Victoria.- El predio del único cementerio privado de esta ciudad fue declarado de utilidad pública y sujeto a expropiación por la Cámara de Senadores de Entre Ríos. Según el proyecto, que tenía media sanción de Diputados y que ahora es ley, establece que las más de cuatro hectáreas donde hay 350 sepulcros -incluida una capilla- serán cedidas por el Estado provincial al gobierno local, con destino a la ampliación de la necrópolis municipal.
La normativa establece también que debe darse prioridad, al momento de afectar personal para las tareas que deban realizarse una vez que el lugar se active como cementerio municipal, a los empleados que en los últimos años se hicieron cargo del emprendimiento luego de que su propietario, el bonaerense Néstor Orlando Menéndez, lo abandonó y nunca más se supo de él.
El Colinas del Recuerdo SA comenzó a funcionar en 1997 en un predio contiguo a la Sociedad Rural, sobre el bulevar Pueyrredón, en la periferia de la ciudad. El terreno puede albergar 12 mil parcelas pero se delimitaron 8.993 y de éstas, sólo se lograron ubicar en comodato unas 350, a través de contratos de cesión a perpetuidad.
El titular de la sociedad anónima habría abandonado el negocio al parecer porque éste no era rentable, a lo que se le habrían sumado serios problemas económicos. Tras su partida, en 2003, algunos empleados del cementerio no se resignaron a perder su fuente laboral, por lo que continuaron explotando y manteniendo el lugar, mientras otros iniciaron juicios laborales que desembocaron en una orden de embargo y remate del lugar por parte del Juzgado Civil y Comercial de Victoria, lo cual generó preocupación en los deudos por el incierto destino de los restos de sus seres queridos.
Por ello, el Concejo Municipal de Victoria sancionó en agosto de 2009 una ordenanza por la cual se restringió la utilidad del terreno exclusivamente a cementerio, más allá de que fuera rematado. La medida se tomó porque según el plan de ordenamiento urbano, en la zona donde se encuentra la necrópolis se contemplaban otros usos, como turístico, recreativo y de vivienda familiar, y de allí la necesidad de limitar su utilización para garantizar la vigencia de la necrópolis.
Personal. Por iniciativa del diputado provincial victoriense Carlos Almada y en momentos que el proyecto de ley de expropiación y uso público de Colinas del Recuerdo se trataba en la Cámara baja, se incorporó al texto un artículo que contempla el pago de la indemnización de los trabajadores del complejo. En este sentido, el artículo 6 de la normativa no sólo autoriza al Poder Ejecutivo de la provincia a donar a la Municipalidad local el inmueble en cuestión "con cargo de destinar el mismo a cementerio público y funciones conexas", sino que prioriza "la incorporación del personal que se desempeñó durante la etapa privada".
Por último, la norma faculta a la Escribanía Mayor de Entre Ríos a instrumentar la transferencia de dominio a favor del gobierno de la provincia, además de contemplarse las adecuaciones presupuestarias respectivas.
Una solución al colapso
La “estatización” de Colinas del Recuerdo viene a solucionar en cierto modo la saturación de las instalaciones de la necrópolis municipal, por cierto, un verdadero patrimonio arquitectónico y artístico de la ciudad. También resuelve la angustia de los deudos que en su momento apostaron a invertir en esas parcelas repartidas en un lugar diferente, acaso bello, despojado de esa clásica “estética” fúnebre, y que en tiempos en que se hablaba de un remate de las tierras, incluida la capilla y los sepulcros, pidieron el amparo de la Justicia.
Y tal vez lo más importante, la ley sancionada no desampara a los ex empleados del cementerio privado que litigaron ni a los que aún resisten a duras penas manteniendo el lugar, y que subsisten con el aporte de algunos deudos que siguen pagando, pese a la inestabilidad de la situación.
Para “cerrar” esta historia, restaría saber qué fue de la vida de Néstor Orlando Menéndez, dónde está y por qué abandonó el emprendimiento de esa manera.