Si tienen un proyecto futbolístico, cámbienlo
La política futbolística de los últimos tiempos fue desacertada y el promedio inquieta.

Miércoles 14 de Noviembre de 2018

Los resultados son conclusiones. Claro que se conjuga en términos relativos cuando se trata de un marcador en particular, porque hay circunstancias puntuales que le dan un rasgo eventual. Ahora cuando es un conjunto de partidos, se trata ya de una campaña deportiva y ahí sí se concluye con un diagnóstico difícil de rebatir. Es por ello que no hay dudas de que la política futbolística de Central en los últimos años fue desacertada. Tanto que hoy la preocupación por el promedio vuelve a surcar el pensamiento de los canallas.

   Este déficit no es menor porque el fútbol es implacable en el castigo cuando la negligencia obtiene la residencia. No obstante la conducción del club ostenta su fortaleza institucional porque fue ratificada por una abrumadora mayoría en las recientes elecciones y eso la ubica políticamente con el crédito suficiente para corregir. Aunque se sabe que la confianza cuando de resultados adversos se trata se convierte en un recurso no renovable. Más cuando se convive con esta situación desde hace dos años y aún el declive no se rectificó.

   Con un peligroso reduccionismo comunicacional hay directivos que repiten la palabra "proyecto" para sintetizar esa idea futbolística que ellos dicen desarrollar desde hace cuatro años en Central. En el primer año y medio lograron el protagonismo pretendido por los jugadores heredados, la acertada y osada elección de Eduardo Coudet como entrenador y la capacidad de inversión que obtuvieron para sumar refuerzos producto de las rápidas ventas que hicieron de varios de los futbolistas forjados en el club.

De mayor a menor

Pero en las últimas dos temporadas la gestión fue llenando el álbum futbolístico con las fotografías indebidas. Onerosas e improductivas contrataciones en paralelo a la sangría de un plantel que supo ser competitivo. Ausencia de recursos de la propia cantera para ser alternativa aunque sea en las funciones más elementales. La continuidad de futbolistas que hace un tiempo considerable no justifican con sus rendimientos la permanencia en Central, más cuando el análisis deriva en la ecuación costo-beneficio de lo que eroga el club por sus servicios.

   Paradójicamente la gestión centralista alcanzó su tiempo de bonanza futbolística en el inicio, pero con el transcurso de la administración el contexto deportivo se deterioró.

   Vale considerar algunos ejemplos globales para graficar la última fase. En los partidos del torneo local, desde abril de 2016 hasta diciembre de ese año, Eduardo Coudet dirigió 21 partidos, de los cuales ganó solamente 2, empató 9 y perdió 10. El Chacho de los últimos 63 puntos en el campeonato doméstico sacó sólo 15 (24 por ciento). Es cierto que en simultáneo Central disputó hasta instancias avanzadas la Copa Libertadores y Copa Argentina, que actuaron como atenuantes, más cuando el promedio otorga esa comodidad para priorizar.

   Luego, y siempre considerando el torneo local, Paolo Montero dejó el club con 13 partidos sin ganar (8 empates y 5 derrotas). Logró 8 puntos de los últimos 39 (21 por ciento).

   Después llegó de apuro Leo Fernández y durante su ciclo el flaco promedio incorporó unos necesarios 30 puntos en 18 partidos.

   En la actualidad, tras tres triunfos en fila, Bauza lleva 8 encuentros sin ganar en el torneo, con 3 empates y 5 derrotas.

De mal en peor

Cuando se recorre la historia reciente, y más allá de las valoraciones de los métodos de trabajo y planteos tácticos de cada entrenador, la situación empeoró a medida que el plantel fue perdiendo jerarquía en su consistencia, mientras la política deportiva se mantuvo indeleble en el tiempo sin ofrecer soluciones.

   Hoy un grupo de dirigentes se reúne semanalmente para darle forma a una comisión de fútbol con el objetivo de monitorear el curso de la crisis y decidir en consecuencia. Si bien admiten en voz baja su preocupación por el plantel, que pide un recambio y para lo cual tendrán muchas dificultades financieras, vuelven a posar el foco sobre el entrenador y supeditar una decisión a la Copa Argentina. Sí, otra vez, como ya sucediera con Coudet y Montero.

   Mientras buscan un resultado diferente haciendo siempre lo mismo, lo que nadie explica desde el gobierno canalla es en qué consiste ese tan mentado proyecto futbolístico del cual hace cuatro años hablan. Porque los entrenadores pasan, los jugadores improductivos quedan, los juveniles no llegan y en cada apertura de cada mercado los errores se suceden.

   En este contexto, y más allá de lo que suceda en Copa Argentina, lo evidente es que el problema de Central está en "el proyecto". Por equivocado o por inexistente. Pero cuya improductividad está a la vista por la contundencia de los malos resultados.


Datos estadísticos: Carlos Durhand