Sinaloa, entre la admiración y el silencio

Miércoles 14 de Noviembre de 2018

Aunque se encuentra en Nueva York para ser enjuiciado, "El Chapo" Guzmán todavía está presente en Sinaloa, el Estado del noroeste de México que lo vio nacer. Su figura es casi permanente en las calles de Culiacán, la calurosa capital de Sinaloa, y donde instaló un reino basado en el amor y el miedo, en partes casi iguales. Ahí se venden todavía figuras con su imagen cargando un rifle y gorras con el número 701, el puesto que ocupó en la lista de multimillonarios de Forbes de 2009, cuando se le calculaba una fortuna de 1.000 millones de dólares. Además, su historia, incluidas sus dos espectaculares fugas de prisión, inspiró series de televisión y películas.

Sinaloa carga la tradición de ser cuna de algunos de los narcotraficantes más famosos de México, incluido Guzmán. Ahí nacieron históricos líderes del crimen organizado como Ernesto Fonseca (1942) y Rafael Caro Quintero (1952), quienes dominaron el narcotráfico en la década de los 80. Esa tradición dio origen a una "narcocultura", el reflejo del narcotráfico en medios como la música o la ropa.

Aunque muchas personas prefieren no hablar en voz alta sobre los cárteles en Sinaloa o dan respuestas evasivas por miedo, hay una relación con el narcotráfico. "La idea original de los narcos —y por eso se ganaban el cariño de la gente— es que hacían la carretera al pueblo, daban dinero para la construcción de la iglesia local, le hacían una casona a la mamá, metían el alumbrado público", sostiene Tomas Guevara, un sociólogo de la Universidad de Sinaloa.

Sinaloa carga con la tradición de ser cuna de algunos de los narcotraficantes más famosos de México