Casilda.— El transporte interurbano de pasajeros que une distintas
localidades del sur santafesino desnuda serias deficiencias y revela la falta de controles para
revertir una situación que parece haber llegado al límite. Al menos así se desprende del sondeo que
realizó La Capital al consultar a usuarios de distintos sectores sociales que aseguran estar
disconformes con el servicio de colectivos. Demoras en la frecuencia horaria, falta de higiene y
mantenimiento, sobrecarga de pasajeros, roturas mecánicas y problemas de climatización en los
coches son algunas de las falencias denunciadas por los usuarios.
Las líneas de transporte que operan sobre la ruta nacional 33 y la provincial 92
se convirtieron en blanco de críticas que lejos de ceder se potencian y reproducen con el paso del
tiempo. Es que los reclamos no encuentran respuesta o, lo más grave, parecen "caer en saco roto
dejando la sensación de que no hay voluntad del Estado en cambiar este panorama", coincidieron
varios pasajeros.
Monticas, Santafesina, Los Ranqueles, La Verde y Arito son las empresas que
prestan servicio en la zona y ninguna resulta eximida de cuestionamientos, según los testimonios
aportados.
Uno de los principales indicadores son los jóvenes que viajan habitualmente
desde Rosario u otras localidades hacia Casilda para estudiar Ciencias Económicas, profesorados o
cursar en la Facultad de Veterinarias o en la Escuela Agrotécnica, ambas de dependientes de la
Universidad Nacional de Rosario.
Tener que viajar parados y tomar el colectivo fuera de horario es una queja casi
unánime. El problema se registra fundamentalmente a inicio y fin de la semana escolar cuando viaja
la mayor cantidad de estudiantes, lo cual podría revertirse con la inclusión de refuerzos que
“pocas veces o casi nunca ocurre”.
El presidente del Centro de Estudiantes de Veterinarias, Germán Fornaciari,
aseguró que “la mayoría de los chicos se quejan por el incumplimiento horario de todas las
empresas de transporte y muchas veces, además de tener que viajar parados, tienen que esperar más
de media hora para que llegue el colectivo, sobre todo de las 18 a las 22”. En esa misma
línea aclaró que “los coches que salen desde Rosario suelen ser puntuales hasta el mediodía,
pero a partir de la tarde empiezan a estirar los horarios”.
Los vehículos. Sobre las condiciones de los coches, Fornaciari dijo que “algunos están en
buen estado, pero otros presentan asientos rotos, el aire acondicionado que no funciona o falta de
higiene, lo cual molesta porque no se trata de ser un exquisito sino de exigir por el servicio que
pagamos cuya tarifa aumentan cuando quieren”. Respecto a los controles sostuvo que “se
ven luego que ocurre algún accidente que tiene repercusión mediática, pero si no pasa nada
trascendente, no existen”.
Paula Silveira, Laura Guil y Mara Bustamante, tres estudiantes rosarinas que cursan el primer
año de veterinarias, coincidieron en que “muchas veces tenemos que viajar paradas y esperar
un colectivo en la garita de la facultad para volver a Rosario. Se hace bastante problemático
porque casi siempre llega con demora”. “Viajar todos los días implica una pérdida de
tiempo que seguramente recuperaremos cuando nos instalemos en Casilda”. Pero, mientras tanto,
pidieron que “coloquen refuerzos en algunas líneas y haya más controles porque desde que
estamos viajando nunca vimos a un inspector”.
No menos contundente fue Darío —otro estudiante de veterinarias que vive en Pérez—
al calificar al servicio de colectivo como de “bastante malo”. Y fundamentó su opinión
al explicar que “no pasa a horario; los lunes y viernes siempre viajo parado desde Pérez a
Casilda y cuando regreso a mi ciudad muchas veces tengo que bajarme antes de llegar a destino
porque, a raíz del tráfico de camiones, el colectivo pega la vuelta en jurisdicción de Zavalla
hacia la A-012 para tomar por la Autopista a Rosario”.
Miguel, un estudiante de cuarto año de veterinarias contó que le lleva más tiempo viajar en
colectivo desde Casilda hasta Rosario que desde allí hasta su ciudad correntina de Gualeguachú,
cuyo distancia es ampliamente superior. “Siempre viajo parado hasta Rosario y muchas veces
los choferes nos dejan subir con el equipaje porque están apurados sin medir las
consecuencias”.
Las quejas son similares a las planteadas por un grupo de jóvenes de localidades establecidas a
la vera de la ruta provincial Nº 92, como Arequito o San José de la Esquina, que estudian ciencias
económicas en Casilda o carreras de profesorado.
Muy caro. Vecinos casildenses también manifestaron su malestar, como Nidia y Sergio Dal Lago que
opinaron que “el servicio es pésimo y muy caro por lo que ofrece”. Además de
puntualizar el tema de las demoras, Dal Lago opinó que “la mayoría de las unidades son viejas
y recicladas y evidentemente hacen falta controles”. Por su parte Sandra, una docente
casildense que viaja a Chabás para dar clases aseguró que “el Monticas de las 13.15 siempre
pasa tarde por Casilda y muchas veces se rompe en el camino. Eso indica que no hacen o fallan las
verificaciones técnicas. Lo mismo sucede con la empresa La Verde de las 16.10 que nunca pasa a
horario por Chabás y cuando llega muy tarde ni siquiera nos levanta”.
En la estación de ómnibus de Firmat también suele haber problemas al punto que algunos usuarios
se quejaron “por la falta de frecuencias, la sobrepoblación de pasajeros, la falta de
calefacción en invierno y de aire acondicionado en verano además de la suciedad”. El panorama
se repite en la terminal de colectivos de Venado Tuerto,donde las quejas parecen ser un calco de lo
que ocurre en el resto de la región.
Quejas en Cañada. Las deficiencias del servicio de colectivos de las empresas Monticas y Transur
que operan en la ruta 9 entre Cañada de Gómez y Rosario generó un duro reclamo de los usuarios del
que se hizo eco el Concejo de esta ciudad.
Los ediles aprobaron una resolución por unanimidad, y solicitaron al gobierno provincial que
controle las unidades y que exija mayores frecuencias, de acuerdo al viejo reclamo de docentes y
estudiantes, quienes aseguran que sufren “un mal servicio monopólico”.
Los inconvenientes de la escasez de unidades se incrementaron con el inicio del ciclo lectivo
del profesorado y de la extensión áulica de la UNR que funciona en esta ciudad. Una docente se
quejó porque en algunos horarios hay el doble de pasajeros y que llegó a destino tres horas después
del correspondiente.
El disparador fue una declaración de una profesora de Psicología que trabaja en Cañada de Gómez,
quien relató lo sucedido la noche del lunes, cuando la cantidad de viajeros sobrepasó la capacidad
de la única unidad asignada por la empresa Monticas para viajar desde esa localidad a Rosario.
“El ómnibus viajó hasta Correa para dejar pasajeros, regresó a Cañada para subir más gente
y completar el servicio destino a Rosario. Conclusión: llegué a mi casa dos horas después del
horario previsto”, se quejó la docente.