Una nena de tres años recibió una sutura de más de 50 puntos en su rostro y cuero cabelludo, tras el feroz ataque de un perro callejero en una estación de servicios de San Lorenzo. Su madre es, paradójicamente, una activa defensora de los animales, y pese a recorrer todo un periplo por hospitales de la región, no logró conseguir las vacunas para tratar preventivamente contra la rabia a su hija, que ya se restablece en su casa y a quien le espera un extenso período de recuperación física y psicológica.
El episodio fue a las 9 del sábado (aunque tomó estado público ayer), cuando Eliana Albornoz fue con su camioneta a cargar gas en el surtidor de la firma OIL ubicado en avenida San Martín y Congreso junto a su marido, su bebé de cinco meses de vida y su hija Victoria, de tres años de edad. "Cuando bajamos de la chata se acercó un perro negro, muy tranquilo y se puso al lado de la nena. En la esquina había un montón de perros que se empezaron a pelear y es ahí cuando el animal hizo dos pasos al frente, se dio vuelta y la cazó de la cara. Entonces la tiró al piso y la empezó a morder hasta que lo pude sacar yo con la ayuda de los playeros y la gente que estaba ahí cargando nafta", recordó la joven, madre de 23 años.
"Le limpié la herida con agua de la canilla y me di cuenta de que le había desgarrado la piel en la cabeza hasta verse parte del hueso, un cachete y que tenía la nariz desprendida. Le tuvieron que hacer 50 puntos y ahora hay que tratar que no se infecte. Hay que limpiarla y hacerle todo un seguimiento", relató Eliana. Victoria fue asistida en principio en el hospital Eva Perón de Granadero Baigorria, donde la atendió un pediatra de guardia e inmediatamente pasó al quirófano, donde la intervino un cirujano estético. El profesional explicó a la familia que "en la cabeza está la lastimadura más importante y por suerte el perro no llegó a perforarle el hueso, que a esa edad está muy pegado a la carne. El daño fue muscular y graso", señaló la mamá.
Pregunta qué tiene. Ahora Victoria "está bien de ánimo, aunque pregunta qué tiene, por qué la miran, y no duerme bien porque tiene pesadillas", señaló Eliana, que está preocupada por los 25 días que su hija tendrá que pasar con los puntos y en lo que vendrá: un largo tratamiento no sólo de la cicatriz sino psicológico, para que la nena pueda sobrellevar sus lesiones, su aspecto y la reacción de su entorno. "Voy a tener que llevarla a un psicólogo para que no le dé vergüenza mirarse al espejo. Ahora está toda hinchada, se toca, le pica y mientras está conmigo está bien. Pero cuando ve otros nenes se esconde y con gente grande le da vergüenza, me pregunta por qué la miran", comentó la madre.
Buscan al perro. Junto a su familia y amistades, Eliana se dio a la difícil tarea de encontrar (aún sin éxito) al perro que mordió a su hija, para determinar si tiene rabia y evitar que muerda a otras personas. La Capital habló anoche con la joven, que recién despedía a un veterinario de la Municipalidad de San Lorenzo que se presentó en su domicilio (en Puerto San Martín) para avisarle que habrían hallado al animal en cuestión.
"El hombre me dijo que lo encontró, pero no entiendo cómo sabe qué perro es, si yo solamente dije que era negro, por lo que dudamos si es realmente el que mordió a mi hija. También me contó que el animal tiene dueño, y que posee el instinto de atacar porque ha garroneado a otras personas. Necesitamos saber si tiene rabia, pero para ello hay que evaluarlo durante 10 días", advirtió Eliana quien no está dispuesta a esperar tanto tiempo para determinar si su pequeña necesita o no el tratamiento, por lo que la vacunará de todas maneras contra ese mal.
Para ello tendrá que comprar las dos dosis con su propio dinero (cuestan alrededor de mil pesos), porque no logró que se las suministraran en efectores públicos. "En el Eva Perón de Baigorria me dijeron que no tienen la vacuna, y que no me molestara siquiera en pedirla en el hospital Granaderos a Caballo de San Lorenzo, porque tampoco la tienen. Me derivaron al Carrasco de Rosario, donde (ayer) tuve que sacar turno, hacer la fila, para que el médico me terminara diciendo que no me la podía dar porque tengo domicilio en Puerto San Martín y por ello, le corresponde a San Lorenzo. ‘Probá, y si no tienen, te la tienen que conseguir', me dijo el pediatra'", renegó la joven, quien no ocultó su "bronca por tanta burocracia".
Proteccionista. "Se habla siempre que este tipo de cosas pasan con los pitbull, rotwailler, los dogos, pero en este caso no fue ninguno de los perros asesinos: fue un callejerito. Muchos me dijeron hay que matarlo, yo pienso que no. Si bien mi hija no le hizo nada para que él reaccionara así, el perro era evidente que fue maltratado y sólo recibía golpes. También están los que quieren tener animales y los largan a la calle cuando se cansan o cuando se vuelven viejitos", denunció Eliana, que es colaboradora de la organización "Por la defensa del animal" de Puerto.
"Ofrezco mi casa como hogar de tránsito para perros de la calle, que sabemos que no van a atacar. Ellos (por el grupo proteccionista) juntan animales, los curan, costean la comida y a los veterinarios, y nosotros los vamos transitando de casa en casa para un posible adoptante. Hoy tengo en mi hogar a Capitán, es lo más dulce y cariñoso que hay".
Finalmente, la mujer agradeció especialmente la ayuda e interés de los playeros de la estación de servicios donde ocurrió el episodio porque "cuando salieron de trabajar fueron al hospital a ver cómo estaba la nena", y a toda la gente "que nos ayudó en este mal momento".
La rabia, un mal prevenible
Según la OMS, el 40% de las personas mordidas por animales rabiosos son menores de 15 años. En la mayoría de los casos fatales, los perros han sido la fuente de infección. La inmediata limpieza de la herida y la inmunización pueden evitar la aparición de la enfermedad y la muerte. Cada año más de 15 millones de personas en todo el mundo reciben tratamiento profiláctico posexposición con la vacuna, previniendo cientos de miles de muertes anuales.