Hacer que 4 mil chicos en toda la provincia y 1.456 de los barrios populares de Rosario que terminaron el primario comiencen efectivamente el secundario es la tarea que por estos días encaró el Ministerio de Educación de la provincia. El trabajo comenzó en las últimas semanas en Empalme Graneros y Ludueña y continúa ahora por las zonas sur y sudoeste. A esa tarea se suma la labor del municipio en los 35 Centros Cuidar. Esos alumnos que aún no están anotados para iniciar el ciclo lectivo 2023 suelen atravesar situaciones de abandono y vulneración de derechos, aunque mayoritariamente se trata de escenarios donde la subsistencia cotidiana para conseguir lo básico se hace tan ardua que la escuela queda relegada a un segundo plano.
El delegado de la Regional VI de Educación, Osvaldo Biagiotti, reconoció que en el abandono escolar incide "una multiplicidad de situaciones" e indicó que se detectaron "casos extremos de vulneración de derechos y abandono, donde por referencias de vecinos se detecta que no hay adultos referentes, los chicos terminaron el primario por el esfuerzo de docentes y directores, pero luego no hay quien acompañe".
Además de señalar la derivación de esas situaciones a los equipos socioeducativos del ministerio o a la Secretaría de Niñez, Adolescencia y Familia, Biagiotti describió que en la mayoría de los casos se trata de adultos presentes a quienes se les hace tan difícil la subsistencia diaria, más en este contexto de crisis, que "la escuela queda relegada entre las prioridades de todo lo que hay que resolver".
"Son familias donde hay preocupación, hay afecto y cariño, pero antes que la escuela hay que garantizar servicios básicos, comida, subsistencia y desbordados por ese contexto la escuela, la inscripción y la búsqueda de un banco se hace difícil y queda en un segundo plano", detalla.
Ciertamente lo que le sucede en muchas casas es que la búsqueda se hace en la cercanía y si allí no hay banco pensar en un establecimiento a mayor distancia complejiza la organización; o a veces deben volver en una segunda oportunidad, y esa segunda visita no se concreta.
"Íbamos a hacerlo, pero más adelante". "Nos dijeron que volviéramos a preguntar en una semana y no pudimos". "Llevamos a la nena tres días por semana al hospital por un tratamiento médico y aún no nos dio tiempo". Fueron algunas de las respuestas que encontraron en contextos de mucha dificultad y donde lo que sobran son necesidades.
El contacto con el municipio
La segunda pata de la búsqueda la realiza el municipio a través de la Subsecretaría de Desarrollo Humano y la red de 35 Centros Cuidar. "Del listado de 1.400 chicos que acercó la provincia, tenemos 638, es decir casi la mitad están en las cercanías de esos espacios y algunos ya han estado en contacto", indicó el subsecretario, Lucas Raspall.
Así, listados en mano, el municipio por estos días cruza datos y georreferencia a los adolescentes que aún faltan anotar para el 2023 con el objetivo de hacer un segundo acercamiento sobre los casos que la provincia no encontró.
Paralelamente, desde los Centros Cuidar se llevará adelante un rastrillaje propio, alrededor de las cinco manzanas de cada uno de los espacios, para "salir a buscar y tratar de cubrir la mayor proporción posible de chicos", agregó.
Sin embargo, en lo que hizo hincapié el funcionario municipal es no solo en el retorno a las aulas, sino en el acompañamiento de esos recorridos para que se sostengan en el tiempo. "Es que si vuelven y no encuentran sentido, dejan mañana", señaló y para eso se refirió al Programa Andamios, que instrumentan el municipio y la UNR en más de 25 espacios, con casi 400 adolescentes, en toda la ciudad.
"Es un acompañamiento de trayectorias que surgió en la pospandemia para revincular a los chicos y que apunta a sostener el aprendizaje para que entre a primero, pero no deje en segundo", sumó.
Respuestas artesanales
Las respuestas, la mayoría de las veces, se construyen caso a caso. Un banco en una escuela más cerca, la gestión del Boleto Educativo Gratuito (BEG) y, muchas veces, información que faltaba.
"En todos los casos hay que ver a qué están dispuestas las familias, sobre todo cuando tiene que ver con los traslados de los chicos en distancias más largas", dijo el delegado ministerial, y señaló que en materia de traslados y transporte el BEG es una primera solución y respuesta.
Sin embargo, no todas las situaciones son sencillas y a veces el colectivo no pasa cerca. "Ahí tenemos dificultades extra que resolver", admitió.
"En esas situaciones se trabaja con el presupuesto de Movilidad Rural, que en estos casos no es rural, pero que está destinada a los municipios. De este modo, se articula con la ciudad para ver si por la cantidad de chicos que necesitan el transporte se hace una extensión de línea o alguna modificación en los recorridos, o directamente, en situaciones excepcionales, los municipios hacen el aporte a las familias para que con esa ayuda puedan garantizar la movilidad de los chicos", detalló.
No obstante, reconoció que "se trabaja en el día a día" hasta el inicio de clases, "para que no quede población sin atender".