Brasil siempre es una opción para pasear y disfrutar de las playas. Hoy recorreremos tres ciudades del norte de ese país: Recife, Porto de Galinhas y Olinda, donde el turista podrá encontrar además interesantes aspectos culturales, gastronomia selecta y bellas construcciones.
Recife es un reconocido centro cultural, de ocio y servicios del nordeste de Brasil. También es el principal centro teatral, gastronómico y médico de la región. A lo que se refiere en atractivos, la ciudad es muy plural. Recife tiene un contraste harmonioso entre antiguos monumentos de Recife Antiguo y modernas edificaciones en el centro de negocios de la ciudad; los escenarios de ríos, con muchos puentes; playas diversas, como la de Boa Viagem, urbanizada, bella y con piscinas naturales; las expresiones artísticas y populares; la hospitalidad de su gente.
La capital del estado de Pernambuco dispone de una eficiente infraestructura receptiva, con inúmeros hoteles y restaurantes. Las opciones de ocio son muy variadas, tanto a aquellos a quienes les gustan sitios calmos y relajantes, como para aquellos que prefieren la vida nocturna.
Recife es una de las ciudades brasileñas más visitadas todos los años durante la época de carnaval. El frevo (ritmo de danza local) da el tono para los desfiles de las asociaciones y las trocas (orquestras que tocan el frevo y otros ritmos de carnaval), que se mezclan a otros géneros musicales, como el maracatu, el forró y hasta la música electrónica. El gran destaque es el Galo da Madrugada (Gallo de la Madrugada), reconocido como la mayor asociación carnavalesca del mundo, según el Guinness Book.
Pero no sólo de fiesta vive Recife. El Parque de las Esculturas, un museo a cielo abierto con cerca de 90 obras del artista plástico Francisco Brennand, fue construido en el año 2000 en celebración a los 500 años del descubrimiento de Brasil. Cerca de allí está la plaza Marco Cero, zona de fundación de la ciudad y uno de los locales más importantes de la capital pernambucana.
Con más de 1,5 millón de habitantes, la región metropolitana de Recife se destaca como importante centro económico de gran densidad y destaque regional, abrigando las principales industrias del estado. La ciudad tiene el mayor parque tecnológico del país, conocido como Puerto Digital.
Hay muchos Recifes. Bello por naturaleza. Lleno de personalidad. Siete kilómetros de costa en la playa más concurrida y principal postal de Recife. La Playa de Boa Viagem está ubicada en el barrio homónimo, uno de los más nobles de la capital de Pernambuco, repleto de edificios y hoteles altos y modernos que, en determinadas épocas del año, hacen sombra en la arena. Sus aguas azul-verdosas son protegidas por una larga franja de arrecifes, barrera natural que garantiza la seguridad de los bañistas en la marea baja.
La playa cuenta con una excelente infraestructura, con paseo costero, restaurantes, ciclovías, pista de runnig, canchas deportivas, baños públicos y equipos de gimnasia. Una excelente opción es acomodarse en una silla en la arena y pedir una bebida helada, acompañada de un caldito de feijao (frijoles), de sururu (marisco común en la costa nordestina), de camarón y de diversos otros sabores. A pesar del calor en la ciudad, es una preferencia local. ¡Merece la pena probar!
Olinda
A pocos minutos de la ciudad de Recife, Olinda seduce por su encanto, por sus bellas construcciones y por su carnaval animado que todos los años atrae a millares de visitantes. Ya fue la ciudad más rica del Brasil colonial y hoy es considerada una de las ciudades más bien preservadas de esa época. Toda esa herencia le rindió el título de Patrimonio Cultural de la Humanidad por la Unesco.
Sus famosas laderas abrigan un sitio histórico con bellísimas iglesias, como la Iglesia do Rosario dos Homens Pretos (construida en el siglo XVII) y la Iglesia Nosso Senhor Salvador do Mundo (la primera en ser construida en Brasil), además de edificaciones barrocas, casarones, atelieres y museos, como el Museo del Mamulengo.
Para aprovechar mejor el paseo y un escenario de arquitectura colonial, coqueros y el mar azul, lo ideal es caminar con calma y apreciar todos los detalles de la región. Tercera ciudad más grande de Pernambuco, Olinda abriga también inúmeros artistas y artesanos consagrados internacionalmente.
En el Mercado da Ribeira, el turista encuentra diversos talleres y galerías de artesanía, y el Mercado de Artesanía do Alto da Sé también es un gran lugar para encontrar souvenires típicos, como ejemplares de literaturas de cordel y mascarones esculpidos en madera. Allí también se puede experimentar la tapioca (manjar típicamente brasileño y de origen indígena, hecho con harina de yuca y con rellenos tradicionales de queso y coco).
En la época de carnaval, Olinda es un espectáculo inolvidable. Con características propias y muy distinto de otras regiones de Brasil, la fiesta atrae gente de todo el mundo, invadiendo sus laderas para celebrar el ritmo típico y muy acelerado del maracatu y del frevo (las danzas típicas). El desfile de los famosos muñecos gigantes y de asociaciones carnavalescas que exhiben coreografías especialmente creadas para el período también son atracciones bastante apreciadas por los que visitan Olinda.
Porto de Galinhas
Con sus aguas cristalinas y piscinas naturales, Porto de Galinhas, a unos 40 minutos del Aeropuerto Internacional de Recife, ofrece una excelente infraestructura de playas, que son unas de las más visitadas de Brasil. Efectivamente, en el municipio de Ipojuca se encuentra una de las playas más bonitas y admiradas por visitantes brasileños y extranjeros.
Sus aguas templadas y cristalinas son famosas por formar, durante la marea baja, grandes piscinas naturales en hermosos arrecifes. Cuando ese magnífico fenómeno natural ocurre, se puede observar una variedad de peces coloridos. Para llegar a las piscinas, es posible contratar jangadas (pequeñas balsas con velas coloridas) o ir caminando mar adentro.
La playa también es una invitación a practicar buceo y observar de cerca la increíble variedad de bancos de peces y corales. Hay diversos puntos con excelente visibilidad.
Con una costa de arena blanca y numerosos cocoteros, la playa se encuentra frente a la villa homónima. En la villa, se encuentra una excelente estructura de hospedaje, tiendas de moda y artesanía típica (con las tradicionales esculturas de gallinas), bares y deliciosos restaurantes que sirven de mariscos a pastas. El turista que se llega a conocer esta irresistible playa queda maravillado.