“Hoy Europa vuelve a ver al Mercosur como un socio estratégico y Argentina s un país de alto interés para gran parte del mundo”, dijo el presidente de la Cámara de la Industria Aceitera de la República Argentina (Ciara), Gustavo Idígoras. El ejecutivo planteó que el mundo está atravesando un momento “novedoso”, muy similar al de la salida de la Segunda Guerra Mundial, cuando la seguridad alimentaria era la principal preocupación para los gobiernos. En esta oportunidad se conjugan, por un lado el conflicto bélico entre Ucrania y Rusia y por otro, el proceso inflacionario internacional de la pospandemia.
En este escenario en el que el comercio de granos vuelve a tener un carácter geopolítico, advirtió que “es probable que estemos atravesando un período más largo de lo esperado de oscilaciones alcistas en el precio del trigo”.
- Las restricciones a las exportaciones de trigo que dispuso India tensionaron más al mercado internacional ¿Seguirá esta volatilidad?
-El mercado de trigo está experimentando uno de los escenarios más volátiles e inciertos de los últimos 20 años, debido a básicamente a la crisis militar de la invasión de Rusia a Ucrania, que llevó a un colapso de oferentes. Se suma n escenario climático también preocupante en varias regiones del mundo productoras de trigo. Esto comenzó a traccionar un fuerte aumento de los precios del cereal. Muchos países del mundo están preocupados y la última decisión de la India, que se esperaba que pudiera brindar alrededor de 8 millones de toneladas en la próxima campaña, reduce aún más la cantidad de oferentes, pero también incrementa las necesidades de trigo a nivel mundial. Por lo tanto, es probable que estemos atravesando un período más largo de lo esperado de oscilaciones alcistas del precio del trigo a nivel internacional, y no hay que descartar que otros países restrinjan también de exportaciones. Así, el mercado y el abastecimiento de trigo a nivel mundial va a ser uno de los temas más importantes de los próximos meses.
- ¿El comercio de granos y de subproductos vuelve a tener un carácter más geopolítico?
- Sí claramente. Estamos en un momento novedoso para el mundo, bastante parecido al que había después de la Segunda Guerra Mundial, cuando la seguridad alimentaria se transformaba en un objetivo elemental para cualquier país, gobierno y consumidores. Hoy la seguridad alimentaria, por razones como este conflicto bélico y otras vinculadas también con un proceso inflacionario internacional de la salida de la pandemia, llevan a transformar a algunos commodities agrícolas en una variable geopolítica. Ya se están dando los primeros movimientos. La Unión Europea está acercándose nuevamente al Mercosur después de dos años de silencio. Hoy Europa vuelve a ver al Mercosur como un socio estratégico. En el reciente viaje del presidente Alberto Fernández fueron muy explícitos en transmitirle que la alianza debe ser permanente porque Europa tiene que diversificar suministros. Yo tuve una conferencia con el ministro de Agricultura de Egipto y ese país dice que quiere hacer un acuerdo de cinco años de abastecimiento de trigo con Argentina. Me parece que hay reordenamientos. La Argentina hoy vuelve a ser un país de alto interés para gran parte del mundo.
-¿Esta situación de mercado que se da en el trigo también se está viendo en la soja y sus derivados?
- Sobre todo se está viendo en el aceite de soja. Cuando uno analiza los grandes resultados de la guerra, lo primero que encuentra es el trigo pero de la mano de él vienen los aceites vegetales, básicamente el de girasol. Hoy desapareció del mundo el 80% de este aceite y sólo queda para consumir el 20%. Y Argentina explica la mitad de eso. Por lo tanto, al desaparecer un aceite, los demás empiezan a ser mucho más buscados como es el caso del aceite de soja, el de palma. Indonesia cerró las exportaciones, aunque ahora dijo que tal vez la próxima semana va a revisar la medida. Y ante eso se disparó el precio del aceite de soja. Estamos hoy en valores de u$s 1.800 la tonelada, nunca vistos, porque hay una enorme tracción para sustituir al de girasol. Pero además, porque el gobierno norteamericano transforma el aceite en diesel ante la falta de gasolina a nivel mundial. Entonces hoy también hay una oportunidad para la Argentina en el caso de exportación de biodiesel o aceite de soja para energía a nivel mundial.
- Además de los problemas de logística y de oferta mundial también se suman la volatilidad de los mercados financieros . ¿Eso podía operar como factor bajista?
- Lo más probable es que los mercados financieros hagan un vuelco a la seguridad y que eso esté atado a fortalecer los contratos futuros de los commodities agrícolas más demandados. Es probable que, en vez de accionar a la baja, los movimientos financieros vayan a fortalecer las subas en este momento.
-¿Cómo está la industria aceitera?
