Las marchas y contramarchas alrededor de una charla debate pautada, en principio, para el martes próximo sacan a la luz las dificultades de la oposición santafesina para coordinar acciones. No sólo eso: alimentan dudas que se proyectan sobre el terreno electoral.
La semana pasada, la UCR, el espacio de Pablo Javkin, el PRO y otras fuerzas acordaron una actividad para mostrar la unidad de todo el campo no peronista a partir de temas atractivos para la sociedad.
Mensaje va, mensaje viene, los referentes partidarios definieron que sea el 1 de noviembre en la ciudad de Santa Fe.
La velocidad del trámite en el Congreso y la Legislatura les hizo descartar el eje del presupuesto y se inclinaron por la educación.
El formato elegido es el que ya usó la oposición a fines de junio en la UNL, cuando la excusa fue la deuda histórica del Estado nacional con la provincia. En ese momento se montó un panel con especialistas vinculados a los distintos espacios. Al final de la charla todos se sacaron la tradicional foto de familia.
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Esta vez, el PRO -que aportó el nombre del ex ministro de Educación de la Nación Alejandro Finocchiaro-, el radicalismo, Creo, UNO y el PDP se comprometieron a avanzar con la organización.
Sin embargo, a menos de una semana, la actividad todavía está verde.
“Estamos viendo la agenda y en diálogo con todos los sectores. Es una cuestión compleja que todos los actores coincidamos”, dijo a La Capital el presidente del comité provincial de la UCR, Felipe Michlig.
Los promotores más activos del frente de frentes se mueven en el radicalismo santafesino y seguramente más de uno prefiere postergar la charla antes que mostrar sillas vacías que abran interrogantes sobre el armado para 2023.
En el Partido Socialista dijeron que hasta ayer a la tarde no habían recibido ninguna invitación.
De todos modos, dejaron la puerta abierta a sumarse, bajo ciertas condiciones.
“Vamos a participar de actividades que sean programáticas, que recuperen lo bueno que hizo el Frente Progresista en sus doce años de gobierno, y que estén ancladas en la realidad de la provincia”, dijeron desde el PS.
En el PRO también se muestran cautos. Con el “paso a paso” como consigna, quieren ver de cerca los movimientos de sus potenciales aliados, comprobar que se respetan los acuerdos e ir tejiendo confianzas.
De eso depende, indicaron desde el campamento amarillo, que se sumen a la actividad convocada el 18 de noviembre en Rosario sobre Justicia y seguridad.
Negociaciones
El trasfondo es la gran dificultad de la dirigencia no peronista para armar el rompecabezas opositor.
Sin grandes electores que ejerzan su fuerza gravitacional y atraigan al resto de los espacios, cada uno orbita en su propio campo.
La pulseada entre “nacionalizadores” (el PRO) y “provincializadores” (el PS) agrega una complejidad extra a la negociación.
A su vez, se suma un tercer elemento. La cuasi certeza de que las elecciones provinciales serán en septiembre incentiva el desensillar hasta que aclare.
“Tal vez algunos pretendíamos que esto avance con mayor velocidad, pero tenemos que ser cautos y menos ansiosos, para ir construyendo de conjunto”, dijo Michlig.
En el búnker socialista no quieren apurarse. Y remarcaron: “En las cosas que nos tenemos que poner de acuerdo estamos funcionando bien. En seguridad, el MPA y el presupuesto la oposición está articulada”.
En Juntos adelantaron que pondrán en valor la marca hasta que sea el momento de definiciones. Pero mandaron un dardo envenenado: “Gran parte del arco opositor quiere trabajar por un frente unido, serio, pero parece que en el socialismo algunos juegan para que siga gobernando el peronismo”.