Muchas familias encuentran en las vacaciones de invierno el tiempo ideal para
compartirlas todos juntos. Ya sean padres de adolescentes como de niños en jardín de infantes o
primaria, las dos semanas del receso escolar invitan a planear escapadas en las que todos se
divierten. Y qué mejor, entonces, que viajar a Brasil. Destino de casi un millón de turistas
argentinos por año, Brasil se abre al océano Atlántico a través de 8.000 kilómetros de litoral
marítimo. Cada playa tiene su encanto. Cada rincón guarda un secreto. El clima invita a disfrutar
de este canto a la naturaleza todo el año. Y salir del frío para bañarse en el mar en julio y
agosto, no tiene precio.
Con una semana o dos para descansar, recargar pilas y
pasarla en familia, nada mejor que los resorts. Cuarenta y cinco de los complejos más interesantes
del país están asociados a Resorts Brasil, un emprendimiento que tiene entre sus prioridades
garantizar que sus miembros cumplan los estándares de calidad exigidos para alcanzar dicha
categoría. A la hora de elegir, saber que el destino escogido es miembro de Resorts Brasil es ganar
en tranquilidad y seguridad de que nada puede ir mal.
Cada resort cuenta con equipos profesionales destinados a
generar actividades para toda la familia, desde la organización de programas para que los más
chicos se entretengan hasta actividades deportivas y lúdicas compartidas entre todos los
miembros.
Por otra parte, cada resort es también la puerta de entrada
para conocer estados maravillosos. Ya sean Bahía, Alagoas, Pernambuco o Río Grande do Norte, cada
uno tiene una historia y una cultura listas a ser descubiertas. Para estas vacaciones de invierno,
Embratur (Instituto Brasileño de Turismo) recomienda entre sus resorts para toda la familia: Enotel
Resort & Spa; Porto de Galinhas (Pernambuco), Ocean Palace Beach Resort & Bubgalows, Natal
(Río Grande do Norte), Praia do Forte Eco Resort (Bahía) y Salinas do Maragogi (Alagoas), entre
otros.
Sumergirse en un mar cálido, descansar en una playa
paradisíaca y disfrutar de las comodidades de hoteles pensados para convertir en únicas cada
escapada romántica. El estado de Río Grande do Norte es uno de los que posee esta clase de rincones
románticos pensados para disfrutar en pareja. Son lugares en los que la mano del hombre se acopla a
la naturaleza sin incomodarla, respetando sus formas y colores.
Por otra parte, además de las clásicas actividades de
playa, cuentan con programas que van más allá de lo habitual, como unos increíbles paseos en buggy
por dunas que se mueven al compás del viento marino o en simpáticas embarcaciones. Y por supuesto,
allí hasta lo típico, como una simple cena a la luz de las velas en un entorno tan romántico,
adquiere una nueva dimensión. Allí se puede alojar en Toca da Coruja, Pipa, y Pousada do Toque -
Sao Miguel dos Milagres (Rio Grande do Norte).
Emociones y aventura
Llegar hasta Fernando de Noronha es un privilegio para las almas aventureras. Se
trata de un archipiélago al que sus pobladores cuidan como oro. Allí se encuentran las playas más
lindas de Brasil y alberga uno de los mejores lugares en el mundo para bucear, hacer surf y otros
deportes acuáticos. Cualquiera que busque despejarse del frío invierno argentino no tiene más que
tomarse un avión y desembarcar en un lugar de ensueño, donde todo está pensado para vivir emociones
desbordantes.
Algo similar ocurre con los Lençóis Maranhenses. Se trata
de una zona en la que los médanos conforman un paisaje increíble. Ubicado en el estado de Maranho,
los Lençóis son, como su nombre en portugués lo indica, unas “sábanas” de arena en
constante movimiento que de junio a septiembre se llenan de pequeñas lagunas. Ideal para sentirse
en un planeta aparte y para el disfrute a pleno, ya que se combina con asombrosas playas.
Por su parte, Jericoacoara, en el estado de Ceará es un
imán para los que hacen de la aventura su modo de vida. Llegar hasta allí ya comprende un desafío,
debido a que se necesita de vehículos especiales para alcanzar esta zona de hermosas playas, con
formaciones rocosas en la costa y salpicada de cocoteros y enormes dunas. Travesías en 4x4,
snowboarding, deportes acuáticos en general son algunas de las actividades que se desarrollan en
esta aldea que, gracias a los hippies en la década de 1970, se ha convertido en un paraíso para
quienes buscan algo alternativo. Aquí se puede hospedar en Fernando de Noronha (Pernambuco),
Jericoacoara (Ceará), y Lençóis Maranhenses (Maranho).
Playa y diversión nocturna
El invierno invita a movilizarse para sacarse el frío de encima. A horas de
Buenos Aires hay un cálido universo de sensaciones que se abre para los que desean dividir el año
en dos y tomarse un merecido e inolvidable “break”. Se trata de esas playas brasileñas
que tienen todo para divertirse: arenas blancas, mares encantados y paisajes de ensueño, combinados
con una movida nocturna entretenida y amplia. Ya sea en destinos clásicos donde los bares siempre
cuentan con cerveza fría y ricas caipirinhas esperando al visitante para contagiarlo con su alegría
y su música.
Entre los destinos más interesantes para aglutinar playa y diversión,
entonces, figuran Jericoacoara y Fortaleza (Ceará), Pipa (Río Grande do Norte), Arraial do Cabo,
Búzios y Paraty (Río de Janeiro), Arraial d'Ajuda y Trancoso (Bahía), Porto de Galinhas y Maracaípe
(Pernambuco).
Ecoturismo
Son muchos los que aprovechan las vacaciones de invierno para visitar destinos
no habituales, lugares que llaman la atención pero que, en verano, pierden fuerza ante las ansias
de descansar y la idea de que las vacaciones no son tales sino se está en una playa. Brasil tiene
ofertas para todos los gustos y, para los que piensan de esta forma, nada mejor que salirse de la
norma y encarar un viaje al estado de Mato Grosso do Sul, puerta de entrada al inmenso Pantanal. Se
trata de una región que la mayor parte del año está bajo el agua pero que, para esta época,
presenta algunas zonas secas.
Hábitat para una gran cantidad de especies animales y vegetales, Pantanal es un
lugar único para la práctica del ecoturismo, con programas que incluyen la observación de fauna,
cabalgatas, paseos en 4x4, canoas y lanchas y senderos para hacer trekking.
Ocurre lo mismo en Bonito, una ciudad pensada en función del ecoturismo, con
maravillas naturales como la Gruta Azul y las cascadas de la estancia Mimosa. Sin embargo, entre
las atracciones más divertidas y enriquecedoras se encuentra la de bajar el Río da Prata haciendo
snorkel, una zambullida de dos horas en la que el viajero se maravilla con la rica vida
subacuática.