Hay músicos de rock que siguen prefiriendo la charla telefónica o personal, el
ida y vuelta con el periodista que pregunta para poder transferir la entrevista al lector. Charly,
Fito, Gustavo Cerati y tantos otros, pertenecen a esta lista. Por ejemplo, Adrián Dárgelos puede
estar hablando 60 minutos corridos y ofrecerle a su público, a través del cronista, hasta el más
mínimo detalle de un pensamiento, de un nuevo disco o de un show. Hay otros, en cambio, que
prefieren contestar a través del correo electrónica una lista de preguntas, obviamente, sin
re-preguntas; es decir, sin ida y vuelta. Entre estos músicos se encuentra Andrés Calamaro, que
desde hace algunos años prefiere el mail a la charla, un formato que, entre otras cosas, le
posibilita calificar por escrito al cronista de "policía rockera" (imposible adivinar si sonreía o
estaba serio mientras lo escribía). Y sin derecho a réplica, claro.
Calamaro, que viene a ofrecer un show a Rosario el próximo
4 de mayo en Metropolitano, dio algunas pistas sobre el recital y también sobre su próximo disco,
"On the rock", que saldrá a la venta a inicios de junio.
—Un recital atípico el que traés a Rosario: un mes antes del
lanzamiento del nuevo disco. Lejos del anterior álbum y demasiado cerca del próximo. ¿Qué
repertorio se elige en estos casos?
—Llegamos muy bien, un recital no es menos típico por
celebrarlo un mes antes de la salida de un disco. Hace varios meses no tocamos y tenemos muchas
ganas; somos músicos para tocar, el disco no supone ninguna interferencia para la gira, estamos
deseando empezar. Elegimos el repertorio como siempre, esta vez cambiamos más canciones, estrenamos
algunas y algunas que nunca antes habíamos tocado.
Al no haber disco nuevo en la calle, ¿por dónde pasa la emoción en el
escenario?
—En mi idea general del show la emoción pasa por
cantar bien y con feeling, tocar contentos e inspirados, escucharnos bien y sonar bien; también nos
afecta bastante la buenísima energía del público que tenemos siempre.
—Ultimamente los conciertos son encuentros masivos más que recitales,
con grandes espacios en reemplazo de los tradicionales teatros, ¿esto te orienta a desarrollar un
repertorio basado en canciones ya conocidas por la gente?
—Eso le pasa más a los Rolling Stones o a AC/DC...
aunque nosotros también sentimos que venimos tocando en lugares grandes y nos acostumbramos a
manejar la dinámica del éxtasis y generar atención y euforia para todos, in crescendo y todo el
tiempo; pero también nos gusta proponer que nos escuchen con otra naturaleza de atención.
Ultimamente el público es demasiado protagonista de los recitales y los músicos nos sentimos con la
obligación de tener a la gente en permanente estado de euforia tribal, y nos gusta eso pero también
queremos tocar como si estuviéramos solos, tocar cool pero caliente, con intensidad. A los músicos
no gusta tocar en lugares medianos, nos escuchamos mejor, y disfrutamos más, pero la complicidad de
la gente es pan bendito.
—Si tenemos en cuenta los invitados anunciados en "On the rock"
—Diego el Cigala, Niño Josele, Pereza, El Langui, Enrique Bunbury, Jerry González y Calle
13—, ¿se viene un disco a pura rumba, flamenco y rap? Claro que también cuenta la trompeta
jazzera y latina de Jerry.
—No, es un disco de rock evolutivo y nuestro,
invitamos a los MC y a los músicos de jazz y flamenco, porque nos respetamos y nos queremos. A mí
me gusta mucho el arte flamenco, el jazz latino y Calle 13; ellos vienen a grabar en un disco de
rock, somos versátiles, nos juntamos. Nosotros somos músicos de rock. No tenemos un blog de rock,
tenemos un grupo de rock; claro que nos gustan los héroes del rock inglés y americano, pero también
nos gusta el arte gitano, la cumbia, la música buena y alegre, profunda y balsámica. Sinceramente
me siento mas allá de este tipo de explicaciones. Nosotros no somos "puros rumberitos", ni artistas
flamencos, ni poetas del hip hop, tampoco somos genios del latin jazz, como Jerry, y estoy usando
textualmente tus palabras, somos músicos de rock versátiles y entrenados.
Con esos invitados al disco, ¿se puede decir que el título del CD pasa más por el trago que por
lo musical?
—No, es el nombre de uno de mis barcos. Me pareció
gracioso ponerle al disco el nombre de un velero que tengo en Marbella, "On the Rock". Me parece
grosero venir a plantearme si el disco puede llamarse como se llama; no sabia que existía la
"policía rockera".
—Si la mística de juntarse a escuchar discos con amigos o de
convertir un disco en objeto de adoración en estos tiempos si ya no desapareció está en vía de
extinción, ¿qué se ganó con la digitalización de la música?
—Se ganó mucho; el CD ya era la respuesta a nuestra
plegarias, aunque ahora lo más habitual sea criticarlo; el mp3 es buenísimo; el ipod tiene una
capacidad enorme y tiene muy buen sonido; no hay nada que discutirle al formato digital, es
perfecto. Es ideal tener acceso a tanta música, poder encontrarlo todo y escucharlo todo. Ser
propietario de un disco formato físico está bien, claro, pero lo importante es la música, el
contenido y escucharlo realmente. El corazón también escucha y escucha perfectamente en un ipod. El
formato no es una interferencia para los buenos aficionados y amantes de la música.
—Si por varias décadas el rock fue el espejo del universo cultural de
una generación, ¿de qué es hoy espejo el rock?
—El rock sigue siendo una gran influencia en la
cultura contemporánea. La opinión del rock es muy respetada y, además, la realidad no es la que
reflejan los periódicos y la televisión, la realidad es el interior de las personas, la psiquis y
el latido del pueblo.
—¿La relación de los jóvenes de hoy con el rock sigue siendo tan
fuerte como en un inicio?
—Todo el mundo escucha rock y cada vez más, incluso
el rock en este idioma tiene un territorio enorme, la aldea mac y la patria grande escuchan rock
todo el día. Es muy importante pero es independiente de la actualidad en la versión del
establishment. El vínculo con el rock pasa por todos lados; por el pensamiento, por el sentimiento,
por la libertad, por la conciencia, por el deseo, por la reflexión, por la verdad y por el tiempo.
Son los diarios y las revistas los que pretenden negar la existencia del rock en beneficio del
debate político superficial, el chisme nacional, el fútbol y los condimentos de la actualidad
enlatada. El rock está en su mejor momento una vez más.