Nacida en Inglaterra, hija de madre británica y padre paquistaní -aunque criada en Australia-, Sara Ahmed piensa y transita el feminismo desde el pensamiento y la producción académica, como lo hizo hasta 2016 en la Universidad de Londres y después en Lancaster, sin embargo, también lo hace desde en su propia experiencia y la de muchas otras, como la de su tía paterna, Gulzar Bano, que vivió su vida en Pakistán defendiendo el derecho de las mujeres a estudiar. "Era feroz con sus compromisos feministas", la recuerda Ahmed en el diálogo que sostuvo con La Capital a través de correos electrónicos horas antes de un nuevo #3J y tras haber participado virtualmente en Rosario de las Jornadas "Haciendo Universidades Feminsitas" que organizó la Universidad Nacional Rosario (UNR).
Escritora, filósofa y académica independiente, Ahmed recorrió áreas de estudio que van desde el postcolonialismo y las luchas antirracistas hasta las teorías feministas y las políticas queer; parte de sus ideas quedaron plasmadas en libros como "La promesa de la felicidad", editado en Argentina en la previa de la pandemia, "Fenomenología queer" y "Vivir una vida feminista", también publicado en el país en el inicio de 2021.
Aunque dice no haber analizado en profundidad los movimientos feministas latinoamericanos, reconoce "lo inspirador" que le han resultado, fundamentalmente el movimiento Ni Una Menos sobre todo en países europeos como el Reino Unido. "El feminismo dominante allí es deprimentemente limitado", señala la pensadora y considera que las acciones están centradas "más en en redefinir a las mujeres que por liberarlas de las definiciones".
Convencida de que a veces el feminismo debe ser "feroz", reivindica como conocimiento ese que las más de las veces la academia descarta y como parte de esos ámbitos, reconoce entre sus preocupaciones dentro de esos espacios eso mismo que 2016 la hizo renunciar en Goldsmiths, a la Universidad de Londres, cuando las autoridades se negaron a investigar las denuncias de acoso sexual. "Me preocupan las instituciones que reivindican cambios sin cambiar realmente", afirma.
- ¿Cómo ves el movimiento feminista en América Latina y Argentina y qué diferencias encontrás con los movimientos en países desarrollados, como Estados Unidos o países europeos?
- No diría que he analizado los movimientos feministas en América Latina, pero sí me he inspirado en ellos, especialmente en Ni Una Menos. En el Reino Unido, el feminismo dominante es deprimentemente limitado: las feministas parecen más preocupadas por redefinir a las mujeres de manera excluyente y desde una perspectiva biológica y menos preocupadas por liberarlas de las definiciones. Ha sido inspirador ver un movimiento feminista masivo que vincula la violencia de género con otras formas de violencia y que apela a la comunidad, la solidaridad y la autonomía corporal.
- ¿Crees que han sido, al menos en parte, escuchados?
- Esperamos ser escuchadas. Somos más fuertes cuando reclamamos juntas.
- En varias fotografías aparecés con una remera con la leyenda "Fierce Feminist". ¿Cómo defines a una "feminista feroz"?
- ¡Mi novia me hizo esa remera! Ella también tiene una. Creo que a menudo se escucha o se ve a las feministas como feroces y aterradoras. Y a veces así tenemos que volvernos, tan feroces como nos escuchan y nos ven. Pienso en las muchas feministas que me inspiraron, incluida mi tía Gulzar Bano, que vivió su vida feminista en Pakistán. Era feroz con sus compromisos feministas: su creencia de que las mujeres tenían derecho a la educación y tenían nuestras propias opiniones. Podés ser feroz por lo que amas y cómo lo amas; feroz en la construcción de más justicia y libertad.
- Dejaste Goldsmiths en 2016 ¿Han cambiado algo allí y en otras instituciones desde entonces?
- El cambio es lento y laborioso. Una de mis preocupaciones es cómo las instituciones “reivindican el cambio” sin cambiar realmente. Las universidades a menudo expresan compromisos con la igualdad y la diversidad, pero eso no es lo mismo que garantizar la igualdad de género y raza en términos de cómo los estudiantes y académicos pueden acceder y progresar dentro de las instituciones. El cambio, cuando sucede, es porque luchamos por él. Es un proyecto, porque todavía no estamos ahí.
- Muchas lecturas analizan tu libro "Vivir una vida feminista" como el más "personal" de tus obras. ¿Cuáles son las principales experiencias que colocas en las páginas?
- Todas tenemos nuestras historias feministas, las experiencias que tenemos son las que nos llevan a adquirir una conciencia feminista y a comprometernos con una política de liberación para todos los pueblos oprimidos. Creo que es importante inscribirnos en nuestro feminismo. Hay mucho que decir y puede ser difícil saber qué experiencias incluir (y cuáles no). Para mí, crecer con un padre patriarcal, y a menudo violento, fue clave para convertirme en feminista. Así que puse un fuerte énfasis en esas experiencias en el libro.
- Rescatás la "pedagogía de todos los días" que ejercen las feministas y que no es menos importante que la que viene de la academia, esa de la vida cotidiana y de las experiencias ...
- La academia es un lugar que guarda muchas historias. También es un lugar con muchas paredes y puertas que impiden que se comparta el conocimiento. Algunas de las personas con menos conocimientos que conozco son académicos, porque el mundo académico tiende a convertirse en su propio mundo y esto lejos de ampliar puede limitar la comprensión que surge del compromiso con la diferencia. Aprendí de Audre Lorde cómo el conocimiento surge de ese compromiso con la diferencia. La academia no es el único lugar al que vamos a conocer. Tenemos conocimientos que provienen de muchas tradiciones diferentes. Tenemos conocimientos que los profesionales podrían descartar como meras habladurías o intuiciones. Entonces, lo reclamamos. Para mí, gran parte del conocimiento feminista comienza reivindicando como conocimiento lo que se descarta como no-conocimiento. Reflexionamos juntos sobre experiencias y compartimos recursos para ayudar a darle sentido a esas experiencias. Pienso en el conocimiento como el proceso a través del cual damos sentido al mundo tal como se nos presenta en toda su complejidad.