Por ese entonces Nidia practicaba natación y también jugaba al tenis en el Club Atlético Fisherton hasta que los profesores le pidieron que se defina por un deporte y ahí optó por el primero de ellos. Considerada una de las mejores nadadoras rosarinas de la historia, Kondratavicius sobresalió desde muy chica. A los 15 años, en 1986, obtuvo su primer Campeonato Argentino de mayores en los 100 metros mariposa y a partir de ese momento llegaron varios títulos nacionales e inclusive un Sudamericano. Otro logro para destacar es que fue la primera rosarina en bajar el minuto en los 100 metros libres.
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En la pileta, junto a Cintia Belotto (derecha) y la olímpica Patricia López Muñiz (izquierda). Fue en la inauguración del natatorio en la zona sur donde las tres fueron nombradas madrinas.
Juegos Olímpicos, la gran deuda
El vértigo de su carrera le puso un pie en los Juegos Olímpicos de Seúl '88, pero por una cuestión de cupos no viajó pese a que había logrado la clasificación. Fue un golpe duro, pero el mal trago no le quitó las ganas y fue por su revancha.
Entrenó cuatro años para los siguientes Juegos Olímpicos, en Barcelona 1992 pero también quedó afuera. A pocas semanas de emprender el vuelo a España, le dijeron que había menos plazas y tuvo que desarmar las valijas. La decepción fue tan grande que se retiró de la natación. Los desmanejos de los dirigentes hicieron que una nadadora que tenía mucho para dar, se alejara con sólo 21 años.
“Se ve que siempre me faltó un poquito para alcanzar eso. En ese entonces era por porcentaje del récord mundial, no había marcas, por lo que pienso que ahora sería más fácil. El Comité Olímpico le daba determinada cantidad de plazas a cada deporte según su criterio y en ambos casos, Seul y Barcelona, quedé afuera de los juegos por la misma razón”, analizó.
Inquieta y entusiasta, cambió otra vez de deporte y se metió en el hockey, aunque su paso fue muy fugaz. Jugó para Atlético del Rosario, cuando este club participaba en el torneo de Buenos Aires y, como no podía ser de otra manera, se dio el gusto de dar una vuelta olímpica.
Paralelamente siguió compitiendo en una pileta, en waterpolo, conquistando el campeonato argentino con el seleccionado de Rosario.
“Cuando fuimos al Sudamericano de Medellín, en 1989, ya había decidido que dejaba la natación. En ese torneo vimos un partido exhibición de waterpolo entre Brasil v. Colombia. Ahí, las chicas que íbamos a dejar, empezamos a contactarnos con otras nadadoras y armamos un equipo de mujeres. Entrenamos en GER hasta que se nos complicó porque no había espacio en la pileta cubierta del centro y nos fuimos a Newell's y ahí en vez de jugar para Gimnasia lo hicimos para la Federación de Rosario. Clasificamos para el torneo Argentino y de ahí al Sudamericano. En ese torneo nuestro crecimiento fue exponencial en la misma competencia, porque más allá de los resultados, no dimos cuenta de que el entrenamiento de natación lo teníamos, nos faltaba dominio... como ahora con el rugby... el estado físico está, nos falta lo técnico, lo específico del juego.
Para Kondratavicius ese no fue un torneo más porqué según ella misma cuenta “ahí me picó de nuevo el bichito de la competencia olímpica y le apunté a un deporte que sea difícil, duro y me pongo a entrenar: Y me metí en el triatlón. Era 1997. El Triatlón había estado como deporte exhibición en Atlanta 96 y me puse como meta ir a Sydney 2000”.
En la temporada 1998/1999 Nidia Kondratavicius siguió sumando gloria a su frondoso currículum: se consagró campeona argentina en el Circuito Nacional y en la siguiente se coronó como campeona argentina en distancia olímpica.
“Empecé a entrenar más fuerte para la distancia olímpica, gané el Campeonato Argentino y el Sudamericano, viajé a los Panamericanos de Winnipeg y empecé a correr competencias internacionales que daban puntos para el ranking que clasificaba a Sydney. Lo encaré a full: cerré el consultorio de odontología, corrí todo el equipamiento a un costado, armé un gimnasio y me puse a entrenar mañana, tarde y noche. Dejé todo para dedicarme pura y exclusivamente a entrenar”.
