"Comprobé que si uno cambia de oficio cambia de país", asegura Rogelio García Lupo. La afirmación surge cuando recuerda que no se exilió durante la última dictadura militar. Entonces el periodista se tomó "un descanso" y trabajó en una constructora.

"Comprobé que si uno cambia de oficio cambia de país", asegura Rogelio García Lupo. La afirmación surge cuando recuerda que no se exilió durante la última dictadura militar. Entonces el periodista se tomó "un descanso" y trabajó en una constructora.
Comenta que en algún proceso licitatorio un mayor del Ejército, estando él presente, preguntó por el periodista García Lupo, y nadie respondió. "Me corrió frío por la espalda pero comprobé que nadie tiene idea de nada", advierte.
En ese marco dice que su firma desapareció de los medios gráficos y que apeló a uno de sus oficios alternativos. "Tengo dos oficios accesorios para las épocas de crisis, uno en la construcción y otro en la edición de libros", bromea, pero no tanto.
Por aquellos años con su mujer evaluaron irse o quedarse y decidieron lo último. "Tenía cuatro hijos chicos, mi padre estaba en la última etapa de su vida. No era fácil y decidí que nos quedáramos". En realidad, está convencido de que muchos, represores incluidos, pensaron que no estaba en el país.
"Creo que fue así porque volví a firmar artículos el día que Galtieri tomó las Malvinas, pero se publicaban en Caracas y Madrid, y muchos pensaban que estaba en el exilio porque nunca aparecía en los medios locales", detalla.
De esa época recuerda la muerte de su amigo Rodolfo Walsh como "un golpe muy duro". Pero remarca que la desaparición física del escritor fue "parte de los riesgos y compromisos que Rodolfo asumió con plena conciencia. Igual lo sentí mucho, mucho".
Aún conserva una gran amistad con Horacio Verbitsky, quien fue el primero en acudir a donar sangre hace un par de años cuando García Lupo tuvo un problema de salud.
"Digamos que nunca la actualidad política me alejó de los amigos, nunca tuve discusiones fuertes con ellos, más allá de que no hayamos pensado lo mismo. No permitimos que afectara nuestra amistad", dice el periodista y escritor.
Para García Lupo la amistad es eso. Tan es así, que asegura que con Gabriel García Márquez habla de la familia y de política, no de literatura. "Hablamos como amigos y como periodistas, es así, nada más", asegura con una sonrisa. Quizá la misma que se dibujó en su rostro cundo Gabo le entregó el premio homenaje de la Fundación Nuevo Periodismo, en 2006.




