La innovación y el carácter vanguardista constituyen el sello que la firma
Zuccardi ha impuesto a la trayectoria empresarial. Por eso no sorprende que esa distinción se haya
llevado al plano turístico con una variada propuesta y servicios exclusivos que permiten conocer
las particularidades del mundo del vino. “El vino es la gente”. Esa sola frase le
alcanza a José Alberto Zuccardi, director general de la bodega, para dar a conocer los secretos más
íntimos de la actividad. La frase es sencilla como quien la pronuncia, pero encierra un complejo
ciclo industrial que ha transformado a los vinos Santa Julia en verdaderos clásicos de los
argentinos.
Fundada en el año 1963 por Alberto Zuccardi (hoy de 87 años y casi retirado de
la actividad), la bodega hizo sus inicios en Maipú donde comenzó a experimentar un sistema de riego
propio ideado en base a un método empleado en California, Estados Unidos. Cinco años después crea
su propia bodega.
Actualmente la firma explota cerca de 700 hectáreas de viñedos ubicados en
Maipú, Santa Rosa, Vista Flores y Altamira. Posee 650 trabajadores, produce 10 millones de litros
por año y exporta el 60 por ciento de su producción a países remotos como Australia, Filipinas o la
propia Unión Europea.
Hace 25 años que Alberto transfirió el mando del establecimiento a su hijo José
Alberto, quien a su vez no dudó de involucrar a los nietos del creador: Sebastián (28), Julia (25)
y Miguel (24). Ellos intentan sumar con desarrollos propios relacionados con los vinos espumantes y
aceite de oliva.
Turismo
A apenas veinte minutos de la ciudad está la bodega más cercana del
establecimiento, en Fray Luis Beltrán. En el trayecto se ven puestos de aceite de oliva,
fraccionadoras de vinos, locales regionales y muchos viñedos. En ese establecimiento funciona una
atractiva propuesta turística.
En una coqueta sala de exhibición los visitantes se encontrarán con vinos
premiados. También hay una sala de barricas que lleva el nombre de Cosecha de Artistas donde una
vez por año se citan a pintores para que se expresen con sus trabajos. Las obras son llevadas a las
etiquetas de algunos vinos de producción limitada.
Enfrente de la planta de elaboración está la Casa del Visitante, un moderno
restaurante con cocina internacional donde se ofrecen los platos más exquisitos en un ambiente que
reproduce la “genuina finca mendocina” rodeada de alamedas, viñedos y el imponente
marco de la cordillera de los Andes. La propuesta turística incluye algunas actividades novedosas
como andar en bicicleta y degustar. Bajo la denominación de Bike and Tasting los turistas recorren
los viñedos y se detienen en puestos predeterminados donde se practican degustaciones.
En esa misma línea de aventura, hay un programa de vuelo en globo aerostático.
Los menos osados pueden pasar una tarde de té, aprender a cocinar junto a reconocidos chef, quienes
dan enseñanzas sobre cómo se elaboran determinados productos regionales y platos tradicionales.
Los amantes del vino tienen la oportunidad de probar variedades y sabores a
través de un curso intensivo donde personal especializado de la empresa enseña a degustar. La clave
es estar predispuesto a observar, olfatear y probar cada uno de los vinos que se presentan.
En efecto, la empresa ofrece una serie de vinos donde el visitante puede hacer
comparaciones y descubrir la personalidad de cada elaboración. En el curso se degustan seis vinos
en forma lúdica y se descubren las características de cada varietal en particular a través de
descripciones aromáticas.
Finalmente hay un programa que lleva el nombre de Picnic en los Jardines. Consta
de una canasta para dos o cuatro personas con una selección de delicatessen regionales, pan casero
hecho en hornos de barro, quesos, aceites de oliva, carnes y tartas.
Vinos de alta gama
Familia Zuccardi hace 20 años que produce vinos de alta gama. El secreto de
estos vinos está en la planta de vid. Mientras que para un vino joven la producción de uvas oscila
en los 15.000 kilos por hectárea, para un vino superior la cosecha rara vez supera los 3.000
kilos.
Como toda empresa que aspira a una constante superación, Zuccardi también tiene
un área dedicada a la experimentación donde “se juega a probar y a errar” con
combinaciones de nuevas varietales que pasan a formar parte del rubro “Innovación”. La
propuesta, obvio es decirlo, son de remesas limitadas.