Es emocionante redescubrir una ciudad. El reto es adentrarte en un entramado de calles, plazas, palacios, enclaves históricos y leyendas que se reviven. En un área de unos cuatro kilómetros cuadrados se suceden rincones que invitan a detenerse para disfrutar simplemente del encanto que los envuelve o para conocer la historia y los relatos que esconden tras ese hipnótico velo.
El centro de Sevilla es mucho más que el maravilloso barrio de Santa Cruz. El patrimonio que se puede visitar en el centro de Sevilla es sencillamente formidable, en todos sus aspectos, desde la calidad de sus museos a la belleza de sus casas palacio pasando por su incalculable valor histórico.
Sevilla es una ciudad con casi 3.000 años de historia. Un paseo cualquiera un día cualquiera significa hacer un repaso por la historia. Hasta seis civilizaciones han dejado su legado aquí, un legado que emerge del subsuelo en la calle más insospechada o se encuentra en palacios.
Y esa Sevilla del siglo XVI, la capital del mundo en su época, aún se percibe también en su patrimonio, en los nombres de las calles, en la naturalidad universal con la que se recibe al visitante y lo invita a descubrir la ciudad.
Cinco rincones que sorprenden:
•Casa de la Moneda
Como si hubiera quedado encapsulada por la historia, este trazado de varias manzanas corresponde a la antigua ceca, donde se acuñaba el oro y la plata procedentes de América. Un remanso de paz y valor histórico a un lado de la Avenida de la Constitución.
•Columnas de Mármoles
Cerca de la Alfalfa, en la céntrica calle Mármoles, tres grandes columnas emergen desde un nivel muy inferior al de la ciudad actual. Son tres columnas romanas pertenecientes a un antiguo templo. ¿Sabían que otras dos fueron trasladadas a la Alameda de Hércules en 1574? ¿Y que una tercera se rompió en el siglo XIV en un traslado al Real Alcázar que ordenó Don Pedro I?
•Cabeza del Rey Don Pedro
A pocos metros de allí, en la calle Candilejo, verás un busto de un rey hecho en piedra embutido en una hornacina. Se trata de la cabeza de Rey Don Pedro, quien decidió “cumplir” con su propia orden de cortar la cabeza a quien fuera responsable de la muerte de un caballero de los Guzmán, familia que le pugnaba el poder.
Una vecina descubrió la identidad del asesino gracias a la luz de un candil: era el propio rey. Muy cerca de allí se puede ver un candil que cuelga de una ventana.
•La Alameda
La zona que hoy día bulle de cultura joven y de vanguardia está llena de historia. Los orígenes de este paseo arbolado se remontan al año 1574, recuperando terrenos anegados por las frecuentes crecidas del río, y siendo el primer jardín público que se hizo en Europa.
Con casi medio kilómetro de largo, cuatro columnas delimitan sus extremos, de las cuales dos de ellas proceden de un templo romano de la calle Mármoles. Las estatuas que culminan estas columnas representan a Hércules y Julio César, fundadores legendarios de la ciudad (“Hércules me edificó/ Julio César me cercó, de muros y torres altas...”).
•Palacio Bucarelli
Contiguo a La Alameda se encuentra otro barrio de leyenda, historia y poesía: San Lorenzo. Desde su Hombre de Piedra, embutido entre muros procedente de unas termas árabes y cargado de leyendas, hasta su Torre de Don Fadrique, símbolo de intrigas reales en la Sevilla del siglo XIV.
Y en el barrio natal de Bécquer están muy presentes las referencias a su obra. Como el Palacio Bucarelli, en la calle Santa Clara, que inspiró los célebres versos del poeta en amor a la condesa de Santa Coloma: “Volverán las oscuras golondrinas / en tu balcón sus nidos a colgar?”.