Según el Instituto Argentino de Análisis Fiscal (Iaraf), en septiembre, al cabo del tercer trimestre del año, el gasto primario bajó 7,5% interanual en términos reales, mientras que los ingresos subieron 8,5%. En el acumulado de 2021, la evolución fue de -6,3% y + 18,2%, respectivamente. Con esta evolución, en lo que va del año se acumuló un déficit primario equivalente a 1,32% del PBI. “Es uno de los más bajos en seis años y se encuentra cerca del valor de 2018, que a ese mes acumulaba 1,05%”, señaló en el último informe de coyuntura.
Los economistas del instituto que conduce Nadin Argañaraz calcularon que para alcanzar el rojo de 4% que puso como última meta el ministro de Economía, Martín Guzmán, el desequilibrio debería saltar 2,68% en el último trimestre. Es decir, cubrir dos tercios de la pauta anual en sólo tres meses. Para ello, en ese período los ingresos deberían caer 70% y el gasto debería “explotar” en rubros como gastos de capital y personal.
El Centro de Estudios Scalabrini Ortiz (Ceso) coincidió. Sus economistas describieron la “respuesta fiscal a las Paso de 2019” como una agenda “más declarativa que real”.
“Los anuncios hechos en los últimos días no tienen impacto en las cuentas públicas y tampoco en la actividad económica”, sentenciaron en su último informe de coyuntura. Fueron incluso más allá al asimilar esa “reacción fiscal” a la de Macri luego de las Paso de 2019. En definitiva, estimaron, la plata que va a poner en la calle” suma $ 100 mil millones y sólo suman 0,23% al gasto en relación al PBI. Además, la variable que explica el mayor gasto primario es la de los subsidios, parte de los cuales van “a sectores que no lo necesitan” y, de acuerdo a la experiencia de 2013 y 2015, “tampoco garantizan apoyo electoral”.
Así las cosas, la suerte electoral parece estar más atada a que la recuperación económica pase de los números a la experiencia, o a las expectativas. entre las Paso y las generales.
Esta semana, el ministro de Desarrollo Productivo de la Nación, Matías Kulfas, confirmó que el crecimiento de este año será superior al 9%. Contra la mayoría de los pronósticos, estas cifras convalidarían la hipótesis que fue reflejada en este espacio a mediados de febrero. Prácticamente, toda la caída de 2020 se neutralizaría en 2021, con algunos sectores, como la industria, por encima de 2018 y 2019.
El Ministerio de Trabajo de la Nación presentó esta semana los números de empleo registrado en agosto: subió 2,8% interanual. En un año se recuperaron 211.000 puestos de trabajo asalariados (2,2%). Ya en el octavo mes del año comenzaban a sumarse a la mayor dinámica del mercado laboral rubros como el hotelero (1,2%).
De acuerdo a un análisis del Centro de Economía Política Argentina (Cepa), los “sectores dinámicos ya se encuentran por arriba de los niveles pre Covid 19, sobresaliendo la industria y el rubro inmobiliario”. También es interesante la evolución regional: el NEA, San Luis y Tierra del Fuego presentan aumentos en los niveles de empleo privado por encima del 2%, mientras que el centro del país ya opera a niveles prepandémicos. Pero en Caba, el centro de las decisiones y del imaginario que define la agenda política nacional, seguía en agosto “notoriamente por debajo de los niveles de febrero 2020”.
El Mirador de la Actividad, el Trabajo y la Economía (Mate) recordó, con corte a julio, que, desde el peor momento de la pandemia, se recuperaron 3 millones de puestos de trabajo de todo tipo. Frente al debate que abrió la oposición cuando puso en el centro de campaña la promesa de facilitar los despidos sin causa, el estudio del centro que conduce Sergio Arelovich recordó que “la prohibición de despidos en el sector privado, junto con los subsidios al pago de salarios, impidieron una fuerte caída del empleo registrado”.
La disputa por el ingreso
Más áspera está la disputa del ingreso de los trabajadores. Las cifras del Indec dan cuenta de que con una suba de 3,3% en agosto, el índice de salarios le ganó a la inflación en agosto. Por supuesto, la cifra esconde situaciones diversas. Los economistas de Mate registran un “virtual empate” entre ambas variables desde diciembre de 2019 a agosto de 2021: 87% de inflación contra 86% de salarios. “En el desfavorable contexto para la negociación laboral es destacable”, destacaron. Sin dejar de reconocer que la evolución del empleo no registrado y del registrado público no fue la misma: 75% y 77,5%, respectivamente.
En este punto, la batalla urgente es la de los precios. En septiembre, recuerdan desde el Mirador, se interrumpió la desaceleración que experimentó la desaceleración inflacionaria. La medición interanual volvió a la zona del 52%, cercana al nivel en que la dejó el gobierno anterior, a pesar de un dólar que se mueve al 1% mensual y de tarifas congeladas o fuertemente reguladas. “Quedó demostrado que se requería una acción más directa del Estado”, subrayaron.
En ese marco, cambió el secretario de Comercio y se congeló el precio de 1.432 productos de consumo masivo.
La irrupción de Roberto Feletti devolvió mística al oficialismo y ofreció un programa para militar y unificar posiciones en el territorio.
“El gobierno sacó a relucir una narrativa que es fácilmente interpretada por su base electoral”, describió el Ceso. También cortó una dinámica de subas que “no podían ser explicadas por el lado económico”. El Indice de Precios de Supemercados (IPS) que elabora esa institución registró aumentos de 1,4% en la primera semana de octubre, en medio del recambio en Comercio. La semana siguiente, la evolución fue de -0,1%. En Rosario, la canasta alimentaria que mide la UNR desaceleró al 1,6%.
Más allá de estos resultados, el Ceso opinó que “el congelamiento debe ser parte de un esquema general para cortar la inercia inflacionaria en paritarias, alquileres, créditos, etcétera”. Este programa “debe contemplar los componente inerciales para no desperdiciar el esfuerzo que se realice en materia cambiaria, tarifaria o de controles de precios”.
El frente cambiario
Como si faltaran frentes económicos. la brecha cambiaria vuelve a tomar protagonismo. El Banco Central había logrado retomar una posición compradora en base a regulaciones que, a juicio de los economistas del Ceso, llegaron “una vez que el riesgo ya se había concretado”. Fue el caso de la salida de divisas para el pago de importaciones anticipadas, que tuvo “un registro históricamente alto los últimos meses”. En agosto fue la mayor desde julio de 2015.
Desde el Scalabrini Ortiz consideraron que “existe cierto consenso” en la apuesta para cerrar la brecha “bajando el paralelo” y no mediante “un salto brusco del dólar oficial”. Pero frente a “los recursos escasos con los que cuenta”, sugieren al Central “una pauta de intervención más explícita, tal como existe con el dólar oficial”. Es que, “cuando abundan las balas conviene disparar con criterio y puntería”.
Como lo advierte en forma recurrente, Mate señala en su último informe que las dificultades del Banco Central para capturar el superávit comercial y reforzar las reservas, devienen de la salida de divisas por pago de deudas públicas y privadas.
“El saldo de la balanza comercial permitió un ingreso neto de u$s 19.123 millones, el sector privado utilizó u$s 15.845 millones para el pago de deuda externa y sus intereses y el sector público demandó u$s 10.551 millones para el mismo fin”, indicaron los economistas de ese espacio. En total, la deuda externa consumió u$s 26.396 millones, una cantidad mayor al saldo efectivo del comercio exterior de bienes y servicios. “Aquí radica, entonces, la fragilidad del sector externo: la deuda externa pública y privada”, subrayaron.