Fue una marcha emotiva y ruidosa, que no pasó desapercibida en las calles de San Lorenzo. Una nutrida caravana de vehículos transitó por distintos puntos de la ciudad recorriendo sitios emblemáticos en lo que es el caso de Paula Perassi, la mujer desaparecida hace cuatro años y tres meses (que se cumplieron ayer) y cuyo paradero aún se desconoce, aunque la causa ya está caratulada como aborto no consentido seguido de muerte. La marcha finalizó frente a la empresa de incineración IDN, lugar donde existe alguna presunción de que podría haber sido cremado el cuerpo de Paula, luego de que las excavaciones en la cava donde se había señalado en un principio que podían estar sus cuerpos dieron resultados negativos.
La extensa hilera de autos marchó por distintas calles y paró en algunos puntos clave, donde Alberto y Alicia, los padres de Paula, clavaron estacas con un cartel con la cara de la joven y el pedido de "Justicia por Paula", y dejaron depositados sendos ramillos de flores.
La marcha comenzó en los Tribunales de San Lorenzo, donde se sustancia la causa que ya tiene 29 cuerpos y por la que hay ocho personas procesadas, tres de ellas policías, entre los cuales están dos altos ex jefes de la Unidad Regional XVII,
Allí, una combi con un altavoz dejaba sonar repetidamente una canción del grupo La Calada, compuesta especialmente en homenaje a Paula y sus padres. "Hoy en democracia, su hija ya no está en casa, se llama Paula Perassi, el pueblo la reclama", repetía el estribillo del tema que acompañó a la caravana durante todo el recorrido. Los autos estaban empapelados con el mismo cartel que después quedó estacado en cada sitio, el mismo que alfombró el ingreso a los tribunales.
Las paradas. La primer parada fue el edificio del Ministerio Público de la Acusación, Fiscalía 2ª, donde el matrimonio bajo de la camioneta que encabezaba la marcha y clavó la primera estaca con el cartel y la flor. El mismo ritual se reiteró en el busto a la Mujer, en Urquiza y Sargento Cabral, donde la caravana ya superaba los 30 vehículos. Pocos metros más adelante lo hicieron en la Municipalidad, donde estacaron dos carteles, cada uno al costado del ingreso del edificio, que permanecía cerrado.
La caravana siguió marchando en medio de bocinazos, las miradas curiosas de algunos comerciantes y vecinos, y la indiferencia de muchos otros. En la esquina de los bancos, donde se levanta el busto a la Madre, dejaron otra marca, e hicieron lo propio metros más adelante, en la Jefatura de Policía. Este fue uno de los puntos más emotivos, por cuanto Alberto Perassi se ha cansado de decir que ese es el lugar donde "saben perfectamente qué fue lo que pasó con Paula, allí fue donde se selló el pacto de silencio".
También resultó emotiva la parada en un local, donde se clavó otro cartel. Es que allí, en 3 de Febrero y Dorrego, funciona el locutorio desde donde llamaron por última vez a Paula aquella noche del 18 de septiembre de 2011, la que habría motivado una partida que no tuvo retorno. El local estaba abierto, pero nadie salió.
Destino final. La caravana tomó avenida San Martín y dobló en Oroño, ya en el camino que conduce a la empresa crematoria. Allí se hizo una parada simbólica. Para el momento, la larga hilera ya superaba los 60 vehículos. Entre ellos, montados en motocicletas y con remeras alusivas, estaba quienes reclamaban justicia por Roberto Arrieta, el joven muerto por una bala policial frente a la comisaría de Puerto San Martín. También había remeras con la inscripción "Ni una menos", y chicos de la agrupación universitaria Alde.
Finalmente, autos, chatas, colectivos y motos llegaron hasta IDM, donde se improvisó un acto con una chimenea humeante como telón de fondo. La empresa había retirado su cartel identificatorio, algo que no pasó desapercibido para los manifestantes.
En rigor, esa firma quedó en la mira cuando el padre de Paula denunció que el juez que tramita hoy la causa, Juan José Tutau, habría deslizado "entre bambalinas" la posibilidad de que la joven haya sido incinerada, algo que jamás fue ratificado ni rectificado oficialmente. De todos modos, al hipótesis quedó en el imaginario y hoy Perassi quiere saber "por qué (si es cierto) el juez dijo lo que dijo, si fue para sacarme de encima o si es porque sabe algo".
Lo cierto es que, a la hora de rememorar la causa, Perassi dijo que "lo que hicieron es inhumano, pasa todos los límites. Estamos frente a una banda que puede hacer desaparecer a una persona en plena democracia. Y ahora cabe la posibilidad, yo no lo sé exactamente, de que pueda también hacerla incinerar. Ahora mi esposa ha tenido que explicarles a nuestros nietos qué es incinerar, qué es un horno crematorio, qué es una chimenea, como esa, de donde sale ese humo", remató. Aunque dijo que seguirá "luchando por el esclarecimiento" del caso.