"Estas son las alternativas que venimos viviendo en las distintas familias, de Edipo para acá", dijo con humor Arturo Bonín sobre "Tarde", la obra que presenta mañana, a las 21, en el teatro La Comedia (Mitre y Cortada Ricardone). El actor se sumó a la convocatoria de la directora Lorena Barutta que le llegó a través de Claudio Tolcachir, director de Timbre 4. A ese grupo están o estuvieron ligados los integrantes del elenco, entre cuyos miembros se encuentra el rosarino Jorge Noguera (ver aparte). Todos están al servicio de un texto de Fabián Saad en el que la homosexualidad de un hijo es el disparador para hablar de temas que superan las circunstancias individuales. "La célula de la sociedad es la familia, que si se hace una proyección, la sociedad en general también se ve conflictuada", afirmó el actor.
—¿Cómo le llegó esta propuesta?
—Es una propuesta totalmente distinta. Lo primero fue una convocatoria de Claudio Tolcachir diciéndome que una directora de Timbre 4, que es profesora y directora, quería que leyera la obra. Leí el material, me pareció valiente, bien contado. Tenía la particularidad que desde la dramaturgia tiene un personaje muy concreto en la cabeza de los actores y,en la de los espectadores, pueden ser más nebuloso, pero a medida que avanza se van aclarando su rol, Y lo que cuenta, desde dónde lo cuenta. Habla de familias y de aquellas oportunidades que perdemos por no aclarar determinadas cosas y que cuando intentamos hacerlo casi siempre llegamos tarde. Y llegamos tarde porque no tenemos ganas de encarar una situación dolorosa o conflictiva bien porque no tenemos herramientas. Y hay veces que la obstinación determina que siempre va a ser tarde, que no hay posibilidad de recomponer nada. Y estas son las alternativas que venimos viviendo en las distintas familias, de Edipo para acá. Toda familia es disfuncional (ríe).
—Es un planteo que se podría llevar a un plano más general, a una sociedad disfuncional...
—También, claro. La célula de la sociedad es la familia, que si se hace una proyección, la sociedad en general también se ve conflictuada. En este caso es una situación conflictiva que se produce entre un padre y un hijo, donde el hijo es homosexual y el padre acepta a regañadientes esa opción sexual de su hijo, Pero el hijo entiende que la aceptación por parte del padre siempre fue seguida por una suerte de chantaje, de presión, de una cantidad de cosas que no correspondía, que tendría que haber sido más amplio. También el padre le dice que él fue formateado de esa manera, con una educación determinada, que tampoco podía aceptar libremente algo que para él estaba mal. Son estos saltos generacionales en los que uno se encuentra, yo por lo menos. En este momento me encuentro entre mi nieto y mi hijo, y me tengo que adaptar a mi nieto y a la vez tengo cuentas pendientes con mi hijo, como todo padre.
—De todas maneras la homosexualidad no es el tema central...
—La homosexualidad se utiliza como un disparador para hablar de otros conflictos y tocar otros temas. Hace treinta años pasaba otra cosa. Yo tuve la experiencia con "Otra historia de amor", una película que en los 80 tuvo un derrotero bastante interesante con respecto a la mirada sobre el tema (ver aparte).
—¿Cómo fue su experiencia en aquel contexto?
—Muchos compañeros míos me llamaron para decirme "Arturo no lo hagas, después te van a llamar para hacer siempre de puto"... Hay que aclarar que en aquel contexto había que hablar con absoluta claridad (ríe). Y yo les decía "pará loco, nosotros convivimos con esta realidad, nosotros tenemos compañeros que viven en pareja hace años, y son gente divina, respetuosa el uno del otro y del entorno, no hacen proselitismo". Les daba una serie de argumentos pero igual me decían, "sí, pero hay que protegerse".
—¿Cómo le resultó sumarse a un proyecto por fuera del teatro comercial?
—Tal vez no con la experiencia o con el desarrollo que pude haber tenido durante muchos años en el teatro por un tema de edad, pero es gente muy talentosa, preparada y capacitada. Lorena es una directora con una capacidad de observación realmente interesante, ella me puso el ojo para este personaje, y creo que a mí me hizo un favor enorme porque me llevó a aclararme muchas cosas. Pero además esto del teatro es redondo. El lenguaje es exactamente el mismo estando arriba de un escenario durante muchísimo tiempo o con historias mas breves, pero teniendo el mismo concepto de lo que debe ser, lo que tiene que ver con la entrega, con la mirada y la aceptación del otro. En ese sentido no hubo diferencias, al contrario. Fue nutrirse uno del otro. Un poco en joda yo digo "voy una vez por semana al teatro, los vampirizo un rato y tiro toda la semana" (risas). Es gente joven, me da pila, me alimenta, me estimula.
—¿Tiene otros proyectos?
—Sí, estoy ensayando con Hugo Urquijo y Graciela Dufau, Rita Cortese y Virginia Inocenti una versión de "Doña Rosita, la soltera", para mayo, en el teatro Regio. Con mucho susto porque es la primera vez que hago García Lorca. Digo que lo español es una cosa y García Lorca es otra, como Valle Inclán. Son figuras muy particulares en el espectro teatral español y toda su historia. Es un proyecto del gobierno de la Ciudad de Buenos Aires que iba a ir en el San Martín, pero com está cerrado hasta fin de año (por refacciones) pasaría al teatro Regio. Y con Lorena tuvimos un excelente encuentro y nos confesamos admiradores de Alessandro Baricco. Yo tengo un metejón con "Océano Mar" y ella también y tiene los derechos para hacer la adaptación teatral. Y me partió la cabeza.
—¿Siente como una carencia no estar en televisión, o puede vivir sin eso?
—No, yo nunca me desprendí del teatro. El teatro para mí es un cable a tierra, un anclaje a la realidad. Yo hice televisión, con mucho esfuerzo, con 8, 10 o más horas por día, y después hacía funciones de teatro que me cargaba las pilas. El teatro me propone un refugio, un lugar de descanso. Obviamente que la televisión da una trascendencia y da la posibilidad además económica de poder seguir haciendo teatro también. Pero bueno, hace 40 años que vivo con una excelente administradora que también tiene sus recursos. Es ella la que maneja la economía de la casa y eso nos da bastante tranquilidad (risas).