“La literatura en la escuela habilita reflexión, el posicionamiento crítico y el abordaje de la multiplicidad de sentidos que permiten pensar los textos”. La cita, que es una invitación a pensar los modos de construir el camino lector en las aulas, es la que abre el libro La literatura en la escuela: de Primaria a Secundaria, de Beatriz Actis y Ricardo Barberis.
Con propuestas literarias concretas y el objetivo de articular el trayecto de escolarización primaria y secundaria a través de la literatura, el texto está destinado a la formación docente y forma parte de la colección Leer y escribir de la editorial Homo Sapiens, dirigida por Actis. Junto con Sebastián Ripari, la autora coordinará el 11 de noviembre un taller sobre literatura para las infancias.
Escritora, editora y formadora de docentes, Actis tiene en su haber la autoría de diez libros de educación con el foco puesto en la lectura y la escritura en la escuela. En esta última obra, se incluye un dossier de cuentos suyos para el nivel primario —como “A tararear”, “Estrellas de aguará” y “Tesoros bajo la luz de la luna”. Para el nivel secundario, Barbieris hace una lectura de textos canónicos como “El viejo y el mar” (Ernest Hemingway) y “Encender una hoguera”(Jack London), entre otros.
En charla con La Capital, la escritora cuenta que hace tiempo junto a Barberis hicieron un trabajo institucional en relación a la formación docente en el área de literatura, que dio nacimiento a Las aulas de literatura, un libro galardonado que puede pensarse como una primera parte de esta nueva obra, presentada en la Feria del Libro de Rosario. “Este libro no está pensado como un proyecto educativo en general sino escolar en particular. Está destinado a los docentes y plantea la literatura en la escuela en todo el trayecto de primaria y secundaria”, indica y agrega: “En primera instancia fue pensado como trayecto y en la articulación posible entre niveles, porque allí hay un vacío, un agujero negro que nunca se acerca a literatura”.
Con la particularidad de tener como destinatarios tanto a maestros de primaria como a profesores de secundaria, el libro propone textos, autores y cuenta con la colaboración de las docentes Gabriela Orbe, que comparte su experiencia en pandemia con el nivel primario, y Laura Basso, profesora en el nivel superior quien trabaja la literatura juvenil.
—¿Qué ofrece la escuela a la hora de hablar de niños, adolescentes y literatura?
—La escuela sigue siendo el espacio de oferta cultural masiva. Este libro en particular se centra en lo escolar, lo cual no quiere decir que no nos hayamos ocupado de otros espacios. Pensamos de manera amplia el tema de lecturas y escrituras, no solo desde los ámbitos institucionales sino también desde la propia concepción de lo que es leer. Eso es un poco lo que tratamos de hacer en la editorial con la colección Leer y escribir.
—Respecto de la escuela primaria, ¿podemos decir que se avanza sobre nuevos tópicos en las propuestas literarias?
—Abrir el canon quiere decir muchas cosas. Es incluir nuevos autores, nuevos textos y que esos textos estén ampliados. Lo temático es un aspecto. Las instituciones son refractarias en muchos puntos y todo llega más tarde en la escuela: la ciencia, el arte y en este caso la literatura. Por ejemplo, a partir del tema ESI (educación sexual integral) se instalan en la escuela otras circulaciones. El tema es que hay que seguir trabajando cuestiones de formación, porque la ESI no es un tema sino una forma de intervención y una práctica social. Entran temas nuevos, no solo desde el Estado, sino también desde las editoriales. ¿Eso implica que sea buena literatura? No siempre, hay libros que se escriben por encargo de las editoriales para trabajar tal tema. ¿Eso es buena literatura, lo disruptivo de lo literario está solamente dado en lo temático o está dado por el lenguaje? Está dado porque la literatura siempre provoca incomodidad y opacidad. Lo que hace es interrogar y no dar respuestas ciertas, como determinados productos relacionados con lo literario. Es un tema complejo y quienes trabajamos en esto hace mucho tratamos de verlo en esa dimensión más amplia.
—¿Qué debe tener en cuenta una docente de primaria a la hora de conformar un repertorio de lecturas?
—Hay prescripciones ministeriales, sugerencias en unos casos y prescripciones en otras, que está bien que las haya porque tiene que haber un programa común. Está bien que haya orientaciones desde el Estado y una secuenciación que indique que en tal ciclo se puede ver tal cosa y en otro ciclo otras. Ahora, dentro de este encuadre la idea es plantear una variedad de lecturas y autores, no quedarnos en el concepto de lo temático. Es decir, no solo variedad de temáticas, también variedad de estética, de formatos, incluso salir del textocentrismo e incorporar otros consumos culturales, otras prácticas. Que el leer escolar no sea un mero artificio. Lo que yo leo en la escuela tiene que poder dialogar y tensionar con lo que es la lectura social, que a su vez tiene que poder entrar a la escuela. Y cuando hablo de lectura social hablo de leer el mundo. Vos tenés que dar herramientas en la escuela para leer el mundo, para poder leer el discurso de los medios de comunicación, el de la clase política, el publicitario, lo subyacente en los discursos que circulan. Si el leer escolar va a ser anquilosado, artificioso o una mera práctica formal, ¿de qué manera va a dar elementos para que ese sujeto sea crítico respecto de los otros discursos?
—¿Cómo es el vínculo de los estudiantes secundarios con los autores canónicos? ¿Dejaron de entrar en la escuela para el nivel medio?
—En el libro, Ricardo Barberis propone autores canónicos aunque ya no integran al canon literario escolar. Nosotros incluimos lo juvenil, que es algo que circula mucho en las escuelas. A lo mejor falta una dimensión crítica de esa literatura juvenil que circula en los primeros años. Hay un nuevo canon relacionado justamente con nuevas problemáticas que entran a la escuela y aparecen autores argentinos contemporáneos como Mariana Enríquez o Camila Sosa Villada. Son nuevas estéticas que están circulando y que en algunos casos vehiculizan ciertas problemáticas. Para los últimos años se armó un nuevo canon, hay que ver de qué manera dialogan los canónicos históricos con estos nuevos autores. Nosotros incluimos los juveniles y también discursos distintos, no solo lo textocéntrico, sino por ejemplo también el cómic.
—¿Se encasilla a los adolescentes en determinados géneros, por ejemplo la ciencia ficción?
—Lo que estás describiendo es sobre todo una cuestión del mercado editorial. Las sagas, los juegos de rol, que después llega a una novela gráfica, etcétera. El tema es que si la escuela es justamente el lugar de oferta cultural masiva, además de tener en cuenta estos consumos culturales e incorporarlos críticamente, también tendría que proponer la lectura de otros autores. Si estamos viendo literatura argentina y no ven Borges en la escuela, ¿a dónde lo van a leer? El tema es cómo lo leemos y porqué lo leemos, si lo hacemos dialogar con otras producciones posteriores que entroncan o con producciones que rompen con una tradición literaria.
Literatura y niñez
El sábado 11 de noviembre la escritora Beatriz Actis, junto al profesor Sebastián Ripari, coordinarán el curso taller “Literatura para las infancias. Las prácticas lectoras y la ESI como cruce de sentidos”. Una jornada de actualización educativa, organizada por la editorial Homo Sapiens.
El encuentro será de 9 a 12.30, en modalidad presencial y virtual, y se entregarán certificados con puntaje ministerial de acuerdo al decreto provincial 3029/12. Para más información escribir al email [email protected]