Como marca el politólogo Pablo Touzon en una entrevista que publica hoy La Capital, el hecho de que el presidente, la líder del oficialismo y el principal empresario del país, Paolo Rocca, coincidan en la importancia estratégica de un proyecto debería hacer que la iniciativa marche sobre ruedas. Y, sin embargo, no es así.
La interna a cielo abierto del Frente de Todos y la denuncia en la Justicia de legisladores opositores que usan los tribunales como base de operaciones amenazan con paralizar una obra clave, tanto desde el punto de vista económico como el político.
Una vez terminada, la obra no sólo le permitirá a la Argentina dejar de importar gas y exportar energía a un mundo necesitado de ese recurso estratégico. El dólar es una de las llaves maestras de la gobernabilidad. Y cualquier gobierno que pretenda transitar su recorrido con la menor cantidad de sobresaltos quiere manejarla.
Responsable del tarifazo Excel en mano durante el primer tramo del macrismo, pero conocedor como pocos del universo energético, Juan José Aranguren criticó por desconocimiento técnico tanto a Kulfas como a los diputados de Juntos por el Cambio que impulsaron la denuncia por incumplimiento de los deberes de funcionario público y negociaciones incompatibles con la función pública.
El dólar es una de las llaves maestras de la gobernabilidad y cualquier gobierno que pretenda durar necesita manejarla El dólar es una de las llaves maestras de la gobernabilidad y cualquier gobierno que pretenda durar necesita manejarla
Las declaraciones del ex CEO de Shell son una rareza dentro de la cúpula empresaria que, como se vio en el encuentro por los veinte años de la Asociación Empresaria Argentina (AEA) se mueve en el terreno del cortísimo plazo y se muestra permeable a discursos enlatados sobre el populismo y los impuestos.
El caso de Federico Braun, titular de los supermercados La Anónima, es paradigmático. No sólo por el chascarillo que esbozó sobre la remarcación de precios que sufre la sociedad, sino también por un power point que presentó con lenguaje de la Guerra Fría (como “capitalismo igual no comunismo”) y que a duras penas pasaría un examen de la escuela secundaria.
Como se vio en la reunión en el hotel Sheraton de Buenos Aires, lejos de la visión de la vieja generación de 1880, pero también de la poderosa e influyente burguesía paulista, entre los hombres de negocios más poderosos del país no abundan las ideas para sacar al país del atolladero, fuera del reclamo de ajustes draconianos de dudosa viabilidad política o el cambio de domicilio fiscal.
Por supuesto, esto no exime a la política de su responsabilidad. Y en un país presidencialista, el foco está puesto primero en el presidente. Como un boxeador que se abraza al rival y sólo espera que se consuman los rounds en busca ya no de una mano salvadora sino de una derrota digna, Alberto Fernández se aferra a la agenda cristinista, tanto en la política interna -proyecto sobre renta inesperada, reforma de la Corte Suprema- como en la política exterior.
En su doble rol de presidente argentino y titular de la Celac, Fernández dio en la Cumbre de las Américas realizada esta semana en Los Angeles un discurso más duro que el esperado. Un guiño fronteras adentro de la coalición pero también hacia México -que definió no ir- y Cuba, Nicaragua y Venezuela, excluidas por Joe Biden.
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Más allá de si se acordó el mensaje con Estados Unidos, para el internacionalista rosarino Esteban Actis la crítica de Fernández al Banco Interamericano de Desarrollo -que siempre estuvo presidido por latinoamericanos y hoy está dirigido por el estadounidense Mauricio Claver-Carone, un halcón nombrado durante la presidencia de Donald Trump- fue el principal error político del jefe de Estado argentino. “Como ningún otro país, Argentina necesita los desembolsos del banco para su estabilidad cambiaria”, escribió el docente de la UNR en su cuenta de Twitter.
El peronismo enfrenta un problema profundo, tanto de liderazgos como conceptual. Incluso dirigentes que se autoperciben kirchneristas reconocen que el yacimiento del que extrajeron sus ideas en los últimos veinte años se secó. Y que hay que explorar nuevas zonas.
También Juntos por el Cambio está atascado. Con el regreso de Mauricio Macri al centro de la escena, hoy más en pose de gran elector que de candidato, el PRO y la UCR se miden y se acusan preventivamente por una ruptura que, de hecho, les permitiría sondear alianzas más afines.
El PRO y la UCR se acusan preventivamente por una ruptura de Juntos por el Cambio que les permitiría sondear nuevas alianzas El PRO y la UCR se acusan preventivamente por una ruptura de Juntos por el Cambio que les permitiría sondear nuevas alianzas
Desperfilado, Horacio Rodríguez Larreta lanzó una cruzada contra el lenguaje inclusivo, en busca de meterse al coto donde ya cazan Macri, Patricia Bullrich y Milei. “La gran ganadora de la aparición de Milei es Bullrich, que queda como un promedio entre el extremo y la tibieza”, analiza un consultor.
Fragmentos y vetos
La política santafesina también muestra los engranajes gastados. Tras el veto de Lucila Lehmann - mano derecha de Carrió en Santa Fe- a Antonio Bonfatti, desde el socialismo advirtieron que así difícilmente prosperen las conversaciones sobre el frente a la santafesina.
Cuentan desde la oposición que los dirigentes radicales criticaron con dureza a sus socios de la Coalición Cívica por hacer tambalear la frágil arquitectura electoral que vienen tratando de ensamblar.
Envalentonados, los popes de la UCR santafesina se muestran como los únicos capaces de unir a los distintos fragmentos del no peronismo, pero también exhiben su poder de veto.
Dada la cantidad de bancas que controlan en la Legislatura, el rechazo del radicalismo a embarcarse en el reseteo de la Carta Magna santafesina, con el argumento de que abre una caja de Pandora en tiempos de crisis y que va a contramano de las demandas sociales, podría hacer que la incipiente ola reformista se agote antes de llegar a la costa.
En este marco, cada cual atiende su juego para un 2023 lejano y cercano a la vez, donde todos ven que tienen motivos para ilusionarse: Maximiliano Pullaro continúa con su gira de actividades con el sello Agenda Abierta, Pablo Javkin encabezó en Reconquista una nueva edición del Foro para la Reconstrucción y el PS busca ganar volumen político con los consejos del consultor político Ignacio Ramírez.
Por su lado, el peronismo santafesino ensayó una tregua. Ayer representantes de todas las tribus se reunieron en Santa Fe con la excusa de debatir los proyectos de reforma constitucional. Según los asistentes, primó “la buena onda”. No es poco, teniendo en cuenta los tumultuosos treinta meses que transcurrieron con el PJ en el poder y el descalabro nacional del Frente de Todos, y cuando en distintos campamentos evalúan en estos días si el próximo año conviene jugar por adentro o por afuera de la estructura oficial.