Las personas expuestas habitualmente al humo del cigarrillo ajeno tienen un
riesgo cardiovascular casi tan elevado como el de los fumadores. El incremento en el riesgo
cardíaco respecto de quienes no fuman ni están cerca de los fumadores se eleva el 30 por
ciento.
El investigador Joaquín Barnoya, de la Unidad de Cirugía Cardiovascular de
Guatemala y profesor de la Universidad de Washington en St. Louis, Estados Unidos, presentó
recientemente un estudio multicéntrico que muestra cómo con sólo 30 minutos de exposición al humo
ajeno del cigarrillo, el organismo recibe el impacto y es posible advertir cambios en las arterias
de los no fumadores.
Esta es una de las conclusiones a las que se llegó en el Congreso Mundial de
Cardiología que tuvo lugar el mes pasado en Buenos Aires.
En el encuentro más de 15 mil profesionales de la salud hicieron hincapié en la
prevención de los factores de riesgo de enfermedad cardiovascular, principal causa de muerte en el
mundo y sentenciaron: "En la Argentina mueren al año 40 mil personas a causa del cigarrillo en
forma directa o indirecta".
Cuando en el país comenzó a extenderse la prohibición de fumar en ambientes
cerrados se desató una especie de batalla campal entre fumadores y no fumadores. No fueron pocos
los adictos al cigarrillo que a toda costa quisieron imponer sus condiciones echando mano a
diversos argumentos. Al respecto, el médico guatemalteco Barnoya expresó: "No tenemos dudas de los
daños al no fumador. El humo ajeno produce daño directo en el endotelio que es la pared interna de
las arterias, responsable de la dilatación y contracción".
"Hemos encontrado benceno o acroleína en el humo del tabaco, que causan daño
oxidativo sobre el endotelio de las arterias y también sobre la mitocondria, que es el órgano que
permite la respiración de las células", advirtió Barnoya y agregó: "Cuánto más tiempo se expongan
las arterias de los no fumadores al humo del tabaco más se comportarán sus propias arterias como la
de los fumadores".
La disminución de la enfermedad cardíaca en poblaciones que viven en ambientes
libres de humo ha sido comprobada. En Italia, California (Estados Unidos) y otros lugares que
implementaron esta práctica la mortalidad y la incidencia de infartos disminuyó considerablemente,
según indicaron desde la Fundación Interamericana del Corazón. Dichas investigaciones muestran que
a los 6 meses de la prohibición de fumar en ambientes cerrados hubo una disminución de entre el 11
y 13 por ciento de los ingresos a hospitales por infarto agudo de miocardio.
En Rosario, donde está vigente la "ley antipucho" que prohíbe fumar en ambientes
cerrados, públicos y privados, todavía hay bares y boliches, así como empresas, donde se fuma sin
restricciones, según un relevamiento de la Municipalidad que ya labró 170 actas de infracción a la
ley, el 50 por ciento en horario nocturno.
Libres de humo. La especialista Verónica Schoj, consultora regional en control
de tabaco de la Fundación Interamericana del Corazón, dijo que las estrategias para alejar a los
jóvenes del cigarrillo no son fáciles de aplicar y al respecto señaló que prohibir la venta de
cigarrillos a los menores no es efectivo. Según una encuesta más del 90 por ciento de los
argentinos de entre 13 y 15 años accede al cigarrillo aun cuando la comercialización está
prohibida. "Lo único que resulta son los ambientes 100 por ciento libres de humo", dijo.
Como contrapartida, las compañías tabacaleras apuntan a un consumidor cada vez
más joven ya que deben "reponer" los clientes que mueren, justamente, a causa del cigarrillo.