Joyería contemporánea es el nombre de la muestra que inicia el calendario de
actividades del Museo de Arte Decorativo "Firma y Odilio Estévez". En ella se puede ver una
selección de artistas que se dedican a la materialización de accesorios como brazaletes y aros,
anillos y broches, carteras y colgantes, realizados en diversos materiales entre los que el metal y
las piedras tienen gran protagonismo. En las piezas que integran esta muestra se puede rastrear el
valor simbólico que antiguas culturas le otorgaban a la ornamentación corporal, inicialmente por
medio de tatuajes y pinturas y más tarde, con la utilización del metal, en objetos con propiedades
mágicas y rituales.
La exposición, caracterizada por diversas variantes
contemporáneas del diseño de autor, se encuentra emplazada en el hall del museo y está enmarcada
por las piezas históricas de su colección permanente, que se encuentran en las paredes y en las
otras salas que circundan dicho espacio central.
Allí, Juan José Aguilar, María Kohen, Julio Pérez Sanz,
Miguel Ángel Tomé y Norma Vaschetti desafían nociones que todavía insisten en separar los conceptos
de arte y artesanía a partir de la realización de obras artísticas pensadas para el uso cotidiano.
Agrupadas por autor, estas piezas enmarcadas en pequeñas vitrinas de vidrio y apoyadas sobre
pedestales, se destacan por una factura en la que se puede percibir la presencia de elementos
singulares en relación a cada creador.
En sus trabajos María Kohen materializa una mirada hacia el
mundo natural, visión que abarca, tanto sus broches/macetas con plantas florecidas de piedras
multicolores, como sus collares de tientos de cuero crudo que alternan sutiles hojas y pequeños
ovillos de musgo en filigrana de plata. Los dijes circulares resumen sintéticamente materiales como
la plata y el cuero crudo, combinados con piedras facetadas y perlas de agua dulce.
La vertiente ligada a una imagen figurativa y más realista
es la que representa Juan José Aguilar con dos objetos de una factura miniaturista que exponen un
obsesivo abordaje del hacer. En ellos, alude a representaciones fantásticas —un ángel con
extremidades de sirena tocando una trompeta/serpiente— y simbólicas, como el instante de la
concepción —una flor esmaltada con una perla en el centro que es permeada por un
espermatozoide con cabeza de brillante—.
Piezas realizadas partiendo de un enfoque abstracto
predominan en la producción de Miguel Ángel Tomé. Formas geométricas realizadas en diferentes
técnicas, que van del plano a la tridimensión, recorren aros, brazaletes, colgantes, broches y
anillos. En algunos de ellos, combina planos dorados y plateados por medio de la técnica Kum-Boo,
la que le permite trabajar el metal contrastando el brillo del oro y la opacidad de la plata
envejecida.
Norma Vaschetti hace referencia a tramas y suturas
manuales, recurriendo a elementos provenientes de su quehacer multidisciplinar, dentro del que se
destaca el arte textil como referencia directa. Dentro de su repertorio iconográfico se pueden ver
pequeños atados de hilos de plata y alusiones a husos ancestrales, que utiliza como cuentas que
conforman aros y collares. Del conjunto de piezas exhibidas, sobresale un par de brazaletes bañados
en oro amarillo que simulan puños de camisa, rematados por gemelos con incrustaciones de ébano.
La obra de Julio Pérez Sanz merece un párrafo aparte. Este
accesorista y escultor que desarrolló su carrera en Rosario y que hace unos años se instaló con
gran éxito en la ciudad de Buenos Aires, se caracteriza por la potencia visual desplegada en piezas
que reúnen diversos materiales. El ébano y la plata, el cuero crudo y curtido, el bronce y la
alpaca, las piedras naturales y las resinas artificiales, confluyen en objetos magistrales como
broches, carteras y collares/pectorales.
En estos últimos se pueden rastrear, como citas históricas
del propio métier, elementos provenientes de diversos estilos como el exultante decorativismo del
modernismo finisecular en Danza de lluvia, como así también referencias a períodos anteriores,
particularmente hacia los inicios de la Edad Moderna, donde las gorgueras rodeaban los cuellos y
escotes de las mujeres isabelinas. Pérez Sanz realiza este accesorio indumentario a partir del
plegado de cuero, recurriendo a una técnica que también podemos relacionar con el ancestral origami
japonés.
El Museo Estévez brinda un espacio inmejorable para esta
exhibición, si se tiene en cuenta el recorte que como institución propone, lugar en el que las
artes decorativas recorren un vasto arco de tiempo conformando el universo de intereses de los
integrantes de la burguesía rosarina de diversos momentos. En Joyería contemporánea es posible
rescatar como un valor agregado la impronta de creadores en los que resulta notoria la pasión del
hacer. Una sensación que se equipara, en parte, con el irresistible deseo de usar y de exhibir en
el cuerpo cada una de estas piezas.
Hasta el 20 de abril
en Santa Fe 748.