Medio centenar de delegados y delegadas de varios centros de trabajo telefónicos -popularmente conocidos como call centers- se concentraron este miércoles en San Lorenzo y Mitre para visibilizar la cada vez más precaria situación laboral que atraviesan, que se agudizó en estos meses de pandemia. Se reclamó el teletrabajo obligado con todos los gastos a cuenta del empleado y las suspensiones con pago de sólo el 80 por ciento del sueldo a quienes no tenían buena conexión de internet en sus hogares. Contaron que, al exigir los mismos objetivos en un contexto diferente, se quitaron los premios que se entregaban al alcanzarlos. Ya hay audiencias programadas en el Ministerio de Trabajo.
"Trabajo para un call de 600 trabajadores sin edificio propio que aprovechó la pandemia para restaurar de cero uno nuevo que aún no tiene la obra terminada. O sea que si tuviéramos la posibilidad de trabajar no tendríamos dónde. Antes del aislamiento obligatorio ya la empresa nos había indicado el teletrabajo, asumiendo nosotros los costos de servicios, herramientas y realizando todo como pudiéramos. Hasta que por exigencia gremial nos dieron computadoras y algunas sillas", contó una de las siete delegadas de Konecta, Erica Elmo, quien resaltó que en el reclamo de hoy sólo estuvieron los delegados porque se decidió respetar el aislamiento y el trabajo de los agentes de salud durante esta pandemia.
¿Por qué la cita fue en San Lorenzo y Mitre? Porque en ese cruce de calles se encuentran las sedes de Easycall y Dynatac, dos de los call centers más grandes de Rosario, que además cuenta con Hey Latam y Litoral Móvil. Todas empresas con trabajadores y trabajadoras de entre 20 y 35 años (con empleados eventuales, pero un grueso de empleados con 5 años de antigüedad) que realizan y reciben llamadas para tercerizar actividades como la gestión de datos y contactos, el soporte en vivo, la interacción con redes sociales y mensajerías.
"La mayoría de la planta de empleados son mujeres y madres; muchas de ellas crían solas a sus hijos, para quienes trabajar en la casa no ha sido nada facil", resaltó.
Elmo dijo que una problemática común de los trabajadores de los call center por el teletrabajo fue el pago de facturas más caras de energía y la necesidad de tener que aumentar la velocidad de los servicios de Internet porque los sistemas de la empresa requieren un piso elevado de megas para poder realizar la actividad.
Problemas y sin premios
"Las dificultades fueron muchas para quienes no tienen buen servicio de wi fi de su casa, se los suspendió momentáneamente cobrando el 80 por ciento del sueldo", aseguró. Las suspensiones se fueron levantándose de a poco, ante sucesivos reclamos pero aún se sostienen algunas. "Pedimos que se entreguen chips para poder utilizar Internet, pero aún hay un centenar de trabajadores y trabajadoras suspendidas con el perjuicio de la retención del 20 por ciento de sus salarios", dijo Elmo antes de aclarar que Konecta nunca dejó de trabajar durante la pandemia.
"Se trata de una empresa tercerizada de todo el grupo Telecom: Arnet, Cablevisión, Fibertel y Personal. Todos los servicios de telecomunicaciones e Internet brondamos, rubro que se activo mucho durante estos meses de pandemia y estuvo tan saturado y exigido como sus empleados; la empresa nos obligó a alcanzar los mismo objetivos sin darnos las condiciones mínimas para alcanzarlos, por lo que se dejaron de cobrar premios", dijo la delegada.
En el caso de Konecta, entre la patronal y el grupo de trabajadores, se plantearon audiencias en el Ministerio de Trabajo. "En este momento estamos en cuarto intermedio y mañana tendremos otra audiencia. Queremos un salario extra para afrontar los gastos de estos siete meses si no no vamos a tener que rescindir nuestros servicios de energía eléctrica en casa", adelantó Elmo.