"Apollo 10 1/2": Contame cómo eran las cosas

Tal vez como consecuencia de la mediana edad, o como un necesario ejercicio de introspección, algunos de los mejores cineastas de las últimas décadas se han volcado recientemente a revisar el pasado desde su propia infancia y adolescencia. Empezó Alfonso Cuarón con “Roma” y siguieron Paolo Sorrentino (“Fue la mano de Dios”), Paul Thomas Anderson (“Licorice Pizza”) y Kenneth Branagh (“Belfast”). Ahora llegó a Netflix la nueva película de Richard Linklater, “Apollo 10 1/2”, y resulta que este filme animado también apunta en ese sentido. El director de “Antes del amanecer”, “Escuela de rock” y “Boyhood” _ un gran observador del paso del tiempo y sus efectos_ se concentra acá en una historia semiautobiográfica sobre su infancia en Houston (Texas) a fines de los años 60, con la carrera espacial y la llegada del hombre a la Luna como fondo.

Al igual que en “Despertando a la vida” y “Una mirada a la oscuridad”, Linklater recurre en “Apollo...” a la rotoscopia (la técnica que consiste en reemplazar las escenas de una filmación real por dibujos “calcados” sobre cada fotograma), lo que le da a la película un aire de cuento nostálgico y fantástico. Su protagonista y alter ego es Stan, un chico de diez años (el menor de seis hermanos) que vive en un barrio blanco de clase media en Houston, muy cerca del centro espacial de la Nasa, donde en ese momento estaban posados los ojos y las expectativas de EEUU. El padre de Stan trabaja como administrativo en la Nasa, y el chico tiene sus propias y secretas fantasías con convertirse en astronauta, pero la carrera espacial funciona como excusa para que Linklater despliegue su visión de aquella época desde la mirada de un niño, una mirada que no olvida el contexto pero que es sensible sobre todo en los detalles.

Para Stan (que narra desde su versión adulta con la voz en off de Jack Black), los conflictos más espesos de la época (el racismo, la guerra de Vietnam, la Guerra Fría con los rusos, los magnicidios) eran asuntos que sucedían en la TV, mientras él y sus hermanos jugaban en la vereda con total libertad, iban al cine o al bowling y se peleaban para ver quién se quedaba con la pantalla de la tele para ver sus series y dibujitos preferidos. El director también recuerda el terror a los castigos físicos en la escuela y esa sensación de derrota de los domingos a la noche, cuando faltaban pocas horas para regresar a la rutina escolar. Pero todo está tamizado por los momentos más felices y graciosos, y el poder de la imaginación que a esa edad disfraza cualquier frustración o miseria.

Mientras el Top Ten de Netflix está encabezado por películas descartables como “Granizo” o telenovelas como “Café con aroma de mujer” (y otros productos similares que el algoritmo insiste en mostrar), la plataforma de la N roja apenas si publicita una gran película como “Apollo 10 1/2”. Bueno, no hay que dejarla pasar.