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Kondratavicius festeja la victoria en el triatlón olímpico Ciudad de Rosario
Sin embargo la clasificación a Sydney quedo marcada en su vida como uno de los recuerdos más amargos. “Quedé tercera en el Panamericano de Cuba y luego conseguí un top 5 en Brasil, Chile y Colombia, pero no logré la clasificación anhelada y quedé fuera de los Juegos Olímpicos otra vez”, contó la propia protagonista.
Lo cierto es que aun así le quedaba una chance con una invitación del COI. Pero ante la respuesta de los dirigentes rosarinos que expresaron “no sabemos qué está haciendo”, el sueño se desvaneció.
“Después me desanimé. No quería entrenar cuatro años más para que un dirigente me venga a decir que no puedo ir. No tenía fuerzas. Soy de las que piensa de que los cambios se hacen desde adentro y quizás no tuve la paciencia o el seguimiento para poder lograrlo. Por eso fuí cambiando de disciplina. Quizás si me quedaba cuatro años más en natación o cuatro años en triatlón lo conseguía. No lo sé y nunca lo voy a saber”.
Un tiempo después, volvió a competir en triatlón en larga distancia, consiguiendo podios en Argentina y México.
Nuevas señales
Las casualidades no existen, si las señales. “Cuando me comunican que no hay chances con los juegos, me fui a correr por la zona de Aldea y me encuentro una pelotita de golf en la calle. Y me dije, voy a jugar al golf. Y empecé”, relató la ahora profesional del Rosario Golf Club que, consiguió entre otros logros, el Abierto Ciudad de Rosario en 2013 donde sacó a relucir su espíritu competitivo y se sacó las ganas tras haber salido segunda en la edición anterior. Volvió a ganar el torneo en 2015, disputado ese año en los links del Jockey Club Rosario.
Estaba entrenando para jugar al golf en Estados Unidos, cuando en 2018, la muerte de su entrenador, Jorge Trevisán y la de su propio padre, calaron tan hondo que la desenfocó del deporte. No podía entrenar, ni siquiera concentrarse.
“Hacía algo pero no en el alto rendimiento”, confió la atleta para luego terminar de contar cómo llegó al rugby. “Marcelo, mi hermano, me pidió que me acerque al club (Los Caranchos) a dar una mano porque necesitaba mejorar la parte física del plantel de rugby. Así fue que a mitad de año empecé y arranqué ordenando un poco la preparación física, ayudando un poco a las categorías que estaban más desatendidas o que les faltaba un poco más de trabajo. Empecé a trabajar con los varones, pero ahí estaba el grupo de chicas”, contó la súper atleta, con quien no sólo compartió cancha sino que las llevó hasta un cuarto puesto en el Nacional de Clubes Femenino, nada menos.
“Tener a Jorge (Trevisán) como referente cuando me entrenaba a mí en el triatlón fue muy importante. Recuerdo que en esa época me llevaba a los entrenamientos del Jockey cuando los chicos no querían hacer trabajos de escalera... Y me llevaba a mí para que me sigan y no podían entender como una mujer podía correr tanto y les gane, siendo que ellos estaban entrenados. El siempre le buscaba el punto”, concluyó.
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Kondratavicius escucha atentamente las indicaciones de Jorge Trevisán, su entrenador y amigo
“El talento sin trabajo no te lleva a nada. El trabajo sin talento te limita demasiado”
“A mí me apasiona el deporte”, confesó sin medias tintas la súper atleta rosarina. “En todos los que he practicado encontré algo, me gustan los detalles, la cuestión técnica... Vengo de la natación que es el deporte más técnico de todos, donde tenés que aprender a desarticular tu cuerpo para optimizar y mejorar la tracción para poder avanzar y como yo tengo un físico chico, en natación tenía que subsanar eso. El Negro Tercitano, cuando me entrenaba, siempre me decía que "el físico se suple con inteligencia". Así que empezamos a ver qué podíamos desarrollar, qué podía mejorar y empezamos a trabajar fuerza de piernas, la patada. Hacía 20 de 50 de patadas dentro del minuto con jeans y zapatillas. Así llegue a tener la mejor patada y el mejor salto de la natación en la largada. Midiendo 1,55 metros en la largada salía antes que mujeres que tenían 1,90 metros. No se si la frase era "el físico se suple con inteligencia o con trabajo" pero me parece que tiene que ver con el trabajo inteligente para desarrollarlo. Siempre me encantó entrenar y los desafíos a algo nuevo.
