"En las escuelas el orden de la comunicación se rompió hace rato y se agravó con la pandemia. La comunidad entra, grita, denuncia, va al choque y luego nos pregunta qué paso". El retrato de la situación escolar actual en el Jardín N° 41, lo da una docente en la concentración que se realizó este lunes al mediodía en la plaza San Martín.
La muchacha es una de las 12 docentes a a cargo de 120 alumnos, en el jardín de zona oeste (Gutenberg 2157) y es una de las tantas que dio el presente en la marcha convocada por el gremio de los docentes de escuelas públicas (Amsafé) en respaldo a la comunidad escolar del Jardín 80, de barrio Las Flores. En las puertas del establecimiento se vivió una pueblada con balas, corridas, cascotes y heridos el viernes pasado, luego que una madre denunciara un supuesto abuso a su hijita, por parte de un docente de Educación Física.
El jardín N° 80 hoy continuaba sin clases por resolución ministerial. Y la medida se replicó como prevención y para calmar los ánimos, en las otras dos escuelas de la cuadra: la N° 1257 y la especial de Clavel al 7200. Sobre llovido mojado, en tres lugares donde además de dar clases se almuerza.
"La suspensión de clases no parece ser solución en escuelas donde los chicos comen. Necesitamos que el Ministerio decida cómo seguimos", dijo la maestra Marisa Aybar de la N° 1257. Y la postura es atendible, pero también la posición de algunos padres quienes aún atribulados por lo que se vivió el viernes tras la denuncia de abuso y a horas de que la escuela aledaña sufriera su robo número 15 (este último dejó al establecimiento sin tanques de agua), piden garantías de seguridad antes de volver a mandar a los chicos a la escuela.
Movilizadas e indignadas
Maestras de distintos jardines y escuelas de la ciudad concurrieron a la la concentración de la plaza. Cerca de las escalinatas de calle Santa Fe se colgó un cordel con delantales pintores como los que suelen usar las maestras jardineras y junto a ellos se leían carteles que reclamaban al Estado más seguridad a "la infancia, la comunidad y la escuela pública", la investigación del supuesto abuso y también "más presupuesto".
Y desde la calle un grupo de ex maestras del Jardín compartió una carta con La Capital.
"Lo que se vivió en el Jardín 80 es una muestra más del debilitamiento de la dimensión comunitaria de la existencia, de la degradación de la palabra como medio para dirimir conflictos, de la erosión del encuentro con el otro para resolver problemas. Esto nos rompe a pedazos, nos deja sin palabras, nos duele en el cuerpo", se lee en un un párrafo y luego se pregunta: "¿Dónde están los que nos tienen que cuidar a nosotros y a las comunidades?".
Las palabras por escrito están a tono con lo que expresaron las docentes de distintos jardines, en donde se trabaja con Educación Sexual Integral (ESI) como herramienta transversal y pedagógica de prevención que, según confiesan, "no alcanza" porque se viven otras tantas violencias simbólicas y económicas dentro y en los alrededores de la escuela: falta de docentes, robos y confrontaciones interpersonales, entre otras tantas y todas agravadas durante la pandemia. La Capital en un sondeo por la concentración compiló algunos testimonios.
Desde el Jardín 290 de Villa Gobernador Gálvez las docentes dijeron que "la escuela pública sufre abandono" y al momento de analizar esa aseveración hablaron de "falta de acompañamiento a los docentes" quienes "siempre están cuestionados y bajo sospecha". En la misma localidad, la directora del Jardín 236 habló de haber vivido un caso similar de abuso, pero tener pocos elementos de contención a la comunidad escolar.
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Foto: Sebastián Suárez Meccia/La Capital
En el Jardín 148, de zona sur, con 170 alumnos y 15 docentes apuntaron ser "un reflejo de la violencia social y la falta de políticas públicas". En el N°199, de Esquiú y Cullen (Empalme) hablaron de "irritación en la comunidad escolar" . En la Escuela N| 85, de Ayolas 580, reconocieron que "por suerte nunca" llegaron al extremo de tener que denunciar un caso de abuso, pero sí debieron tratar otros tantos casos serios. Y entre las docentes de la Escuela n° 311 de Barrio Rucci se habló de "intolerancia" adentro de la escuela y "robos afuera".
Y una maestra agregó, con algo de ironía pero con sin indignación y seriedad: "Si no tenemos problemas con los docentes de Educación Física como se supone que tuvo el Jardín N° 80, es porque ni tenemos docente de esa área y tampoco de música".
Al cierre del documento de las ex docentes se cita un párrafo que habla de que a pesar de todo, ante tanta furia y falta de contención, las maestras tratan de seguir apelando a la "ternura".
"Ha escrito Fernando Ulloa y lo hacemos nuestro: Hablar de ternura en estos tiempos de ferocidades no es ninguna ingenuidad. Es un concepto profundamente político. Es poner el acento en la necesidad de resistir la barbarización de los lazos sociales que atraviesan nuestro mundo”.