Andrés Calamaro volvió anoche a Rosario. Las entradas estaban agotadas desde hace casi quince
días y la expectativa era alta en la ciudad para ver a un compositor y cantor excepcional. El show
en Metropolitano repasó antiguas perlas que el Salmón sacó a la luz además de varios temas de su
próximo disco. Pero estuvo muy lejos del impresionante torrente de hits que esperaba el
público.
El show arrancó con evidentes problemas de sonido, desacoples y un marcado malhumor expresado en
el rostro del cantante que se extendió casi hasta el final cuando entonó algunos de los éxitos
que todos esperaban. Te quiero igual, Paloma, Crímenes perfectos, Estadio Azteca y Flaca fueron un
extásis para los miles que siguen a Calamaro y también para él que mostró una mueca de sorpresa por
tanta energía desatada y se lleno el pecho de ánimo, aunque justo cuando el concierto
terminaba.
Antes se esforzó por transitar por un repertorio "alejado de los caminos radiofónicos" como
intentó explicar en algún momento del show al que le faltaba la habitual conexión con el
público.
Después de iniciar el derrotero con Jumpin Jack Flash ensmabló con El Salmón y todo parecía
indicar que el malestar quedaría atrás para convertirse en una impecable noche. Pero no. Largó el
show acústico del que por lo menos más de la mitad de los invitados a la cena se quedaron afuera.
Mi rock perdido, Carnaval de Brasil (en diez tonos menos), Revolución, Nunca es igual / Get up, Más
duele, Output / Input, pasaron ante la atenta mirada de los calamarescos para enganchar luego con
los nuevos temas que vendrán en el disco On the rock. Todos se van, Los divinos, Me
envenenaste, El pasodoble de los amigos ausentes y Te solté la rienda, abrieron la puerta de lo que
se aproxima.
Solemne, Calamaro siguió su repertorio con piezas memorables de Honestidad Brutal y El Salmón
que pocas veces cantó en vivo como Comida china, El tercio de los sueños, All you need is pop, Ni
hablar, Para seguir, Todo lo demás y casi sobre el final disfrutó de animarse con la
intensa Ansia en plaza Francia. E incluso sorprendió al desenpolvar el tantas veces deseado
Algún lugar encontraré que escasas veces interpreta.
Junto al río acompañados por una bella luna llena hace dos años los rosarinos fueron
testigos de lo que el mismísimo Salmón calificó en el escenario como "el mejor recital de su vida".
Por eso el show de anoche dejó a todos con las ganas. Calamaro ya mostró su mejor versión por estas
tierras y no fue la de anoche.
"Ya vamos a volver con un concierto más poguero", prometió, agradeció el respeto y se
despidió como siempre ofreciendo su corazón.
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