- Deberíamos estar contentos porque todos los productos que podemos embarcar son los que nos pide el mundo de una manera incremental y con mejores precios. Sin embargo, estamos preocupados por varias razones. La primera, porque el complejo oleaginoso más grande la Argentina, que es el sojero, está estancado hace 10 años. Y vemos todos los días noticias sobre cómo Brasil y Estados Unidos piensan duplicar la molienda de soja para sustituir a la Argentina. Tenemos un enorme desafío de recuperar la producción de soja en Argentina, con más tecnología, discutir nuevamente el tema de la ley de semillas, el tema de la propiedad de las semillas, etcétera, que es la fuente inicial. Y de ahí en adelante empezar a trabajar en la retenciones, que es un tema central. Seguimos castigando con 23% de derechos de exportación al principal complejo exportador de la Argentina y por otro lado tenemos una enorme escasez de dólares que hoy los puede dar el complejo sojero. Hoy la industria está perdiendo plata en Argentina frente al resto del mundo que está teniendo la mayor ganancia extraordinaria de la historia. Algo nos está pasando. Tenemos una capacidad ociosa del 50%. Hoy lo que esa faltando en Argentina es soja y la verdad es que tener más soja en Argentina es tener más dólares para el país sin entrar en conflicto con ningún cultivo o con la inflación nacional.
- ¿Cómo ves la situación macroeconómica y la política económica del gobierno?
-Me parece que la estrategia del gobierno pasa por la contención del índice mensual de inflación que publica el Indec. Hay una focalización casi exclusiva sobre la manera de contener el índice pero sin atacar las fuentes primarias de la inflación en nuestro país. Me da la impresión que la política de control de precios, que no es una política antiinflacionaria sino de referencia de precios, se ha transformado en la única herramienta de política pública que tiene el gobierno. Y no está logrando su objetivo y eso genera una percepción muy preocupante de la población sobre la gestión del gobierno.
- Se vuelve a hablar de la posibilidad de un aumento de las retenciones ¿Qué datos tienen en Ciara?
-El secretario de Comercio Interior nos expresa, cada vez que nos reunimos con él, que tiene vocación de subir las retenciones porque las considera la única manera de desacoplar precios. No lo ve desde el punto de vista del ingreso fiscal. Pero él mismo reconoce que el presidente de la Nación considera que no tiene las condiciones políticas necesarias para promover una suba de retenciones. Así que ésta es la información que tenemos hasta el momento. El ministro Martín Guzmán nos ratificó en varias oportunidades que el presidente decidió que son inamovibles hasta diciembre de 2023. De todas maneras, sabemos que la política argentina es muy volátil.
-En el último congreso de trigo se disparó la polémica por el anuncio del ministro de Agricultura de autorizar la siembra y comercialización del trigo HB4 de Bioceres ¿Cómo ven al tema desde Ciara?
- La verdad que con muchísima preocupación y sorpresa. Fuimos a “A Todo Trigo” con el objetivo de discutir y conversar la mejor forma de seguir creciendo en la producción triguera. En este mercado es fundamental crecer, no solamente para el abastecimiento externo, sino para dar tranquilidad al consumidor nacional, a la industria molinera, panificadora, etcétera. Frente a un escenario de gran demanda, el ministro se encarga de destruir toda la posibilidad de crecimiento porque introduce una autorización que era innecesaria desde todo punto de vista, ya que la empresa estaba con el evento autorizado. Recordemos que la biotecnología es muy importante y si es de una empresa argentina es extremadamente fabulosa que exista y que se siga trabajando de esa manera. Pero el mercado de trigo es 100% no transgénico en todo el mundo. En todo el planeta Tierra no se consume trigo transgénico. Mientras eso suceda hay que tomar recaudos. El ministro decidió ser innovador y ser el primer político del planeta en decir que el trigo transgénico se va a consumir en cualquier parte del mundo sin restricciones. El problema es que no convenció al resto del mundo, así que ahora pone en riesgo más de u$s 4.000 millones de exportación.
-¿La escasez de oferta mundial puede jugar como una amortiguación de estas dudas que hay en los mercados?
- Si uno es un gran jugador y tiene una participación mayoritaria en el comercio mundial, tiene la posibilidad de tomar riesgos porque en general el mercado dice: “Si el número uno toma una medida esa naturaleza es posible que tengamos que adaptarnos todos”. Pero Argentina es el séptimo exportador mundial, está superado por muchos otros países y si bien hay una demanda incremental importante el mismo ministro de Agricultura de Egipto me dijo: “Te compro, pero me dan la garantía de que no sea trigo transgénico”. Egipto es un país que está con una posibilidad de inseguridad alimentaria muy grande y de todos modos dice que no va a autorizar trigo transgénico porque no quiere generar un problema a su propio mercado. Brasil está diciendo lo mismo y también el resto del mundo. Entonces, me parece que no han evaluado seriamente las consecuencias. Se levantó esa restricción sin ningún cambio de condiciones objetivas. Por lo tanto yo especulo que acá hubo una decisión no técnica, no económica ni comercial, que fue la que imperó.