La noticia shockeó a todo el planeta. “La muerte de un héroe”, titulaban los diarios. “El sueño terminó”, decían las pancartas de los miles de fans que se reunieron al otro día en el Central Park de Nueva York, frente al Dakota. Ahí nació el Lennon legendario, el mito, el de los posters, el de “Imagine” como himno. Su imagen juvenil y rebelde quedó un tanto atrás, encapsulada en la gloria de los Beatles, mientras emergía su figura de lentes de marco redondo y pelo largo, a veces desafiante, a veces contradictoria, eternizada en un puñado de fotos. A lo largo de las décadas se multiplicaron los homenajes, los discos póstumos, las grabaciones encontradas y hasta las teorías conspirativas sobre su asesinato. Mientras tanto, la pregunta ¿cómo sería John Lennon hoy? se repitió demasiadas veces sin ninguna respuesta certera, con un gesto de resignación y tristeza.
En esa misma dirección apuntó Gustavo Lorenzati, conductor del programa “Gira mágica” y fan de los Beatles. “En realidad el sueño de los 60 había finalizado mucho antes. En los 70 se fue apagando lentamente esa llama que tantos habían encendido. Pero el 8 de diciembre es un hito en la historia del siglo XX para varias generaciones porque Lennon, como parte de los Beatles fundamentalmente, influyó en la vida de millones de personas. También es cierto que, con el paso de los años y la llegada de nuevas formas en lo social y en lo musical, esa fecha ya no tiene el peso de lo que significó en su momento, más allá de que se la recuerda siempre”, explicó.
Cuando se recuerda a Lennon como el ícono cultural asesinado en 1980 se piensa inmediatamente en su etapa solista, en discos como “Imagine” y “Double Fantasy”, y en su figura pública más militante y pacifista. Al menos en un sentido masivo de ha manifestado de esa manera. “Esa visión en particular es responsabilidad del mismo John, la de crear su imagen por fuera de los Beatles: la creación del mito de John & Yoko”, dijo Tiago Galíndez, músico y estudioso de la obra de los cuatro de Liverpool. “Sin embargo, hay cosas que son curiosas”, aclaró. “Su etapa fuertemente politizada duró apenas algunos años a comienzos de los 70. Cuando consiguió su ansiada residencia en EEUU, aquel Lennon activista se transformó en un Lennon en crisis matrimonial y artística, que con el nacimiento de su segundo hijo se recluyó en su departamento y se la pasaba viendo la tele. John tuvo muchos momentos en los que se metía a fondo con algo y se entregaba por completo, pero no era constante”, observó.
Según detalló Galíndez, en Lennon habitan muchas personas. “Está el rebelde que empezó a incomodar desde temprano con «el los de las sillas baratas aplaudan y los demás sacudan sus joyas» cuando tocó para la reina, o el de «los Beatles somos más populares que Jesús». Después estuvo el Lennon lisérgico con sus campos de frutillas eternos, el que se entregaba al Maharishi buscando respuestas en lo cósmico y la religión, el John que lo dejaba todo por Yoko, el edulcorado de «Imagine», el político de «Woman Is The Nigger Of The World”, el borrachín perdido de «Whatever Get You Through The Night», y el marido y papá responsable del final. Creo que, con su muerte tan traumática, nos aferramos al Lennon que más le podía hacer frente a la oscuridad del mundo. Y como suele suceder, a la industria esa es la imagen que mejor le sienta. Incluso a Yoko”, remarcó.
A principios de los 70 John Lennon pasó por un período muy intenso de activismo. El gobierno de Richard Nixon le negó durante años la tarjeta de residencia en EEUU por su agitación permanente contra la Guerra de Vietnam, lo espió y quiso deportarlo. Directa o indirectamente, esta etapa quedó reflejada en clásicos como “Imagine”, “Working Class Hero”, “Power To The People” y “Woman Is The Nigger Of The World”.
Lennon ponderaba el pacifismo, criticaba la explotación del sistema capitalista y apoyaba la lucha feminista en canciones que, con matices, podrían releerse desde la actualidad.
¿Hay un legado político en la obra del ex beatle? ¿Cómo nos interpelan hoy estas canciones? “Definitivamente hay un legado. Y diría que algunas de sus canciones se deben guardar como discursos de estadistas de época”, dijo Gustavo Lorenzati. “Claro que algunas tienen un significado mucho más contundente desde lo social, como por ejemplo «Working Class Hero». Pero en otras adivino un legado más romántico que político: temas que son un fresco de época y nos regalan la oportunidad de saber como se veía el mundo con sus posibilidades de mejorarlo, como en «Imagine», o cómo la unión de las masas era capaz de generar cambios, como en el caso de «Power To The People»”, se explayó.
Sin embargo, agregó el periodista, “si bien para cierta franja etaria estas canciones aún tienen un sentido, no estoy muy seguro de que en los códigos de hoy puedan entenderse o actualizar su significado. Lo que comenzó a escribirse en los 60 demolió viejas estructuras y abrió puertas hacia nuevas libertades, pero supongo que es una historia que se repite cíclicamente”, arriesgó.
