Primero fue Fingido y después Real. Y son el resultado de un cuestionamiento:
dar cuenta sobre una, digamos, postura política frente a la idea de texto y de escena. Se puso en
cuestión el problema (si ésa es la palabra) como una tensión que no encuentra una respuesta
unívoca. El origen de Fingido y Real, hacia mediados de mayo de 2006, viene a cuenta entonces,
particular y singularmente, a raiz de ciertas ideas y visiones contrapuestas con respecto a la
llamada "dramaturgia del actor" como noción de construcción de sentido de la escena.
Es decir, al comienzo del proyecto, en las primeras
reuniones entre los actores y el director/dramaturgo se planteó la necesidad de un abordaje
escénico a partir de improvisaciones que, en principio, no tuvieran y no contaran con ningún
anclaje situacional definido ni temático, ni estuvieran inscriptos en una lógica de sentido
narrativo, digamos, convencional. En reuniones previas, debatiendo sobre los límites, las falencias
y los puntos a favor de las estructuras que tienen su concepción en la dramaturgia del actor,
comenzaron a plantearse ciertos aspectos, ciertos procedimientos comunes que nos llevaron a la
escritura de una especie de manifiesto o tabulación sobre el cual trabajaríamos y al que llamamos
"Dogma Fingido".
Lo que se producirá no será una obra, sino un
acontecimiento.
Lo que se producirá no deberá forzarse a un género teatral
determinado.
Lo que se producirá no tendrá características ni rutinas
performáticas.
No se buscará, se encontrará.
El "aquí y ahora" será el "aquí y ahora real" tanto en el
proceso de creación, como en los ensayos y en las funciones.
Se aplicarán y se pondrán en duda todos los métodos y
metodologías de la actuación.
La improvisación será de suma importancia tanto en el
proceso de creación, como en los ensayos y en las funciones.
Las primeras improvisaciones serán de, al menos, dos horas
sin interrupciones ni cortes, y serán continua y constantemente intervenidas por el director y/o
dramaturgo.
El entrenamiento actoral correrá por cuenta exclusiva de
los actores. Durante el proceso de creación, las improvisaciones y los ensayos se trabajará
exclusivamente sobre y para el acontecimiento.
No hay texto previo. Todo lo textual aparecerá en las
improvisaciones aunque se pueden utilizar textos propios o ajenos sólo a modo de disparador. No se
podrán grabar ni filmar las improvisaciones; sólo tomar notas. La reescritura de (ciertas) escenas
estará a cargo del director y/o dramaturgo, no de los actores. No habrá texto estable, tanto en el
proceso de creación, como en los ensayos y en las funciones; se trabajará con algunas escenas
escritas y con postas, lugares, acciones o parlamentos a los cuales se deberá llegar.
Al menos una secuencia del acontecimiento deberá contener
dos escenas en la que la segunda desacreditará a la primera, tanto en lo formal, en lo conceptual,
en lo estético y/o temático.
No habrá vestuario ni trajes teatrales a menos que sea
exclusivamente necesario a la historia.
No habrá maquillaje teatral a menos que sea exclusivamente
necesario a la historia.
No habrá iluminación teatral o dramaturgia de las luces.
Los apagones serán parte de la historia y no de la escena. La escenografía estará reducida a lo
mínimo aunque nada podrá ser simulado. La única pared "invisible" (si hubiera paredes) será la
cuarta pared (si existiera).
Fingido y Real deben ser comprendidos (si esa es la palabra) como
fenómenos, acontecimientos, donde el movimiento y la modificación permamente producen un texto
abierto, siempre en proceso. Lo que se pone en evidencia, entonces, es la idea de proceso, donde el
decir y el hacer de los actores —en la relación que surge en las improvisaciones, en los
ensayos y en las futuras funciones entre la palabra y la escena— modifican o permiten
modificar un texto que, de otra manera (es decir, en la escritura) "aparentaría" ser "estable".