Estoy eufórica por el triunfo de Argentina ante los Países Bajos, mis amigas, mi madre, hermana, hija, todas las mujeres sumergidas en el mundo del fútbol, hablamos acerca de si en el próximo partido jugará Angelito Di María desde el inicio, si a Rodrigo De Paul lo sacaron porque tenía una molestia… Una voz femenina intercambia opiniones con los experimentados comentaristas varones en el relato de los partidos, Stéphanie Frappart se ha convertido en la primera mujer que arbitró un partido de fútbol masculino en un mundial mientras Lola del Carril y Ángela Lerena se transformaron en las primeras comentaristas mujeres. ¡Las mujeres en territorio masculino! ¡Que avance!
Cuenta regresiva al “Fin de fiesta”, como tituló Serrat a su canción, que en un pasaje dice: “Y con la resaca a cuestas vuelve el pobre a su pobreza, vuelve el rico a su riqueza, y el señor cura a sus misas…”
En el caso de las mujeres sería : vuelve la mujer a sus labores…
“La pobreza de tiempo se incorpora como un concepto clave en la economía…” “La pobreza de tiempo se incorpora como un concepto clave en la economía…”
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Qatar 2022. Mujeres se pintan la bandera Argentina en el rostro en el ingreso al estadio Lusail de Doha.
Foto: Jorge Sáenz / AP
Porque si bien las mujeres hemos avanzado en nuestros derechos políticos, sociales, económicos y deportivos todavía queda una gran deuda respecto a la desigual distribución de las tareas domésticas y de cuidado.
Según los datos de la Encuesta Nacional de Uso del Tiempo realizada por el INDEC en el año 2021, el 91,7 por ciento de las mujeres realiza trabajo no remunerado (doméstico, de cuidado y voluntario), destinando al mismo 6 horas y 31 minutos, mientras el 75,1 por ciento de los varones realiza trabajo no remunerado (doméstico, de cuidado y voluntario) con una dedicación de 3 horas 40 minutos.
Como contracara lógica de esta situación vemos que el 37,7 por ciento de las mujeres ocupa su tiempo en trabajos remunerados con una carga horaria de 7 horas y 34 minutos, mientras que el 55,9 por ciento de los varones realiza este tipo de trabajos ocupando 9 horas y 6 minutos en él.
En general, el análisis de las políticas sociales y económicas no tiene en cuenta a las actividades no remuneradas, el trabajo familiar y comunitario. Sin embargo, estos trabajos son esenciales para la dinámica del sistema social, generan valor económico y tienen un rol clave en el funcionamiento de las políticas públicas.
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Encuesta Nacional del Uso del Tiempo 2021 realizada por el INDEC.
Fuente: INDEC / Infografía: Télam
De acuerdo con la definición de la Oficina Internacional del Trabajo (OIT), “el trabajo comprende todas las actividades realizadas por personas de cualquier sexo y edad con el fin de producir bienes o prestar servicios para el consumo de terceros o para uso final propio”.
El hecho de que una mayor proporción de mujeres realice trabajo no remunerado genera que su tasa de participación en el trabajo total sea superior a la de los varones (94,7 por ciento para las mujeres frente a 90,9 por ciento de los varones).
Queda demostrado que las mujeres trabajan más horas que los varones pero ganan menos dinero, ya que por su mayor carga de trabajo no reciben ninguna remuneración. La mayoría de los problemas y limitaciones que enfrentan las mujeres tienen que ver con la falta de tiempo para dedicarse a actividades que potencien su desarrollo, participación y autonomía en otros ámbitos, esto se debe a que las prácticas culturales históricamente condicionan a las mujeres a la responsabilidad sobre casi todas las actividades domésticas no remuneradas.
Esta desigual distribución del trabajo doméstico y de cuidados ubica a la mujer en una posición desventajosa en la esfera del trabajo remunerado y en una situación de subordinación frente al varón que provee el ingreso familiar.
Pero además, la incorporación de las mujeres en el mercado laboral abre el debate de la “«doble jornada laboral»”, ya que este aumento de horas dedicado al trabajo remunerado no fue acompañado de una redistribución de las tareas del hogar, las que siguieron siendo responsabilidad de las mujeres.
En ese sentido la “pobreza de tiempo” se incorpora como un concepto clave en la economía feminista considerando que “el tiempo” es un valor que genera bienestar y la ausencia de él determina que quien no lo posee es “pobre de tiempo”.
Para lograr sociedades equitativas e incluyentes no es suficiente que en los programas de TV, en los arbitrajes y en los comentarios se incluyan a mujeres, eso está bien pero no es suficiente, es necesario hacer visibles estas inequidades y promover medidas de políticas públicas que logren modificarlas.
Entonces es verdad que las mujeres hemos avanzado… pero no tanto.
(*) Patricia Giustiniani es contadora Pública y Especialista en Finanzas Públicas. Docente de las materias Finanzas Públicas y Economía y Género en la Facultad de Ciencias Económicas y Estadística de la U.N.R.