Esta noche Jorge Rojas da el segundo recital en el teatro Broadway. El show se
trata de un recorrido por los tres álbumes solistas del ex Nochero con el agregado de danzas e
imágenes que van pintando el periplo musical, desde Tilcara y el Chaco salteño al puerto de Buenos
Aires y los Hielos Continentales.
El músico nacido en Neuquén y criado en el Chaco salteño, en una entrevista con
LaCapital habló de su infancia en el monte, las primeras canciones, los bailes de los mayores, Los
Nocheros y hasta de la "noche negra" en el Chateu Carreras.
—El folclore no es un género que tenga una mayoría de público femenino,
pero en tus shows predominan las fans. ¿Por qué?
—Creo que tiene que ver con las canciones de amor que descubrimos en este
camino del folclore, detrás de "Canción del adiós" de Horacio Guarany o de otras grandes canciones
que a mí me gustaba cantarlas desde chico. Creo que la mujer es más sensible a estas canciones y a
mí me gusta mucho cantarlas.
—¿Te ves como un representante del folclore?
—Sí, claro. El 80 por ciento de mis canciones son folclóricas. Es cierto
que tengo mis canciones de amor pero eso no me aparta de lo que hago. La cuestión pasa por ser más
abierto.
—¿Hay algo que no te guste del ambiente folclórico tradicional?
—Cuando era más joven podía renegar de que la tradición era rígida y que
no le daba lugar a los que hacían algo nuevo, pero no es así. Con el tiempo vi que hay gente que
vive la tradición de una manera y otras generaciones la vivirán de otra forma.
—Como compositor, ¿hay algún ritual para hacer una canción?
—En realidad, arranqué a componer un día por necesidad. Yo siempre tuve
facilidad para silbar melodías que no tenían que ver con otras, así que primero me puse a trabajar
melodías que era donde más cómodo me sentía; aprendí cómo son las frases melódicas, cómo es la
estructura de una canción. Y así comencé un día a escribir las primeras líneas. Para esto trato de
buscar momentos y el lugar. Para grabar un disco primero dejo de hacer giras, de ensayar. Para esa
primera etapa me voy al monte chaqueño con mi viejo y ando por ahí escribiendo y metiéndome en las
historias. Es el momento justo para conectarte con la canción. Después de tener la canción viene la
segunda parte, que es empezar a cantarla, tocarla y arreglarla, ya con la ayuda de otros
músicos.
—¿Qué extrañás de Los Nocheros?
—Tengo un amor profundo por las cosas que me pasaron en el grupo. Hubo un
momento en que Los Nocheros hacían sonar un acorde y todo era mágico. Lo de Los Nocheros fue muy
fuerte. Hay veces que extraño cantar algunas canciones, pero hoy también estoy viviendo momentos
muy lindos frente al escenario. Son cosas diferentes.