Ni los estereotipos ni la especificidad de lo femenino es lo que busca Cultura
Subyugada. Interrupciones y resistencias sobre lo femenino, la muestra que se exhibe hasta el 8 de
abril en el Macro. Todo lo contrario. Esta exposición, que reúne instalaciones, fotografías y
registros audiovisuales de performances de 29 artistas internacionales, con curaduría de Graciela
Ovejero, confronta las nociones de género e identidad proponiéndolas como dilemas, para intentar
"explorar la incinerante política fronteriza multirracial desde una perspectiva femenina", como
señala uno de sus paneles.
No se trata de colocar palabras a la interminable lista de
definiciones sobre qué es lo femenino, sino de indagar acerca de cómo se construye, cómo se
moviliza, o qué efectos produce; y a qué se ven sometidas hoy las mujeres. Si el yugo de la cultura
femenina se sostuvo en base a una construcción discursiva sobre la sexualidad, el motor de estos
artistas será quebrar estos soportes verbales y cuestionar la articulación de las diferencias
sexuales, raciales, culturales.
De este modo, en su mayor parte, las obras apelan al
público, a su intervención. Su orientación es política: ni la feminidad ni la masculinidad pueden
postularse por fuera de una determinación cultural, en la que juegan varias fuerzas de poder.
En este panorama, los artistas ponen a dialogar a mujeres
diversas en relación con la sociedad en que habitan. Las obras abren la puerta a estos relatos,
como universalizaciones de la tensión entre represión y resistencia. Una inmigrante latinoamericana
en Estados Unidos, que en una performance traza con botellas repletas de sal el lema aprendido en
los cursos estatales "we have a clean house", o una iraní que denuncia las encarcelaciones mediante
intervenciones en la calle y en su cuerpo. Se trata de historias reales que afirman que la
posibilidad de ser dueño de la propia vida en este mundo es todavía un asunto pendiente.
Estas resistencias sobre (y de) lo femenino manifiestan la
necesidad de crear nuevos modos de vida, justos y saludables, de manera tal que se genere
conciencia acerca de la autonomía (corporal, sexual, identitaria).
Del 1º al 6º piso del museo, la muestra se divide siguiendo
ejes temáticos explicitados y desarrollados en cada uno de ellos. Se abarca todo el espectro de
relaciones en las que lo femenino interactúa como el problema del activismo, la vinculación de las
mujeres con el cuerpo y sus inscripciones, la cuestión de los estereotipos y las determinaciones
sociales, la memoria y la transmisión, el problema del trabajo doméstico y la explotación
racial.
Finalmente, en el piso 7º se exhibe una serie excelente de
videos de los mismos artistas. En su mayor parte se trata de visiones muy sugerentes y provocadoras
acerca del género como performance cultural ("Trans"), la represión sobre las identidades ("Cuando
cayeron las palabras"), y la violencia ("Reclusión"). Su perspectiva sobre el campo de lo femenino
desplaza a las palabras simplificadoras e intenta ser un abanico de las complejidades que lo
constituyen.