Aumentar los intervalos entre nacimientos en 36 meses como mínimo podría prevenir la muerte de
1,8 millón de niños menores de cinco años en todo el mundo, en tanto mejoraría la calidad de vida
de las mujeres y los recién nacidos, según el Fondo de Población de Naciones Unidas. Especialistas
en salud reproductiva explicaron que espaciar los embarazos permite que las mujeres recuperen las
reservas de calcio, hierro y ácido fólico, entre otros nutrientes necesarios para ellas y para sus
hijos.
En vísperas del Día Mundial de la Población, que es mañana, el Fondo de Población de Naciones
Unidas (UNFPA, en inglés) señaló que planificar las familias y ampliar los intervalos entre
nacimientos, permite reducir la mortalidad materna. El organismo de la ONU expresó hoy, a través de
un comunicado, que decidir cuántos hijos tener y en qué momento disminuye la sobrecarga económica y
de trabajo doméstico que pesa en especial sobre las mujeres pobres, a la vez que mejora las
inversiones de las familias en educación y salud.
“El poder tomar decisiones eficaces acerca de cuántos hijos tener y cuándo buscarlos
constituye una práctica que no sólo mejora el bienestar de las familias y de sus integrantes, sino
que también consolida el cumplimiento de los derechos de las mujeres”, destacó la oficial de
enlace de UNFPA Argentina, Eleonor Faur. La socióloga agregó que las mujeres que tienen más hijos
son también las que viven en condiciones más adversas, inician su reproducción a edades más
tempranas, no siempre como el resultado de una elección, y quedan expuestas a un “círculo
vicioso de pobreza” que se perpetúa.
En la misma línea, la coordinadora del Programa Nacional de Salud Sexual y Procreación
Responsable (PSSyR) del Ministerio de Salud, Ana María Suppa, advirtió que en Argentina, “el
40% de las jóvenes que queda embarazada quiso ser madre, pero hay un 60% que no lo
planificó”. La funcionaria señaló que lo aconsejable es espaciar los embarazos por lo menos
dos años, pero dijo que la decisión de concebir no siempre es planificada y autónoma, y que muchas
veces está atravesada por situaciones de violencia sexual y de falta de información. “Una de
las metas del PSSyR es el acceso universal a métodos anticonceptivos, para que los jóvenes puedan
realmente planificar cuántos hijos tener y en qué momento”, indicó Suppa y agregó que la
educación sexual es una estrategia clave. “Los jóvenes tienen que tener acceso a información
precisa, saber que el preservativo es el método más efectivo y atravesar ciertas barreras
culturales que muchas veces, interfieren en el ejercicio de una sexualidad saludable”,
destacó.
Desde el Centro de Estudios Latinoamericanos de Salud de la Mujer (CELSAM), Alicia Figueroa,
explicó a Télam que el espaciamiento del embarazo es necesario para la recuperación de las reservas
de nutrientes de hierro, calcio y ácido fólico, que las mujeres agotan durante el embarazo y la
lactancia materna. “Sobre todo de ácido fólico -señaló Figueroa, que es médica ginecóloga y
obstetra-, que es muy importante para los primeros meses de vida del bebé y previene malformaciones
severas como la anencefalia, asociada a la mortalidad infantil”.
La coordinadora del CELSAM, comentó que cuando una mujer queda embarazada al poco tiempo de
tener un bebé, tiene que interrumpir la lactancia “y desprotege al recién nacido de los
beneficios de la leche materna como la prevención de diarreas y las infecciones respiratorias, dos
causas frecuentes de mortalidad y desnutrición”. Según Figueroa, los períodos intergenésicos
cortos entre las mujeres de clase media están asociados a la idea de que “es mejor tener
todos los hijos juntos para compartir la crianza”, en tanto entre las mujeres de clase baja
tiene fuerte inferencia un menor acceso a la educación y a métodos preventivos efectivos. La médica
señaló que los períodos de prevención son cortos porque no se usan métodos o porque se confía en
métodos folclóricos o en creencias erróneas como que lactancia materna, previene el embarazo.