La figura de Javier Milei no sólo tensiona el búnker central de Juntos por el Cambio (JxC), también divide posiciones entre dirigentes del radicalismo y el PRO que juegan en el mismo equipo en una coalición que busca desesperadamente el orden interno y donde la discusión sobre quiénes deben ser los aliados en 2023 recién empieza.
“Ni a la esquina”, tuiteó el fin de semana el diputado radical Juan Cruz Cándido sobre Milei. Hace unos meses, el ahora diputado nacional reconoció que le había puesto a un muñeco la cara de Raúl Alfonsín y “lo boxeaba”.
Además de atacar, literalmente, el orgullo radical, la cruzada de Milei contra la educación y la salud pública no cae nada simpática en el radicalismo. “A los que somos alfonsinistas estos planteos nos agravian, porque la escuela pública es constitutiva de la clase media”, dijo Cándido a La Capital.
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En las últimas semanas, caciques de distintas tribus radicales hicieron fila para pegarle al economista y ahora diputado nacional por la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (Caba). Incluso, dirigentes que casi desatan una guerra abierta en la UCR quedaron, esta vez, en el mismo bando.
“No estamos de acuerdo con incorporar a Javier Milei, que es la derecha más rancia y anti institucional. Ya para derecha, suficiente con el PRO”, disparó a comienzos de enero el presidente de la UCR, Gerardo Morales.
“Si tuviera poder, sería un problema”, había dicho en noviembre Martín Lousteau, rival interno del gobernador de Jujuy en la interna radical pero aliado en el rechazo a Milei.
El senador nacional por Caba conduce la corriente Evolución, a la que pertenece Cándido y que está liderada en Santa Fe por Maximiliano Pullaro, Felipe Michlig y Carlos Fascendini.
Cordón sanitario
Hace dos semanas, un aliado santafesino del grupo firmó un proyecto redactado por Gerardo Milman, un ex ladero de Margarita Stolbizer en el GEN y que ahora presta sus servicios de operador político a Patricia Bullrich, al que adhirieron Milei y su compañera de bancada, Victoria Villarruel.
Se trata de Gabriel Chumpitaz, que se abrió de la conducción histórica del PRO santafesino y armó su sello PRO Evolución, pero nunca cortó lazos con el nido de halcones comandado por la presidenta del partido fundado por Mauricio Macri.
La iniciativa propone recortar el IVA del 21 por ciento al 18 por ciento y sacarle al Poder Ejecutivo la facultad de fijar unilateralmente las retenciones a las exportaciones, y marcó un nuevo episodio de la novela de acercamientos y alejamientos entre Milei y el ala dura del PRO.
https://twitter.com/gfchumpitaz/status/1478105385865146370
Por las dudas, Cándido se mostró a favor de trazar “cordones sanitarios” para dejar afuera a los sectores que habitan a la derecha del macrismo y consideró que “los sectores racionales” de Juntos por el Cambio están en condiciones de conducir la coalición.
Por ahora, la principal coalición opositora es un enjambre de vetos cruzados y ningún dirigente tiene la capacidad de ordenar al resto. Menos aún, dibujar los límites de la alianza.
Diplomático, Chumpitaz dijo a este diario que es apresurado hablar de nombres. “Juntos por el Cambio tiene que generar un programa de gobierno, sobre todo en economía, y a partir de allí proyectar a lo político”, indicó.
Y agregó: “Evolución en Santa Fe es una verdadera organización política, y ahora estamos trabajando en una agenda que nos permita sumar otros partidos”.
En el radicalismo admiten diferencias sobre la cuestión impositiva, sobre la que Milei monta su “batalla cultural”, pero deslizan que los planteos extremos del economista reafirman el teorema de Baglini y “son funcionales al peronismo”. “El radicalismo quiere llegar al poder”, aseguró Cándido.
Milei, mientras tanto, lanzó su “tour de la libertad” y desplegó un show con el sorteo de su dieta de diputado que lo sostiene con poco en el centro de la escena.