El 20 de julio de 1973, en circunstancias que cuarenta años después siguen despertando dudas, murió el actor chino-estadounidense Bruce Lee, destacado cultor de una línea de Kung Fu que impulsó a toda una generación en todo el mundo a internarse en el mundo de las artes marciales.
Innovador nato, figura icónica y estrella cinematográfica con vuelo propio, Lee nació en el año y en la hora del Dragón de un 27 de noviembre de 1940 en San Francisco, hijo de un artista oriental integrante de la troupe de la Opera China Cantonesa, y de Grace Ho, con quienes poco después marcharía rumbo a Hong Kong, donde ya adolescente, comenzó a practicar Wing Chun Kung Fu, para luego crear su propio método de combate, el Jeet Kune Do.
Lee, que estudió filosofía en la Universidad de Seattle, en donde prestó especial atención a los pensamientos de Hegel, Marx, Krishnamurti y Spinoza, entre otros, murió temprana y sorpresivamente cuando tenía 33 años y poco después de tomar un analgésico, en un fallecimiento rodeado, hasta el día de hoy, de un fuerte misterio.
Su primera aparición en el cine fue en “Tears of San Francisco” cuando tenía dos meses y la segunda al cumplir 6 años, ya en Hong Kong, en “Bird of Mankind”, donde apareció en títulos como Li Shiu Loong, que significa Pequeño Dragón.
A los dieciocho años, Lee volvió a Estados Unidos con solamente 100 dólares en el bolsillo, y algunos años después se supo que su padre lo envió allí para reclamar la nacionalidad y alejarlo de la Tríada (mafia) china.Trabajó como lavaplatos en San Francisco y comenzó a dar clases de artes marciales para poder sobrevivir.
A una larga etapa dedicada a su cuerpo siguió otra dedicada a la mente, que arranca a comienzos de la década del 60 en la Universidad de Seattle, al tiempo que perfeccionaba su propio estilo y se vinculaba con diversos entrenadores, fisicoculturistas y gente relacionada con Hollywood. Lee fue convocado para la guerra de Vietnam, pero su preocupación terminó después de la revisión médica, cuando fue declarado no apto para el servicio militar por tener el arco del pie muy alto, igual que un testículo más alto que el otro y algún problema de miopía.
El enseñar Kung Fu a gente de cualquier origen no fue del agrado de la comunidad china más ortodoxa, quien lo retó a un combate en el mismo lugar donde daba clases, con el gran maestro Shaolin Wong Jack Man, en el que si perdía debía renunciar a la enseñanza. Lee salió triunfador y desde entonces comenzó un entrenamiento más duro, dando forma definitiva al Jeet Kune Do
En 1965, Lee y su esposa Linda Cadwell tuvieron su primer hijo, Brandon, y pocos días después murió su padre, por lo que regresó a Hong Kong, y a su vuelta recibió la primera propuesta como actor en su país de nacimiento, para una serie sobre Charlie Chan, que poco después fue aplazada.
“Operación Dragón” fue su primera y única película completa en los Estados Unidos y se cuenta que durante el rodaje Lee recibía insultos y amenazas de miembros de la mafia china que habían sido contratados como extras.
El 20 de julio de 1973 Lee llega al departamento de su amiga, la actriz Betty Ting Pei, cuando dice tener un insoportable dolor de cabeza que le hizo recostarse en la cama, tomar un analgésico y dormirse profundamente, para luego entrar en coma y morir en el traslado al hospital.
Tras varias versiones (la más insólita fue la de “el toque de la muerte” que le habría propinado un karateca oriental) se cree que la causa fue la rotura de un aneurisma o una complicación derivada de un ataque de epilepsia que tiene como desenlace la muerte súbita, consecuencia de una tremenda inflamación cerebral.
La maldición de Lee, tal como algunos denominaron a su temprana muerte, se replicó dos décadas después en su hijo Brandon, también actor, que durante el rodaje de “El cuervo”, en 1993, cuando tenía 28 años, recibió disparos de balas de verdad en lugar de las de fogueo, que le provocaron la muerte. (Especial / Télam)