No le alcanzó a Newell’s para clasificar a los cuartos de final. La derrota frente a Gimnasia por 3 a 1 le impidió ingresar a la etapa decisiva de la Copa de la Liga Profesional. Se lamenta en las filas rojinegras porque hubiese sido un logro importante, para una campaña que superó lo previsto. Le faltó estar a la altura de lo que se jugaba en el bosque platense para conquistar los tres puntos. Razones hubo varias para volverse sin siquiera un empate, finalizando en el 6º puesto de la zona 1. La falta de volumen de juego fue uno de los aspectos que más resaltó. Nada novedoso si se tiene en cuenta que fue la gran deuda al cabo de las 14 fechas disputadas. Y no será extraño entonces que, ante la apertura de un nuevo mercado de pases, se busquen opciones del medio hacia adelante, aunque por ahora se deslizó que hay charlas con Sanguinetti sobre puestos puntuales a reforzar.
Cuando la frustración aún sigue latente en todo Newell’s, por la chance desperdiciada, merece un reconocimiento el desempeño alcanzado por el equipo durante el primer semestre del año. De la mano de Sanguinetti, recuperó protagonismo y dejó atrás un 2021 de amarguras, en el que fue el tercero de peor rendimiento (39 puntos), superando apenas a Patronato (37) y Sarmiento (36).
Newell’s fue confiable desde la entrega y la actitud, con futbolistas con despliegue adentro de la cancha que le dieron al equipo intensidad y le garantizaron jugar hasta el último minuto sin bajar el rendimiento.
No fue casual que, a diferencia de tiempos no tan lejanos, Newell’s superó a varios de sus rivales en el 2ª tiempo, anotando la mayoría de los goles en ese período. De los 17 tantos que señaló en el torneo, 12 fueron en los últimos 45’.
“Tenemos que sumar volumen de juego. Sabemos que es un tema a mejorar”, fue la autocrítica de Sanguinetti, envuelto en la satisfacción de la victoria conseguida hacía unos pocos minutos frente a Central. El DT no anduvo con vueltas y puntualizó el déficit que notaba. Con el torneo finalizado para la lepra, es posible decir que en ese aspecto radicó el principal problema.
Habitualmente le costó a Newell’s generar juego y poner a un futbolista en posición de gol. La mayoría de las victorias, 5 de 7, fueron por apenas un gol de diferencia. Y cuatro de estos triunfos los consiguió por 1 a 0. No se discute si fueron merecidos, sino de reflejar que no le sobró mucho. Tampoco fue una cuestión de impericia frente al arco, aunque la última imagen, las jugadas desperdiciadas contra Gimnasia, puedan llevar a una confusión. La realidad es que las ocasiones que se crearon en cada partido no fueron en abundancia y por ese motivo varias veces se resaltó la efectividad de Newell’s para aprovechar al máximo las contadas situaciones que se le presentaron.
La carencia de fútbol apunta la mirada hacia los encargados de generar e indefectiblemente recae en Nicolás Castro. Los constantes altibajos del mediocampista fueron contraproducentes. Su talento, gambeta y pegada aparecieron de a ratos, nunca lo suficiente que se esperaba para que se erigiera en el gran conductor y para que se valorice pensando en una posible venta que le genere importantes ingresos al club. La mayor frustración fue su mal desempeño contra Gimnasia, cuando más se lo necesitaba.
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Pablo Pérez se mostró a cuentagotas durante el torneo.
Marcelo Bustamante / La Capital
Responsabilidad compartida
No sería justo recargar todas las culpas solamente sobre la figura de Castro. Le faltaron socios para hacer circular la pelota y aproximarse con riesgo. Pablo Pérez, por caso, resultó discontinuo. Si bien tiene incorporado gestos técnicos para resolver las diferentes jugadas que se le presentan, la falta de velocidad en la ejecución y en los desplazamientos, lo llevaron a incidir en forma intermitente en la elaboración. Encima, el carácter no lo ayuda y sumó amarillas que lo condicionaron en la mayoría de los partidos, al margen de la roja que perjudicó a la lepra en su presentación en La Plata.
Djorkaeff Reasco tampoco terminó siendo una solución en la posición de enlace las veces que le tocó jugar, si bien la mayoría fueron ingresando desde el banco. Por momentos fue determinante, pero en otros pasó desapercibido.
Por los extremos tampoco hubo variantes en abundancia. Ni Juan Garro ni Pancho González, habituales titulares, ni tampoco Justo Giani y Ramiro Sordo, le dieron gran desequilibrio sobre las bandas. Quedaron en el intento. Les costó prevalecer y ser opciones continuas de ataque. Terminó siendo Armando Méndez quizás el que mayor riesgo creo por afuera con las trepadas, aunque defensivamente haya defeccionado en varias ocasiones.
El esfuerzo de Garro y González para obstaculizar el paso de los rivales por los costados es un mérito que no terminó de compensar lo que se esperaba de ellos en el aspecto ofensivo.
Ante esa anemia ofensiva evidente, Juan Manuel García no fue abastecido en abundancia, por lo que debió luchar mucho para disponer de ocasiones de gol. Pese a que en determinados momentos le faltó puntería, como sucedió contra Gimnasia, un nueve depende de que la pelota le llegue. Y eso no siempre ocurrió. En tanto, Reasco, según la mirada del DT, no está para jugar de nueve. Y Nazareno Funez y Genaro Rossi, por ahora, son promesas a explotar.
Newell’s fue un conjunto competitivo y, por lo general, dio pelea a todos los rivales. Mantuvo a todos expectantes de una posible clasificación, entre los ocho mejores, y eso no puede dejar de resaltarse. Pero no dio el salto de calidad desde el juego. Es la cuenta pendiente a resolver para el próximo torneo.