De todos los deportes que hiciste, ¿En cuál tuviste un momento inolvidable que decís si lo tengo que poner en un cuadro pongo este?
En natación, cuando gané el Campeonato Sudamericano que se hizo acá en Rosario y fue selectivo para la Copa Nativa en Niza, en Francia, en 1989. Ese año, yo tenía la especialidad en los 100 mariposa y corría en los 200 libres. Tenía las dos competencias el mismo día con una carrera de varones en el medio. El entrenador me consultó cuál de las dos íbamos a preparar y resolví correr en ambas. Habíamos estado trabajando estímulos a quince o veinte minutos de diferencia uno de otro. Recuerdo que esa fue la primera vez que lloré en un entrenamiento. no daba más, se me caían las lágrimas, pero seguí. Pensé que no podía y mi entrenador me dijo, "claro que podés" y me dio la confianza que necesitaba en ese momento. En la competencia primero corrí los 200 metros libres, donde hago récord argentino, y quedé segunda tras una brasileña. Pero me tocaba la otra a los 10 minutos. Encima era en Rosario, en el club Provincial, con una tribuna llena de gente, casi todos conocidos. Me nombran a mí primera porque me había quedado con la tercera marca y luego a Maria Marta Mazza, que se había quedado con la primera y estaba a mi lado. Cuando me nombran me aplauden, pero cuando dicen su nombre la ovación fue mayor. Ahí me liberé de la presión... Ella tenía más que yo.
Fue una carrera para la historia
Mi largada fue mejor que la de ella, y la diferencia que saqué en la largada lo mantuve hasta los 50, ella llega justo con la brazada y yo tengo que hacer una patada. Damos la vuelta e íbamos brazada a brazada. Yo respiraba para el costado, pero para el lado que no la veía. Sacaba la cabeza del agua y el ruido era ensordecedor. Faltando 20 metros Mazza hace dos brazadas sin respirar (eso hace que el cuerpo se ponga más plano y avance más) y me sacó unos 15 centímetros, seguíamos yendo al mismo ritmo de brazadas pero ella un poquito más adelante. Me guardo las últimas tres respiraciones abajo de las banderas y ahí la alcanzo: nos ponemos iguales y tocamos la placa. Ella lo hace con la palma y yo con la punta de los dedos, y le gano por tres centésimas. Cuando toco, yo festejo y ella se abraza al andarrivel. Las dos sabíamos quien había ganado pero oficialmente no nos decían nada. Miro a los cronometristas y me muestran empate... Me decía para mis adentros, ¿Para qué habré festejado?, mientras seguíamos aflojando. La tribuna de golpe enmudeció. Iban a decir los resultados. El que los anunciaba empezó a decir que se había logrado un récord sudamericano en campeonato pero no decía quién lo había hecho y cuando lo hizo fue sentir la felicidad plena. Después en Niza le ganamos a las brasileñas e hicimos récord sudamericano. El objetivo estaba cumplido.
¿Encontrás una explicación no racional a un éxito deportivo? Ese jugador que no da más y sigue corriendo, por ejemplo.
