“Betibú”, la novela policial que Claudia Piñeiro publicó en 2011, llega al cine apenas tres años después dirigida por Miguel Cohan y actuada por Mercedes Morán, Daniel Fanego y Alberto Ammann. De la misma autora de “La viuda de los jueves”, que obtuvo el Premio Clarín Novela en 2005, el policial impactó al director Cohan desde el momento que tuvo el libro en sus manos y descubrió que “era una gran novela y que se podía hacer una gran película”.
Llamada a sobresalir en medio de una profusa producción de cine nacional, “Betibú” toca varias cuerdas sensibles y logra un gran resultado. En especial porque se mete en un gran debate nacional: los periodistas, las empresas de medios y el poder empresario y de las corporaciones.
El policial se desarrolla desde la redacción de un diario de la Argentina, un imaginario El Tribuno, que no es el de Salta, y hace centro en un crimen que ocurrió dentro del country La Maravillosa.
El filme atrapa desde varios flancos, y explora con éxito los universales del cine: suspenso, amor, contexto político de época, tensiones y vínculos del periodismo con el poder y un desenlace redondo, contundente. Que opera en los espectadores bastante más allá de un mero entretenimiento de algo menos de dos horas.
“Adaptar una novela es tanto o más arduo que escribir un guión original. Uno tiene un material previo demasiado extenso para colocar dentro de la película”, explicó Miguel Cohan en exclusiva para La Capital, sentado junto a los tres principales actores en un hotel de Maipú al 900, del microcentro de Buenos Aires.
Del libro a la película hay un tránsito que puede preservar la idea original o transformarla en otra cosa; en ese sentido Cohan dijo: “Tomamos partido, decidimos hacer una película bastante fiel a la novela, conservando su centro”.
Respecto del impactante final, el que fuera director y guionista de “Sin retorno” (2010), entiende que por tratarse de un policial, “la pregunta es quién fue el matador. Y la respuesta queda planteada. Aunque el campo de interpretaciones sobre el desenlace sí puede queda más abierto”.
Nurit, la escritora que vuelve. Del teatro primero, y de la comedia televisiva que le dio visibilidad masiva, luego, Mercedes Morán siente que llegó al cine “de grande”. “Y tuve un enamoramiento fuerte. Me gusta el cine porque siento que es el lugar dónde más me queda por aprender, de las tres expresiones es la que menos conozco. Por eso me resulta atractiva”, explicó.
“Encuentro placer en ejercitar la entrega al director, algo propio del cine. Y también el tiempo que insume la grabación de una película, intenso pero acotado a una cantidad de semanas. Por lo demás, disfruto de esos momentos de espera entre escena y escena, que suelen ser criticados por algunos colegas. Por el contrario, para mí son momentos muy reveladores”, amplió la actriz que personifica a Nurit, una escritora en retirada que sin embargo es tentada a regresar a su oficio a partir de una historia que la atrapará inexorablemente.
Nurit Iscar (Betibú) traslada el vínculo afectivo a su trabajo, “como buena mujer”. Saliendo de una crisis, de una relación con un hombre “inadecuado”, las mujeres “solemos quedar como ciegas en esos momentos, no vemos ningún otro hombre”.
Morán, que actualmente es una de las protagonistas de la tira “Guapas” en El Trece, refiere de este modo a un aspecto significativo de “Betibú”, cuando una mujer es cortejada pero no lo percibe.
“En primera instancia aparece Jaime Brena (Daniel Fanego), que la mira, pero que Nurit no lo ve. Sin embargo, serán las amigas de Nurit las que le advertirán a tiempo: “Acá hay alguien que te está queriendo bien”.
—A Nurit la historia la va introduciendo, casi forzosamente, pero termina atrapada. ¿En esa transformación radica el atractivo principal del personaje?
—Ella necesita de tanta invisibilidad que se va convirtiendo en escritora fantasma. A lo largo de la película se le va revelando que todo ese saber que creía tener de su oficio, escritora de novelas de policiales, contrasta con la realidad y toma conciencia del abismo que separa la realidad de la ficción. Se trata de una mujer poco expresiva. Hacerlo fue un desafío en varios sentidos, me introdujo en un género que nunca antes había transitado, en un personaje muy difícil. La imaginación es imbatible para quien leyó la novela (de Claudia Piñeiro), porque recortar en un personaje de alguna manera siempre pone un límite a la imaginación.
—Sin embargo, da en el punto clave, descubre que “falta una foto”.
—Aborda la investigación con su intuición y con los conocimientos que cree tener, que ella cree basto, pero que resulta precario a la hora de la realidad. También hay que decir que en la película sentí que el personaje de Nurit es muy cercano a mí. Normalmente me protejo actuando mujeres que son distintas, en este caso me dio pudor.
—El policial periodístico, la “no ficción”, tiene expresiones sobresalientes en obras como “Operación Masacre”, de Rodolfo Walsh, y en “A sangre fría”, de Truman Capote. ¿Te aproximaste a esos trabajos para construir “Betibú”?
—Vimos películas policiales, hicimos todas las aproximaciones que sentíamos que necesitábamos. Es como una carrera de búsqueda que dura un tiempo y luego uno se olvida. Como quien se moja y luego sigue. La idea es encontrar en la naturaleza qué resuena y qué no.
Finalmente, Morán señala un aspecto también atractivo de la película que se estrenará el próximo jueves 3 de abril: “El country La maravillosa, un lugar seguro donde sucede la escena tan temida es un buen detonante, una combinación atractiva”.
Y remató: “Siempre pensé que generar misterios intensos a la luz del sol es mucho más interesante que por la noche, donde los miedos, los fantasmas, están a la vista”.