El interés por escribir una biografía política de San Martín tiene como telón de fondo la nueva agenda historiográfica sobre las revoluciones de independencia hispanoamericanas. Dicha revitalización me incitó a analizar las concepciones y prácticas políticas ensayadas que lo erigieron en actor protagónico de las guerras de independencia de Sudamérica en un contexto marcado por la incertidumbre y la indeterminación de las comunidades políticas que contribuyó a forjar. Su trayectoria (como la de otros líderes revolucionarios hispanoamericanos) ilustra con precisión que la independencia no suponía ninguna forma de gobierno determinada, sino que fue resultado de debates y proyectos políticos rivales que bascularon entre la conveniencia de erigir monarquías constitucionales o repúblicas. Las preferencias del Libertador se inclinaron por la primera por entender que se trataba de la ingeniería institucional más adecuada para fijar las bases del gobierno representativo en América del Sur, un criterio que radicaba en el triple convencimiento que había acunado en el trayecto que lo condujo de España a Londres y al río de la Plata revolucionario: el concepto "gradualista de la libertad", la convicción de que el "estado social de los pueblos" no daba garantías para erigir repúblicas al estilo del experimento norteamericano en los territorios que habían formado parte de la América española y el rechazo a la "federación" en beneficio de sistemas centralizados como artefacto primordial para frenar la "hydra" de la anarquía y afianzar el orden político.