La app Only Fans, en la que se comparte y se vende contenido artístico y erótico, volvió a estar en boca de todos a raíz del femicidio de Melani Juárez, la joven de 21 años asesinada en la pensión de 9 de julio al 500, una víctima más de la violencia estructural que vuelve a poner de manifiesto la necesidad urgente de presupuestos destinados a medidas de protección para las mujeres y disidencias, tal como lo planteó en las últimas horas el Comité Feminista ante la Emergencia Sanitaria de Rosario. Aunque en este caso los fiscales advierten que su participación en el sitio no está directamente vinculada al crimen ni es causa directa de la muerte de la joven, es la más conocida de muchas aplicaciones donde los usuarios y especialmente las mujeres corren riesgos y quedan desprotegidas al compartir sus contenidos, videos y fotografías.
La abogada especialista en Derecho Informático y Tecnologías con Perspectiva de Género, Marina Benítez Demtschenko, expresó que el punto en cuestión es que las mujeres y disidencias están desprovistas de leyes que permitan ejercer sus derechos digitales con libertad, ya que la ley de delitos informáticos en la Argentina es un texto que quedó antiguo.
"Las jóvenes tienen que saber y entender que, no porque esta actividad se haga de forma remota, no conlleva o reporta riesgos de violencia sexual", añadió la abogada, también fundadora y presidenta de la Fundación Activismo Feminista Digital. Aunque aclaró que "no se debe por esto demonizar a las plataformas digitales y a los contenidos compartidos", indicó que lo que sucede en muchos casos es que las jóvenes cierran sus redes sociales por un tiempo, bloquean a los usuarios o hacen capturas de pantalla, pero no llegan saben dónde acudir ni cómo acceder a la Justicia.
Otra de las aplicaciones de este tipo es SugarDaddy, donde se registra que hay jóvenes de entre 18 y 21 años subiendo contenidos. “Hay denuncias al respecto, usuarias de estas plataformas ya han tenido problemas de violencia explícita habiendo subestimado el plano virtual, porque de una u otra manera se filtran datos personales a través de estas apps”, dijo la letrada.
Por su parte, Ivana Mondelo, periodista especializada en comunicación digital, explicó los cuidados a la hora de descargarse aplicaciones en el teléfono celular y qué recaudos tener a la hora de usarlas.
“No solamente con esta app, sino con cualquiera, debemos leer los términos y condiciones y entender qué estamos habilitando y qué acceso le estamos dando a esta aplicación cuando la instalamos en nuestro teléfono. Por ejemplo, si tiene acceso a nuestra ubicación, a la galería de fotos o a los contactos. Todos esos datos se los damos a esa esa app, que va a lucrar porque puede vender esa información; también hay que tener en cuenta los cuidados a la hora de compartir fotografías y videos, sobre todo las que tienen un tono erótico, ya sea para lucrar como para hacer sexting, porque en estas plataformas no hay en principio un pacto con las personas que nos contactan”, detalló y mencionó en especial tomarse fotos en lugares que no sean reconocibles o con objetos que puedan revelar señas de la identidad o ubicación, o rasgos puntuales del cuerpo o la cara.
¿De qué se trata Only Fans?
La aplicación es un servicio de suscripción digital personalizado para usuarios que pagan por acceder a fotos y videos exclusivos. La aplicación nació en 2016, con el objetivo de que artistas o famosos pudieran generar material único para los seguidores, que deben suscribirse a su perfil online.
La empresa Fenix International Limited, con base en Londres, estuvo a cargo del lanzamiento y, en principio, los usuarios pagaban una tarifa mensual por ver videos y fotografías que no estaban disponibles en ningún otro sitio. En 2019, se reportó que tiene más de 70 millones de usuarios registrados y más de 1 millón de creadores en todo el mundo, con 7 millones de usuarios.
Durante la pandemia Only Fans se vió como una oportunidad económica para miles de personas que necesitaban un ingreso, ya que con solo tener un celular y conexión a Internet se puede crear una cuenta, generar y subir los contenidos y comercializarlos en cualquier parte del mundo.
Lo cierto es que la aplicación terminó siendo una opción para las trabajadoras sexuales, que recurrieron a este medio digital para sostener su trabajo. Sin embargo, fue durante la pandemia que se acrecentaron los casos de robo de fotos de los perfiles de Instagram o Facebook, además de registrarse acoso a través de chats privados y, en el caso de Only Fans, persecución de quienes suben contenido explícito en esa plataforma y que puede derivar en violencia sexual.
Publicación por venganza
La fiscal Luciana Vallarella, de la unidad de Violencia de Género del MPA, aclaró que en su mayoría las denuncias que suelen realizarse en relación a las redes sociales son publicaciones de fotografías o datos personales por venganza.
“Lo que suele suceder son denuncias de mujeres a las que su ex pareja compartió, por venganza, imágenes privadas o datos personales. En casos como el de Melani Juárez, muchas veces se culpabiliza públicamente a la víctima por su actividad en este tipo de redes, cosa que no es así y que al momento no tiene vínculo alguno con este femicidio”, dejó en claro.
En este sentido, la problemática del uso y consumo de las nuevas tecnologías derivó en un debate en la Cámara de Diputadas y Diputados de Santa Fe, que llevó adelante la legisladora Mónica Peralta.
El encuentro se realizó en noviembre de 2020 y se centró en la concientización sobre el uso de las Tics con perspectiva de Género. Participaron referentes de todo el país sobre la temática respecto de usos y consumos responsables, legislación, educación y estereotipos en las redes sociales.
Entonces, ¿Qué relación hay entre lo que pasa en las redes sociales y lo que sucede en la vida real? ¿A cuánto estamos expuestos y expuestas al subir contenidos digitales?
Si bien parece que podrían ser mundos distintos, lo que pasa en las redes pasa en la vida real. Se trata de la convivencia digital, ya que tanto en las redes sociales como fuera de éstas se convive en sociedad, lo que implica que aparecen o pueden aparecer las mismas problemáticas. Tal es así que en la actualidad es imposible separar ambos mundos: lo que ocurre en el mundo digital repercute en las personas cuando no están conectadas, y lo que pasa en el mundo offline pasa al mundo digital. En resumen, las fronteras entre conectarse y desconectarse hoy en día ya casi no existen.