WORKING CLASS HERO. (Ultimate Mix, 2020) - John Lennon/Plastic Ono Band (official music video HD)
Para Tiago Galíndez, “Imagine es un himno porque aún podemos sentirnos parte del mensaje, porque seguimos queriendo todo eso. Quizás en algún momento, de haber continuado en esta vida, Lennon nos hubiera dicho: «Ey muchachos, no alcanza con imaginar, hay que ponerse a trabajar para hacerlo real»”, comentó entre risas. Por otro lado, el músico que lidera el grupo Tiago y los Pájaros destacó la vigencia de “Woman Is The Nigger Of The World”, “un tema (por la lucha feminista) que hoy está en boca de todos”. “En su honestidad brutal, John se bancaba ponerse ahí a cantar esta canción, admitiendo un pasado machista y violento. Es el mismo caso que ahora vemos con Maradona: Lennon no quiso ser un ejemplo, pero estuvo en el ojo de todos. Es su humanidad lo que nos apasiona. John nos quiso mostrar que podemos convertirnos en mejores personas, incluso mostrándole al mundo sus errores, sus demonios y cómo se sufre en el camino”, reflexionó.
Sus mejores discos como solista: “Plastic Ono Band” e “Imagine”
Nadie discute la carrera y la discografía de los Beatles. Sin embargo, la discografía de John Lennon como solista ha sido calificada históricamente como “despareja”: va de álbumes notables como “Plastic Ono Band” (1970) e “Imagine” (1971) a otros bastante flojos como “Mind Games” (1973) o “Walls And Bridges” (1974). “Dentro de los Beatles, Lennon tenía en Paul McCartney un socio compositivo a su altura. Da un poco de vértigo pensar en lo que hicieron esos dos pibes entre 1963 y 1969”, dijo Diego Giordano. “Es cierto que su carrera solista está tildada de despareja, pero lo mismo puede decirse de cualquier artista, nadie puede llegar a su nivel más alto y mantenerlo en todos los discos. Mi disco preferido es «Plastic Ono Band». Pocos álbumes son tan intensos, ahí el tipo estaba en carne viva. Y «Isolation» está entre mis canciones favoritas de Lennon”, apuntó.
“Los cuatro Beatles por separado tuvieron carreras desparejas, pero John lamentablemente tuvo menos tiempo y sus pocos trabajos como solista nos muestran a un Lennon que por momentos perdía la dirección o estaba desenfocado”, comentó por su parte Tiago Galíndez. El músico rescató como su disco preferido a “Imagine”. “Ese álbum tiene todas las cosas que nos gustan de él: su humanidad, su rabia, su humor, su sentido rítmico y melódico, sus contradicciones y su gusto como productor para que el tecnicismo no se coma a la pasión. «Plastic Ono Band» quizás sea su gran obra solista, pero hay que estar bien emocionalmente para enfrentarse a los demonios de John, que son muy dolorosos”, señaló.
JEALOUS GUY. (Ultimate Mix, 2020) - John Lennon and The Plastic Ono Band (w the Flux Fiddlers)
“Fuimos a un bar de Córdoba y Corrientes y lloramos a dúo”
Ricardo Miechi recuerda perfectamente aquel 8 de diciembre de 1980. No es para menos. Es fan de los Beatles desde la secundaria, con los años se convirtió en el mayor coleccionista rosarino de la banda y en 2012 abrió Beatmemo, el bar temático de los cuatro de Liverpool que además es museo con un Timeline de la historia del grupo. Ricardo es médico de profesión. Aquel diciembre del 80, mientras llegaba al Hospital Italiano para practicar una operación, se enteró por la radio de la noticia más triste: John Lennon había sido asesinado. Unas horas más tarde se encontró con su amigo y también fan Ricardo Domanico. “Nos sentamos en un bar de Córdoba y Corrientes a llorar a dúo”, dijo a Escenario. “Había una certeza: los Beatles nunca más podrían reunirse”, rememoró.
Domanico, que tiene un master realizado en EEUU sobre la música de los Beatles, también recuerda bien el impacto de ese día. “Estaba en un pasillo de los Tribunales de calle Balcarce, y un amigo, con el cual habíamos desarrollado nuestros estudios y compartíamos gustos musicales, se aproxima y en un susurro me dice: «Ritchie, asesinaron a John en Nueva York». Fue un golpe terrible”.
En su análisis histórico de esa fecha, Domanico reflexionó: “Todo tipo de asesinato queda marcado en una memoria colectiva, y en ese sentido se podría nombrar al de Gandhi o Martin Luther King. Pero, desde mi perspectiva, Lennon y su arquetipo Enorme, así con mayúsculas, los comprende a todos”. Asimismo describió a Lennon como “un iconoclasta”, desde sus primeros a sus últimos días. “John es el niño de Liverpool, erudito y algo pandillero. Es el que grita a los alemanes en Hamburgo un rock and roll durísimo, filtrado por un «blanquito» de Liverpool. Es el que debe ser contenido para que no critique la represión en Chicago (en 1969) y la guerra de Vietnam, o al que se le pide que sea cortés al devolver su MBE a la reina. El Lennon de Nueva York, el de los años 70, sigue esa secuencia un poquito anárquica, pero tremendamente inconformista”, subrayó.
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Ricardo Miechi junto a los autógrafos de los Beatles.
Tanto Miechi como Domanico atesoran en su colección algunos objetos relacionados con la historia de Lennon. El primero valora en especial un autógrafo de John que fue enviado por el primer Beatles Fan Club a su entonces novia y actual esposa. El segundo guarda la primera edición pocket de los libros “In His Own Write” y “A Spaniard In The Works”, comprados en Buenos Aires en 1965, el mismo año en que se editaron originalmente, cuando eran inconseguibles e ignorados.