Lograr que 170 millones de personas vean una programación de televisión aparece
como un logro muy atractivo. Más áun, si encima la programación se basa en la agenda cultural de
Iberoamérica. La cuestión parece más un deseo a cumplir que una realidad. Sin embargo, es posible.
Y es justamente esa la tarea que lleva adelante Alberto García Ferrer desde la secretaría general
de la Asociación de Televisión Educativa Iberoamericana (Atei), una entidad surgida bajo el
paraguas de las cumbres presidenciales y que ya reúne a 180 socios provenientes de toda América,
España y Portugal.
García Ferrer es argentino, pero hace 30 años que vive en Madrid. Estuvo en
Rosario como invitado en el Festival Latinoamericano de Video pero además mantuvo un estrecho
contacto con funcionarios del área de Industrias Culturales del gobierno provincial. El tema: la
posibilidad de que el estado provincial cuente con un canal propio.
En diálogo con Señales, García Ferrer contó su experiencia en Atei y detalló
cómo funciona Noticias Culturales Iberoamericanas (NCI), un noticiero diario que se ofrece por
televisión abierta, cable, satélite e internet, coproducido por las entidades socias de Atei.
Además, brindó su opinión sobre cómo podría organizarse un canal público santafesino.
—¿Qué es Atei y cuáles son sus objetivos?
— Atei se creó en 1992 con el objetivo de gestionar un programa
(Televisión Educativa y Cultural Iberoamericana - TEib), creado en las cumbres iberoamericanas de
jefes de Estado. Hace algo más de un año, cuando yo asumí en la secretaría general de la
asociación, el mandato que recibí fue el de consolidar un comité intergubernamental que integran
once países. Ese comité toma las decisiones sobre las líneas del programa y es la asociación las
gestiona, con 180 instituciones. Y además de consolidar ese comité yo recibí el mandato de
desarrollar una línea editorial nueva para la emisión de la programación, buscar la convergencia de
contenidos educativos y culturales, contribuir a la producción de nuevos contenidos, al desarrollo
de la coproducción y, al mismo tiempo, abrir ventanas para que la ciudadanía acceda a estos
programas. Nuestro trabajo nos ha llevado a que ya se han abierto más de 200 ventanas en toda
Iberoamérica para la emisión de los contenidos y a que se creara una marca: NCI (Noticias
Culturales Iberoamericanas).
—Primero la asociación, después el programa y ahora un canal. ¿Cómo funciona
NCI?
—NCI es un noticiero cultural que transmite todos los días a través de
distintas ventanas: canales de la entidades asociadas (universidades, ministerios de cultura,
televisoras públicas abiertas por cable y satélite) y por internet (www.atei.es). En este formato
se trabaja sobre contenidos propios y en coproducción. En Argentina puede verse a través de la
Televisión Española, próximamente en Canal Encuentro y por internet.
—¿Argentina no está un tanto atrasada en esto de abrir ventanas?
—Es cierto, pero al mismo tiempo hay que reconocer que el Ministerio de
Educación de la Argentina ha hecho un esfuerzo tremendo con Canal Encuentro, es un paso muy
importante al interior mismo de la cultura argentina. Me da la impresión que está contribuyendo a
cambiar la cultura del espectador, no digo que la haya cambiado, sino que señala que es posible
otra televisión, otros contenidos, y esto es de un impacto muy importante. Tras diez años de
privatización de la economía y de la televisión, se percibe que se está pensando a la TV desde otro
punto de vista. Creo que siempre ha imperado el modelo mercantil de la televisión, el que impuso la
publicidad. Y hay otras formas de abordarla, como un instrumento de creación, de generación de
contenidos, de formación en el campo cultural, científico y educativo, para vehiculizar la
producción de las industrias culturales, fundamentalmente de la audiovisual.
—¿Es posible plantear la creación de nuevas televisiones públicas en contextos
pobres?
—En Guatemala se ha puesto en marcha el primer canal étnico del mundo
iberoamericano (TV Maya, subtitulado en español). Allí estamos colaborando en la formación de
recursos humanos, ligada a la producción. Cada taller que hacemos tiene que producir contenidos que
van a ir a la parrilla. Para mí es absolutamente posible y necesario que el Estado posea ventanas.
El tema está en plantear eso en el marco de la convergencia tecnológica. Nosotros estamos
desarrollando a fondo la televisión por internet, la combinamos con la TV abierta, según las
audiencias a las que vamos dirigidos, según los nichos de audiencia.
—¿Y en el caso de la provincia de Santa Fe?
—Creo que en el caso de Santa Fe, sobre lo cual hablamos con el gobernador
(Hermes Binner), hay que pensar en una televisión que combine los medios electrónicos. Creo que se
requiere una inversión, pero no pienso en un canal tradicional, nosotros mismos somos un canal de
televisión nada tradicional. Yo incluso imagino una televisión morfológicamente diversa, pensando
en las áreas geográficas. Pienso en Andalucía que va a establecer todo su territorio como una zona
wi fi abierta, lo que va a implicar que todo el mundo acceda a esa televisión por internet de
manera gratuita. Entonces creo que la cuestión pasa por crear pantallas y combinarlas con las que
ya existen, de acuerdo a las regiones. Hay que realizar un estudio para ver a quiénes se quiere
llegar y eso significa plantearse una televisión con un gran rigor presupuestario y con objetivos
muy claros, donde no se va a gastar ni un peso demás y se va a llegar a los nichos que se quiera
llegar, con el tipo de materiales con que deba llegarse a cada uno, con los instrumentos
tecnológicos que lo permitan. Y en esto no hay que olvidar la producción de contenidos, porque
aunque se tenga toda la tecnología a disposición si no hay contenidos, no se avanza. Las claves por
las que nosotros bregamos son la formación de recursos, la producción de contenidos y la
cooperación. Y eso es posible. Más aún en este momento donde la televisión entró de lleno en la
agenda pública de la mano del cambio de lo analógico a lo digital.
Instantánea
Alberto García Ferrer es argentino. Vive en Mardrid desde hace 30 años, cuando
debió refugiarse del avance de la dictadura argentina. Ha dirigido la Escuela Internacional de Cine
y Televisión de San Antonio de los Baños (Cuba). Publicó en Argentina Ojos que no ven (Siglo XXI) y
también un libro de cuentos. Es docente de posgrado en Andalucía y Barcelona, y ha escrito guiones
de cine.