Es que todo es con la mente, no con las piernas. La mente es lo que te permite desarrollar, crecer y mejorar; el fisico se va adecuando. El físico es fácil hacerlo crecer, lo que es difícil es desarrollar la mente. La mente es la que te limita, te frena, te trae todas las complicaciones, los boicots. Si pudieramos entrenar la mente como el físico, tendríamos súper atletas, pero se le da solamente importancia al físico y no tanto a la cabeza. Pero es la cabeza la que te deja ser más, te hace superar las barreras, romper los techos o generar las adaptaciones más rápido. El cuerpo se adapta muy rápido, ahora tenés que tener noción de tus tiempos, el percibir y conocerte, porque si vos conocés tu físico sabés cual es el tiempo de recuperación, cómo tiene que ser la alimentación y el tiempo de descanso. La cabeza no siempre va al ritmo del crecimiento del cuerpo y eso me pasa mucho con mis alumnos en golf. La técnica la mejorás, la corregís pero siempre la mente está en lo viejo, en lo que estabas pegando, te retrotrae a las malas experiencias o a los miedos. El golf es un deporte más mental que físico. Los otros que practiqué eran al revés, más físicos que mentales. El permitirte, el estar decidido, el enfrentar los miedos o los desafíos que a veces parecen una zoncera, hacen que te vayas superando.
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Kondratavicius, representante del Rosario Golf Club, ganó el Abierto Ciudad de Rosario en 2013 y 2015.
¿Hay algún secreto para que hayas hecho todos los deportes en forma destacada?
Hay un sistema. Hay una parte física, una parte técnica y una parte estratégica. Eso está en todos los deportes. Tenés que atacar los tres frentes. Si lo hacés de manera pareja y vas creciendo parejo, podés ir acotando los tiempos.
¿Naciste con talento o sos frutos del esfuerzo?
El talento sin trabajo no te lleva a nada y el trabajo sin talento te limita demasiado.... aunque yo cambiaría la palabra talento por ganas de crecer. Porque a alguien que les resulta fácil las cosas las hace de manera natural, al que no se le hace simple, le busca la vuelta y encuentra un camino alternativo. No es talento, es las ganas de crecer, de mejorar, de llegar lo más alto posible.
Transmitís tranquilidad. ¿La marcha va por dentro?
En el CAF, cuando era chiquita, el club premiaba al mejor deportista. A todos le daban un premio en la fiesta de fin de año y entre todos los deportistas elegían al del año. A mí me eligieron una vez y en el cuadrito que me dieron tenía una frase de Valeri Brumel que decía que “El deporte es también una alternativa como válvula de escape al ansia de libertad, será de mayor magnitud cuando más artificial y mecanizada se haga la sociedad en que vivimos”. Lo que me marcó eso es que yo pude canalizar todos mis problemas, mis enojos, en tratar de mejorar. Cuando estaba enojada o triste, lo canalizaba entrenando. Le sacaba provecho, porque me liberaba de las cosas negativas que podían influir en mis estados anímicos y por otro podía seguir creciendo. Obviamente tuve un montón de dificultades pero puedo canalizarlo para seguir creciendo, para mejorar. Las emociones siempre traté de mantenerlas bajas y la cuestión mental es importante para todo y cuando están frente a un rival no podés estar demostrando tus emociones, ni tus temores, ni tus alegrías... tenés que mantenerte en un punto neutro.
¿Te quedó algún sueño por cumplir?
Los Juegos Olímpicos. No se qué voy a hacer después si los alcanzo. Quizás sea el objetivo que uno sueña, ese que te hace desarrollar y crecer y que no lo conseguís. Los Juegos están en mente y por eso me hice profesional en golf. Con la pandemia se me complicó el tema de viajar y competir y lamentablemente en Argentina no hay competencias para mujeres. Había armado todo el proyecto para ir a Estados Unidos, viajé y me di cuenta de que no estaba preparada, choque con una realidad totalmente distinta. Acá practicaba en canchas más cortas, con los raft más permisivos, canchas sin tanta agua. Y me encontré con canchas con mucho desnivel, más largas, donde no llegaba con mi distancia y estaba tirando siempre de lejos. Me sentía indefensa total, pero fui ajustando todo. Empecé jugando muy mal pero luego fui mejorando mi juego. En el torneo que jugué no pasé el corte pero después me quedé unos días más donde jugué en las mismas canchas sin la presión y contra idea de jugar más largo, con otra estrategia, una más acorde a lo que iba a enfrentar. Y empecé a jugar mucho mejor. Lamentablemente la pandemia me puso un freno, como a todos.
¿Cuál es tu secreto para estar vigente?
Hacer las cosas con pasión. La actitud no se negocia.