Coronda.— Después de un año de interrupción del tránsito por la caída del
puente de hormigón ocasionada por la tormenta que afectó a la región a fines de marzo de 2007,
quedó habilitado este viernes el paso sobre el arroyo Segundo Coronda en la ruta nacional 11 entre
Coronda y Arocena. Con este paso, que en rigor es transitorio, terminó un aislamiento que dañó
seriamente la economía regional.
La habilitación del tránsito fue implementada después de un trabajo de
planificación, señalización e instalación de puestos de control que permiten el paso alternado de
vehículos en una sola dirección para no sobrecargar el puente Bailey (ver aparte), un sistema
provisorio instalado hasta que se termine en diciembre el puente definitivo.
Si bien existía un paso alternativo a través de desvíos por la autopista
Rosario-Santa Fe, la interrupción del corredor nacional produjo un fuerte impacto entre
productores, comerciantes, empresas de transporte de pasajeros y de cargas y vecinos.
El impacto. Además de ser cabecera del departamento San Jerónimo, Coronda es la
única ciudad sobre la margen del río que tiene sucursales bancarias en la zona. Por lo tanto, los
habitantes de los pueblos vecinos aseguran que no fueron pocos los inconvenientes que debieron
afrontar durante este año.
"El solo hecho de tener que alargar unos 25 kilómetros para llegar al banco más
cercano, para cobrar o pagar impuestos, complicaba todo. A veces viajaba uno con los trámites de
varios compañeros de trabajo para que no perdiéramos todos una mañana laboral", recordó Agustín
Fernández, un empleado rural aplicado a la siembra de frutilla que celebró la apertura del puente
provisorio.
Menos ventas. Una situación particular planteó Carlos Momo, propietario de un
comedor ubicado en Arocena, sobre el tramo de ruta que quedó desierta después de la interrupción.
"La clientela bajó un 90 por ciento. Durante el último año sólo trabajamos con gente del lugar o
camioneros que conocían nuestro servicio, porque quedamos en el sector comprendido entre el puente
caído y el desvío hacia la autopista. Por acá no pasaba nadie y tuvimos que llevar el negocio
adelante con esfuerzo y ayuda de amigos para poder pagar los impuestos".
La misma suerte corrieron todos los comerciantes cuyo movimiento depende de la
ruta. "Propietarios de estaciones de servicios, comedores, gomerías y kioscos se llevaron la peor
parte, incluso algunos cerraron sus comercios y cambiaron de actividad o se trasladaron", contó
José Boroto. El productor de frutillas corondino explicó que muchas quintas están ubicadas al sur
del puente caído y por lo tanto sus propietarios debieron afrontar mayores costos en el traslado de
producción y movimiento de sus establecimientos, incluso imputarles el costo de peaje a numerosos
viajes por día.
El paso alternativo. La obra transitoria requirió una inversión superior a los 3
millones de pesos. El desvío se compone de un paso alternativo con puente Bailey perteneciente a la
Dirección de Vialidad Nacional (DNV), una unidad de origen estadounidense recientemente adquirida
que se usa por primera vez en esta oportunidad y fue instalado por personal y equipos propios bajo
la supervisión del 7º Distrito Santa Fe de ese organismo.
Para su habilitación se dispuso la construcción de caminos ripiados hacia las
cabeceras y señalamiento vial durante las 24 horas, con banderilleros para ordenar el paso
alternado de a una mano.
El tránsito se limita a vehículos livianos, de pasajeros y transporte pesado con
carga reglamentaria, con un máximo de 45 toneladas. La velocidad para circular es de 20 kilómetros
por hora. Vialidad recomienda a los conductores que respeten las limitaciones e indicaciones
impartidas en el lugar.
La operatividad del desvío se mantendrá hasta que finalice la construcción del
puente definitivo, cuyos trabajos avanzan en forma paralela de manera sostenida con un cumplimiento
de obra cercano al 25 por ciento.