Bob Dylan sigue inspirado. Y es una buena noticia. "Together Through Life", que
se edita hoy, propone un nuevo viaje al sur estadounidense, esta vez con una de sus piernas,
enfundadas en uno de esos pantalones que usa en los últimos tiempos dignos del Séptimo de
Caballería, pisando la frontera mexicana.
Una vez más, el bardo de Minnesota cambió el rumbo de sus canciones. Esta vez,
con diez temas de una música de antiguos ángeles caídos le alcanzó para la seducción. A base de los
acordes simples del blues rural, tan primitivo como barroso. Con eso bastó para levantar otra
efigie musical. Un disco sinuoso y casi romántico producido por Jack Frost (el propio Dylan) y con
la ayuda en las letras del poeta Robert Hunter. "Somos de la misma vieja escuela, lo que hace que
tengamos nuestro propio tipo de sentido", dice Dylan en una extensa charla con su amigo Bill
Flanagan.
Por primera vez en la larga travesía de Dylan, el acordeón reemplaza a la
infaltable armónica en uno de sus discos. David Hidalgo, de Los Lobos, se encarga de acompañar
desde el acordeón al teclados Hammond del viejo Bob y a la guitarra del notable Mike Campbell, de
los Heartbreakers de Tom Petty. Además están Donnie Herron (steel guitar, banjo, mandolina,
trompeta), Toni Garnier (bajo) y George G. Receli (batería).
Por el trono. "El mundo entero es mi trono", aúlla Dylan en el disco con la
misma voz ajada de sus últimas joyas, "Modern Times", "Love And Theft" y "Time Out Of Mine". Frase
caprichosa aunque no menos cierta: ¿quién puede discutir hoy en día que el compositor de
"Hurricane" sea el más influyente cantautor del siglo XX, al menos, en lengua inglesa?
"Together Through Life" arranca con "Beyond Here Lies Nothing", tema que marca
el carácter blusero, sensual y oscuro del álbum, bastante alejado del clásico y delicado antecesor
"Modern Times".
"Creo que exprimimos todo lo que pudimos el anterior disco. Lo dejamos seco.
Todas las canciones de «Modern Times» fueron escritas e interpretadas en el más amplio registro
posible, tenían un poco de todo. Estas nuevas canciones tienen una vertiente más romántica", afirma
Dylan que explotó al máximo la tecnología aplicada a la difusión para dar a conocer su último
trabajo, desde regalar la descarga de un tema durante 24 horas por Internet a dosificar las
entregas de la entrevista con Flanagan.
En la rústica "My Wife’s Home Town" es como si tomara la voz prestada de
Tom Waits y fuera el descendiente directo de los maestros negros Bo Diddley y Robert Johnson.
También están la memorable balada "Forgetful Heart"’ y la cuasi ranchera mexicana "The Dream
Of You" que disputa la turbulenta frontera con "If You Eve Go To Houston", una pieza entre el norte
mexicano y el R&B del sur estadounidense. "Jolene" y el rockabilly tex-mex "It’s All
Good", que cierra el CD, invitan a mover la pelvis.
La gran excusa. El disco nació de lo que debía ser una mera colaboración con el
cineasta Oliver Dahan, a partir de "Life Is Hard", una balada donde la steel guitar de Herron
provoca un vuelco hawaiano y ondulante. Esta anécdota llevó al hombre de Minnesota a reconducir su
música hacia el blues más profundo y rudo, y así pudo engendrar un puñado de canciones crudas, que
encierran violencia y amores fatales, donde se aconseja a quien vaya a Houston que mantenga
ajustadas las correas de su pistola, a seguir a un frío y sanguinario asesino que acecha las calles
de la ciudad o a distanciarse de mujeres que obligan al cantante a matar a alguien.
En sus propias palabras, Dylan enlaza su nuevo trabajo con los viejos sonidos de
Sun y Chess Records, aunque con unos sorprendentes aires mexicanos y algún guiño inevitable a su
legado, al de haberse tomado medio delta del Mississippi a los 20 años, cruzar el río y emprender
su camino hacia el resto del mundo.
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