que dedicó "al maestro" Luis Alberto Spinetta, para continuar bien arriba con "Como los peces", "Blues del boxeador" (con una delicada intro tanguera) y "Siete", sin dudas una de sus perlitas.
La promocionada "Una palabra", "Memorias", de su primer disco", y "Tan sólo y tan viejo" le dio cierre a la primera parte del show, que incluyó entretenidas anécdotas con Joaquín Sabina y Charly García.
Luego de un ovacionado solo de piano de López-Gavilán, Varela interpretó un tema de su último trabajo "No es el fin", llamado "Telón de fondo", al que lo identificó como "la segunda parte de «Guillermo Tell»", en alusión a aquella canción que desafiaba los mandatos familiares en la Cuba de sus años de adolescencia.
En "Fotos de familia", Varela mostró más que nunca esa influencia de Bob Dylan, y tras el último acorde de la canción gritó "Viva Cuba libre".
En el show predominó el clima intimista, cierto aire jazzero en los sets instrumentales de piano, guitarra y bajo, y un cantante que eligió la voz potente a los medios tonos. Sobre el final, llegó "25 mil mentiras sobre la verdad", "Habáname" y "Como un ángel". Cuando se despidió dijo: "Ojalá esta sea la primera vez de una serie de recitales en Rosario". Ojalá.
Guiño a Fito
“Cerca, Rosario siempre estuvo cerca”, cantó Carlos Varela, de Fito, antes de hacer “Habáname”.